Una foto, un instante que cambió su destino para siempre. Casi veinte años han transcurrido ya desde aquella imagen que, al final del verano de 2001, dio la vuelta al mundo. El entonces príncipe Felipe, junto a la bellísima modelo noruega, se dejaban fotografiar en la boda de Haakon y Mette-Marit, confirmando así un noviazgo de cuatro años que terminaría, todo sea dicho, cuatro meses después de la publicación de dicho retrato.

Aún dicen las malas lenguas que Juan Carlos y Sofía, ejemplo de matrimonio avenido y amor sincero, nunca aprobaron su relación. La mala prensa y el vestido azul escotado hicieron el resto. Y es que Eva Sannum protagonizó durante cinco meses las portadas rosas de toda Europa, y del mundo. De modelo noruega desconocida y estudiante de Comunicación, a reina del papel couché, título para el que también estaba destinada en la vida real de España, pero una imagen, la cobardía de un príncipe (el suyo) y unos reyes hipócritas lo impidieron.

Casi veinte años acaban de transcurrir desde que la prensa europea publicara la foto quizá más famosa de los primeros años del 2000, aquella que, en la boda de Haakon de Noruega y Mette-Marit, captó el noviazgo secreto entre Felipe de Borbón y la modelo. La fotografía que también desató un absurdo debate sobre la idoneidad o no de la joven para el puesto consorte, y lo más grave (y rancio) de todo: el análisis de su "catadura moral" al lucir un elegantísimo vestido azul escotado en dicho enlace.

Ríos, mares, océanos de mala tinta redactó la casposa propaganda monárquica al respecto. La misma que desveló la oposición de Juan Carlos y Sofía al idilio, como en un grotesco alarde de ejemplaridad matrimonial y amor sincero. El caso es que, cuatro meses después de la instantánea de Oslo, el amor terminó y Sannum desapareció de nuestras vidas para siempre.

Porque la simpática y estudiosa joven, que tuvo millonarias ofertas para narrar su historia en televisión, pronto pasó de las pasarelas (y del salseo) y regresó a su Noruega natal para finalizar sus estudios en Periodismo. Al principio no lo tuvo nada fácil. La alargada sombra de la realeza y su enorme popularidad le jugaron malas pasadas con los paparazzis. Pero el maremágnum mediático poco a poco escampó, Eva comenzó a trabajar en el mundo de la publicidad, y contrajo matrimonio con Torgeir Vierdal, compañero de profesión.

Con él tiene ya dos hijos, de 12 y 9 años. Y además de estar volcada en su educación, ejerce como firme defensora del derecho a la intimidad de los famosos, tal y como explicó hace solo unos días en el podcast Tut & Mediekjor, que edita junto a un par de amigos todos los meses.

Porque Eva Sannum, que acaba de cumplir 45 y vive en un lujoso palacete de Oslo tranquila y feliz, curiosamente ha enfocado su profesión en los medios, pero formando parte de la Comisión de Quejas de la Prensa. Quizá como catarsis ante un pasado que no quiere recordar.