Durante mucho tiempo, y hoy todavía, en el vino se ha considerado que lo más importante es la denominación geográfica. Sin embargo, los aspectos más atractivos para explorar este producto han cambiado. En el camino nos hemos dejado asuntos importantes por descubrir, como la cultura de la viña, conocer las distintas variedades de las que procede, los suelos donde se cultivan estas variedades, o las condiciones meteorológicas, que producen una amplia gama de vinos, además de la edad de los crianzas, reservas y grandes reservas.

Yendo como va, en un recuadro aparte, un amplio listado, vamos a comentar alguna cosa de las variedades más conocidas de uva blanca, que es a la que hoy nos ceñimos. Como la Riesling, de la que dicen que no le gusta mucho el roble, pero tampoco lo necesita. Tiene aromas de suelo, de pizarra, de flores o de manzana verde, y puede dar también notas de puntas cítricas. Asimismo está la Chenin Blanc, uva blanca del valle del Loira. Es una variedad muy sencilla, pero compleja a su vez por la dura fase de maduración. Desarrolla aromas florales, con notas de manzana y de mazapanes. También se planta en Sudáfrica o en California, donde se producen grandes volúmenes de vino de bajo coste, por la cantidad de uva que da.

Luego está la Colombard, una uva ideal para destilar y elaborar el Armagnac hasta su desplome en la década de los 80. Hoy también la podemos encontrar en la zona del centro de California y en Sudáfrica.

Otra conocida variedad de uva blanca es la Gewürztraminer, cuyo aspecto resulta muy curioso porque tiene los granitos de un color rosáceo, con aromas exóticos de pétalos de rosa, de jengibre... Una delicia turca. Hay otras variedades que se cultivan en Hungría o en la República Checa.

La Grüner Veltliner es la uva más plantada en Austria, y sus resultados se venden en todas las tabernas como vino joven y barato. Es similar a la Riesling en estructura, y ofrece aroma a hierba, melocotones y minerales.

La Marsanne es una variedad de uva blanca que se encuentra en la región del norte del Ródano. Luego está la Muscat, que es la única uva que produce un vino que después de la fermentación continúa oliendo a uva fresca. Imaginaos los vinos Asti y los Moscatos italianos.

Pinot, Semillón, Cattarro...

Otra variedad importante es la Pinot blanc, originaria de Borgoña (Francia) aunque también se produce en Alsacia, y en Alemania del Este se cultiva como Weissburgunder. Por otro lado está la Pinot gris, también originaria de Borgoña. En Alsacia esta variedad produce vinos ricos y perfumados. En esta familia está también la Pinot grigio, que se oculta entre las Chardonnay. La Grigio es una variedad italiana muy famosa por su frescura, aunque yo creo que es bastante neutra, y se cultiva en otros lugares como California, Australia o Nueva Zelanda.

La Semillón es una uva que se utiliza para combinar con la fuerza y con el aroma de la variedad Sauvignon de Burdeos. Otra variedad muy conocida, incluso en el Estado español, es la Viognier. En la década de los 80 apenas se cultivaba fuera de su entorno natal, que eran terrazas muy empinadas situadas en el Ródano, pero desde los 90 también hay plantaciones en Francia, en Australia y en Argentina. Ofrece notas de melocotón y albaricoque. También está la Aligoté, originaria de Borgoña. Pese a que produce un vino más sencillo y de más corta duración que la Chardonnay, constituye la segunda variedad de uva blanca más cultivada en Borgoña, aunque también se planta en el este de Europa.

La Catarratto es la segunda uva blanca más cultivada en Italia, limitada a Sicilia, y se usaba para elaborar el famoso Marsala. En la misma región se produce la variedad Cortese, que marida muy bien con el pescado. Luego está la Fernao Pires, que constituye la uva blanca más plantada en Portugal. Produce vinos amargos vivos y tiene varios nombres; por ejemplo, en la zona de la Bairrada se la conoce como Maria Gomes.

Asimismo está la Furmint, variedad de uva blanca que estamos habituados a leer en las etiquetas de los vinos Tokaj, unos vinos botritizados, aunque también producen vinos secos fuertes. En Eslovenia y Austria cultivan la Malvasía, que también tenemos nosotros, y recibe otras denominaciones como malvoisie. Otras variedades que también tenemos nosotros son la Petit manseng (produce vinos más dulces) y la Gros manseng (vinos más secos), uvas hermanas que dan aromas de mandarina y de membrillo, con las que se elabora el Jurançon seco en la Gascuña y también aparecen en algún txakoli.

También son populares la Müller-Thurgau, la Muscadelle o la Silvaner, que es una uva muy conocida, ampliamente cultivada en Europa central. Tiene una maduración temprana, una acidez elevada y una calidad mineral atractiva. Luego está el Tocai Friulano, uva del noroeste de Italia que no tiene ninguna conexión con la Tocai Pinot gris de Alsacia o con la Torrontés, uva que emparentó con Galicia y que hoy también se produce en Argentina. Da vinos aromáticos.

Por último citaría la Veldelho, que es la Godello de Galicia, uva típica de Madeira, o las variedades italianas Verdicchio, Vermentino o Vernaccia.

Se calcula que en todo el mundo se conservan 10.000 variedades, aunque solo trece ocupan el 33% de la superficie del viñedo, y 33 ocupan el 50%. Todo un mundo tan complejo como interesante de conocer.