LA Corte Superior de Los Ángeles ha rechazado una petición del padre de Britney Spears, quien quería controlar al completo la tutela legal de la cantante pero que seguirá compartida con un fondo de inversión elegido por ella. Esta decisión es un nuevo capítulo en la batalla legal que los abogados de Spears, de 39 años, libran con su padre para relajar la tutela por la que éste supervisa todos los aspectos de la vida de su hija desde 2008. Debe seguir compartiendo sus decisiones con el fondo Bessemer Trust, incluidas las financieras. Esta resolución se aproxima más a la voluntad de Spears, que en verano expresó su "fuerte oposición" a que su padre continúe ejerciendo el control total de su vida.

El auge y caída de Britney Spears es uno de los relatos favoritos de la cultura pop, una historia llena de escándalos, imágenes impactantes y titulares rocambolescos tras los que perdió su identidad. La cantante no tiene control de su vida desde 2008, pero un movimiento quiere liberar a la princesa del pop. La tutela por la que el padre de Spears supervisa todos los aspectos de su vida (financiero, profesional y médico) desde hace más de diez años es el objeto de estudio del documental Framing Britney Spears que acaba de estrenar The New York Times. Aporta una visión perturbadora de su fama y del constante escrutinio público. En un momento que recuerda la cinta y que indignará a muchos, una Spears de 17 años acude a una televisión para promocionar ... Baby One More Time. El presentador llama su atención: "Hay un tema que no hemos discutido". La cantante se interesa: "¿De qué se trata?". "Tus pechos", asegura el entrevistador, varias décadas mayor. Spears sonríe y da una respuesta automatizada que asegura que no se ha puesto implantes pero respeta a quien lo haga. La grabación es de 1999.

Hipocresía misógina

Con momentos así se descubre a una celebridad sujeta a un injusto examen impulsado por la hipocresía puritana y misógina. Cuando Timberlake y Spears rompieron, a él le preguntaban con admiración si se había acostado con ella. A ella, si había hecho algo malo para que él la dejase. La idea de una estrella presa de su fama no es nueva. La novedad de Framing Britney Spears es que despierta una empatía hacia la cantante de Toxic que muy pocos habrán sentido antes. Las portadas y los memes de Internet lapidaron a Spears bajo la idea de que era una mujer loca que tocó fondo en 2007, cuando se rapó la cabeza, atacó con un paraguas a un paparazzi y perdió la custodia de sus hijos. Pero hay otra cara de la moneda: cómo fotos sacadas de contexto y comentarios salvajes afectaron a la persona.

Lo que muchos desconocen de la artista es que antes de provocar al personal bailando con una serpiente en una de las actuaciones televisivas más valoradas de la historia, soñaba tanto con ser cantante que sus padres se endeudaron para que saliera de su pequeña ciudad de Misisipi a probar suerte en la Gran Manzana. En 2008 se consideró que estaba incapacitada para llevar las riendas de su vida al ingresar en un psiquiátrico por su comportamiento errático y problemas con las drogas. Lo que parecía razonable entonces, comienza a extrañar. Spears salió rehabilitada, publicó varios discos, ganó premios y fue protagonista de un espectáculo fijo en Las Vegas que se convirtió en uno de los más exitosos de la historia al recaudar medio millón de dólares por noche durante meses. Ese dinero está en manos de su padre y un grupo de abogados. ¿Si Britney puede actuar y generar todo ese dinero, estará tan incapacitada?, se preguntan los defensores del movimiento #FreeBritney (liberad a Britney) que, sin duda, ganará más adeptos.

A Justin le preguntaban con admiración si se habían acostado. A Britney, si había hecho algo malo para que él la dejase

¿Si puede actuar y generar todo ese dinero, estará tan incapacitada?, se preguntan los defensores del movimiento '#FreeBritney'