Las polillas de la ropa son esos temidos insectos que actúan con nocturnidad y alevosía contra la ropa que guardas con tanto mimo en tus cajones y armarios. Atrincheradas en su interior y ajenas a lo que ocurre fuera, disfrutan de auténticos banquetes a costas de tus prendas.

Una polilla adulta mide unos 0,6 centímetros de largo y un centímetro de envergadura y vive entre 10 y 50 días. Es capaz de poner más de 100 huevos y de cada uno de ellos saldrá una larva que se desarrollará durante tres meses. Después se forma el capullo del que sale el insecto adulto que conocemos y que es inofensivo para la ropa.

Precisamente son las larvas y no las polillas adultas las que se alimentan de las fibras de las telas dejando pequeños agujeros en las prendas. Son muy sibaritas, ya que su comida favorita es la queratina, una proteína estructural producida por los animales y presente en las fibras de origen animal. Esta se encuentra en la seda, la lana, la lana de cachemira, la lana de angora, el pelo y la piel, es decir, varios de los tejidos más caros.

Con semejantes gustos, es evidente que su hábitat ideal son los armarios y los cajones. Las polillas de la ropa a diferencia de la mayoría de las polillas no sienten atracción por la luz. No vuelan bien y por eso es más fácil verlas trepar. Tienen buen saque y tampoco le hacen ascos a la madera, al papel y a la fibra sintética.

Cuatro consejos para evitar que aparezcan las polillas

1- Guardar la ropa limpia. Ten cuidado de no guardar en el armario ninguna prenda usada, sucia ni con manchas. Son las favoritas de las polillas y las primeras que eligen. Búscalas en los pliegues de la ropa y en los rincones más oscuros. Vigila también que las prendas guardadas estén bien secas. Si además las recoges planchadas, te garantizarás de que no hay ninguna larva, ya que la plancha las mata.

2- Cuidar la limpieza. Procura tener siempre la casa limpia, ya que las polillas eligen zonas donde se acumula el polvo, como alfombras, cortinas o armarios, para poner sus huevos. Pasa el aspirador con frecuencia para asegurarte de que no hay larvas. El interior de los armarios debe estar limpio y sin rastro de humedad, ya que esta es el hábitat perfecto para las polillas. Puedes aprovechar a limpiarlo a fondo cuatro veces al año, una en cada cambio de estación.

3- Fundas para ropa ocasional. Si tienes en el armario ropa que no te pones habitualmente pero que guardas con especial cariño, métela en bolsas herméticas. Al no revisarla con frecuencia te puedes encontrar con la desagradable sorpresa de que las polillas le estén prestando más atención que tú.

4- Lugares oscuros y húmedos. Límpialos y ventílalos a menudo. A las polillas les resultará molesto tanto trajín y dejarán de tener la humedad que tanto les atrae.

Seis remedios caseros contra las polillas

La naftalina, que todavía se puede encontrar en las tiendas como remedio antipolilla, nos hace retroceder hasta otros tiempos en los que, con el cambio de armario, la casa se impregnaba del desagradable olor de esta sustancia.

Se trata de un derivado del petróleo poco ecológico y altamente tóxico. Puede causar irritación en ojos y mucosas, y en las vías respiratorias en personas sensibles. No es de extrañar que ahuyentara a las polillas y es que huele tan mal que debería estar prohibida.

Afortunadamente existen hoy día otras alternativas más naturales, saludables y agradables al olfato para ahuyentar a las polillas. Estas son:

1- Clavos de olor. Podemos colocarlos en los bolsillos de los abrigos o en la ropa de lana. También podemos mezclarlo con pimienta molida y ramitas de canela y colocarlo en bolsitas dentro del armario.

2- Laurel. Puedes colocar bien hojas sueltas o bolsitas de tela en armarios y cajones. Los protegerán de las polillas y darán a tus muebles y a tu ropa un agradable perfume.

3- Lavanda. Coloca un saquito de tela con unas flores de lavanda en su interior y tendrás un dos por uno: ambientador y ahuyentador de polillas.

4- Eucalipto. Las hojas de eucalipto ahuyentan a las polillas de armarios y cajones. También puedes usar su aceite como ambientador y para mantener a los insectos alejados de tu casa.

5- Cáscara de limón o de naranja. Déjalas secar y colócalas en los armarios en bolsitas de tela para que no manchen tu ropa. Otra opción es cortar la piel de un limón en forma de espiral y colgarla en el armario. Obtendrás un agradable antipolilla con perfume de limón.

6- Madera de cedro. Podemos colocar en los armarios, entre la ropa, unos trozos de esta madera. Si tuvieras un armario de cedro tendrías una especie de caja blindada para tus prendas más codiciadas.