Siempre ha sido bocachanclas, pero con veneno del bueno, y lo acaba de demostrar. El inolvidable ¡Que te calles Karmele! de Jesús Mariñas vuelve a estar más de moda que nunca tras los sapos y culebras vertidos estas semanas en redes sociales por la periodista catalana. La misma que abandonó rabiosa y fugaz Sálvame hace ya casi un lustro, en 2016, asegurando que ponía fin a "los peores seis años laborales" de su vida. Prometió entonces olvido, aunque realmente pensaba venganza. Y ahora, casi cuatro años más tarde, acaba de consumar dicha revancha personal. Lo ha hecho tras las injustas mofas vertidas en directo por sus ex compañeros, coincidiendo con un brutal accidente que le ha llevado al hospital.

Un conductor que hablaba por el móvil la arrolló en un paso de cebra mientras practicaba deporte. Y Marchante, que ha vuelto a nacer, aún permanece convaleciente en casa (con una brecha de 14 grapas). Bajón vital, sin embargo, que no le ha impedido defenderse del programa telecinquero con la mejor de sus armas: la escritura (y un teléfono móvil). "Me fui porque no quería saber nada de esa gentuza y están todo el tiempo hablando de mí. Quiero que me dejen en paz. Kiko Hernández dijo que olía mal, que me tiraba pedos, que me olía el aliento, que era sucia... Si me entero de que me vuelven a mencionar, cuento lo que sé de Sálvame, que es mucho", exclamó la pasada semana en los 280 caracteres más comentados del verano.

Y no es para menos. Sus casi siete años de trabajo en el formato más exitoso y controvertido de la televisión convierten en oro morboso cada una de sus declaraciones. Como en las que califica a Jorge Javier de "enano psicópata" y asegura que en Sálvame se produce "maltrato". "El maltratador misógino JJ, antes el comprador de criaturas e inventor de enfermedades, condenado por el TS. ¿Por qué esa obsesión?", redactó refiriéndose al presentador, quien no ha tardado en responderle a través de su blog en Lecturas: "Karmele divertida es divertidísima. Sus idas de olla son legendarias y si la pillas de buenas todo lo que sale por su boca es puro dadaísmo. Eso sí, es la mujer más egoísta que he conocido en toda mi vida, aunque ella cree que es el colmo de la generosidad y la solidaridad. Quizás ahí radique su grandeza: en la incapacidad más absoluta para analizar de una manera objetiva el devenir de seres, animales y cosas".

Aunque todo sea dicho, las palabras que más revuelo y pupita han generado son las referidas a los presuntos vicios de varios colaboradores. He aquí un adelanto: "Carreras de drogas en baños y camerinos, alcohol, mentiras no informativas, órdenes de la dirección para desvirtuar a colaboradores, nepotismo, endogamias amorosas, peleas por la publi€". Karmele, señoras y señores, hoy más que nunca vuelve a ser "un tsunami, una chica in, algo imparable". Quién le iba a decir que, diez años después, la letra del peor tema de la historia adoptaría tanta lógica y relevancia.