El origen de esta costumbre se remonta a la década de 1880, cuando la burguesía española copió la costumbre francesa de tomar uvas junto con vinos espumosos para dar la bienvenida al nuevo año. Este hábito se fue extendiendo, y junto con una cosecha de excedente de uva en Alicante en 1909, esta fruta se convirtió en indispensable para festejar la Noche Vieja.

Pero como no a todo el mundo le gustan las uvas o la tradición de comerlas durante las campanadas, han surgido múltiples alternativas para sustituirlas. Hay que admitir que las uvas no son el alimento más práctico para esta tradición, puesto que las pepitas y su tamaño complican la tarea de comerlas al ritmo de las campanadas, sin atragantarnos en el intento. Por eso surgen otras opciones, que se adaptan a todos los gustos y paladares.

Fruta

A quien no le gusten las uvas pero tampoco quiera salirse del todo de la tradición, puede encontrar alternativas similares: gajos de mandarinas o naranjas, fresas, arándanos, moras, frambuesas… Estas últimas, por ejemplo, no tienen que ser peladas, ni tienen pepitas, por lo que se convierten en una opción cómoda y práctica para despedir el año. Además, son ricas en antioxidantes y vitamina C, comenzando el año nuevo de forma saludable.

Gominolas

Adecuadas para todos los públicos, son la opción favorita de niños y niñas. No existe opción más dulce de comenzar el año, y en el mercado encontramos múltiples variantes, ya que existen gominolas de todos los sabores, formas y colores.

Lacasitos

Esta mezcla de cacao y leche en polvo cubierta de colorante también es la favorita de los más pequeños y pequeñas de la casa. Fáciles de masticar y tragar, son un acierto seguro si queremos cumplir con las doce campanadas a tiempo. Otra variante son los Conguitos, sobre todo para amantes de los cacahuetes.

Frutos secos

Con chocolate o sin él, cacahuetes, pistachos, avellanas o almendras son algunos ejemplos de frutos secos con los que sustituir las uvas en las campanadas.

Palomitas

Las personas cinéfilas saben lo adictivo que puede resultar un buen cubo de palomitas. Por eso, hay quien aprovecha la mínima ocasión para consumirlas, y es una forma de comenzar el año con sabor salado.

Salir de la norma y cambiar las costumbres por otras alternativas puede resultar una forma divertida de celebrar la Noche Vieja. Si en el mundo existen más de 190 países, las formas de despedir el año son igual de numerosas. De hecho, aunque en la mayoría del planeta se celebra el 31 de diciembre, hay zonas en las que no, como el Año Nuevo Chino, que sus fechas varían entre el 21 de enero y el 18 de febrero, aproximadamente.

En parte de Sudamérica la Noche Vieja es en junio, algunas regiones de África lo celebran el 11 de septiembre y en zonas de Norteamérica puede llevarse a cabo desde marzo hasta julio.

En Italia se celebra el día 31 de diciembre, pero se comen lentejas en vez de uvas. En varias culturas es tradición lanzar la vajilla por la ventana o romperla contra la puerta de quienes más queremos, como en Dinamarca. En Escocia utilizan el fuego para purificarse en Noche Vieja, deshaciéndose de los malos recuerdos, de forma similar a las hogueras de San Juan celebradas en junio en nuestro país.

A pesar de que existen numerosas formas de festejar la Noche Vieja y el Año Nuevo, todas son igual de válidas y respetables. La cuestión es disfrutar, cerrar el año y comenzarlo de la mejor forma posible, a poder ser con salud, dinero y amor.