Cuando nuestra piel se quema por el exceso de proyección solar y falta de protección no somos capaces de soportar el contacto con nada, ni con una prenda ni de darnos una ligera ducha de agua tibia. Por lo contrario, no apreciamos los daños que el sol puede acarrear en nuestro cabello hasta pasados varios días, incluso semanas, resultando lenta y en ocasiones incompleta su recuperación. Es por ello que unos pequeños cuidados a la hora de tomar el sol o disfrutar de un refrescante baño pueden hacer que el pelo no se vea tan afectado al terminar la época estival.

Exposición al sol y el baño

Casi todo el mundo sabe que existen productos para el cabello con protección solar similares a los que podemos usar para la piel. Normalmente vienen en formato espray para facilitar su aplicación, y debemos utilizarlos cada dos horas o después de cada baño para conseguir que la capa protectora haga la función que esperamos. Además, aportan una suavidad perfecta para contrarrestar la sequedad al tacto que producen la sal y el cloro de la piscina.

Al igual que las sombrillas, que nos protegen directamente el cabello de las radiaciones solares, otra forma de cuidar la cabeza es utilizando un sombrero de verano, que tenga algo de ala para dar sombra al rostro y que a la vez transpire en la zona del cabello, como los de paja o similares. Utilizar pañuelos de tejidos gruesos o no transpirables es un error, porque ese calor concentrado en el interior, junto con el sudor, puede aumentar la temperatura y dañarlo aún más.

Los sombreros de ala ancha protegen rostro y pelo.

A tener en cuenta

* Siempre que salgas del agua, bien sea de la piscina o del mar, aclárate bien el pelo en una ducha de agua dulce para eliminar en parte los restos de sal o de cloro que puedan quedar en el cabello. Ambos son dañinos para tomar el sol.

* Si optas por llevar un moño por el calor, hazlo mejor con el cabello mojado, para mantener humedad sin dejarlo extremadamente prieto, y suéltalo de vez en cuando volviendo a humedecerlo con agua dulce.

* Trenzar el cabello nos ayuda a que el pelo sufra menos en el agua con el oleaje marino o con los saltos a la piscina. De este modo evitaremos que se quiebre.

* Si después de la playa o la piscina no vas directamente a casa, sino que vas a parar en alguna terraza a tomar algo o en alguna tienda de compras, puedes aplicarte un poco de crema de definición de ondas justo después del último baño y dejarlo secar al aire. Esto no afecta tanto al cuidado del cabello como a su aspecto estético, ya que obtendrás una imagen más bonita, rehuyendo del típico look de pelo playero.

El lavado

Después de la jornada de playa o piscina debemos utilizar champús que ayuden a eliminar los restos de salitre depositados en el pelo. Pensemos que el cloro de la piscina es un compuesto químico que daña la fibra capilar, y además reacciona con los cabellos rubios o blancos, volviéndolos de un tono ligeramente verdoso. De igual forma, el salitre y la brisa marina afectan al pelo, aportándole sequedad y un envejecimiento prematuro, lo que a su vez provoca un debilitamiento de la melena.

Nutrición

Sabiendo que nuestro cabello sufre igual que nuestra piel, debemos mimarlo después del lavado con una mascarilla hidratante que recupere la hidratación natural y devuelva a la melena un aspecto sano y brillante. Este quizás sea el paso que más nos cueste, debido al tiempo de espera que requieren este tipo de tratamientos -unos 10/15 minutos-, pero la espera merece la pena. Ya lo comprobarás.

Dos opciones para proteger el pelo del calor y las olas: un moño hecho con el pelo húmedo y una trenza.