El sendero litoral que comunica Hendaia con Socoa y San Juan de Luz, uno de los grandes atractivos para todos los veraneantes por sus espectaculares vistas de la Corniche Basque, ha quedado cerrado desde este martes 1 de junio debido a los continuos desprendimientos en los acantilados, que ponen en peligro a los caminantes. Por ahora las administraciones locales han decidido clausurarlo hasta el 31 de agosto y la preciosa carretera Route de la Corniche, 7 kilómetros que discurren paralelos a los acantilados entre esas localidades labortanas, ve cada vez más cercano el momento en el que se prohíba el acceso a los vehículos a motor, una decisión que ya lleva planteándose hace años y que incluso ha formado parte de los programas políticos de cara a las elecciones municipales y regionales.

Quien haya transitado por ese sendero, sobre todo por la zona más cercana a Hendaia, la que discurre en torno al Chateu d’Abbadie y a las Gemelas (las dos rocas que emergen sobre el mar en la parte más oriental de la playa y que se han convertido en el símbolo de la localidad), habrá comprobado cómo en los últimos años diversos miradores y accesos a calas se han cerrado definitivamente por peligro de desprendimientos e incluso el sendero ha sido desviado en algunos puntos por haberse caído al mar literalmente fruto de la erosión, que afecta de manera especial a esta zona.

La gota que colmó el vaso llegó el 29 de octubre de 2020, día en que una multitud de personas se agolpó en un mirador natural junto a la carretera, a medio camino entre Hendaia y Socoa, para ver a los surfistas pelearse con Belharra, una ola elevada a mito por los especialistas ya que pueden pasar años sin que se den las condiciones para que aparezca, y que cuando lo hace atrae a muchos de los mejores surfistas del mundo. Ese día estaba Belharra en pleno apogeo y cuando la multitud ya se había dispersado, una buena parte del acantilado, una lengua de tierra de unos 30 metros, se derrumbó sobre el mar, lo que podía haber provocado una tragedia de haberse desprendido unas horas antes. Desde entonces esa zona está clausurada y no se permite tampoco que aparquen los coches por seguridad.

Estos acontecimientos, unidos a las previsiones de los geólogos, que alertan de que la erosión va a seguir su curso irremediablemente, y al informe surgido de las perforaciones efectuadas en marzo de este año, han llevado al prefecto de los Pirineos Atlánticos, Eric Spitz, que compareció junto a responsables de los ayuntamientos de Hendaia, Urruña y Ziburu, a comunicar este pasado lunes el cierre del sendero, mientras se deciden las actuaciones que habrá que tomar para alejar el camino del peligro, llevándolo probablemente al otro lado de la carretera. Y en cuanto a la carretera, que soporta en verano unos picos de 16.000 vehículos diarios, pese a la prohibición de circular camiones, todo hace indicar que a medio plazo quedará abierta únicamente para peatones, ciclistas y los vehículos de las escasas personas que viven en torno a esa ruta.