Bulgaria afronta hoy sus cuartas elecciones generales en 18 meses, unos comicios cuya campaña ha estado dominada por la dependencia energética y las relaciones con Rusia. El último gobierno búlgaro, liderado por el reformista proeuropeo Kiril Petkov, intentó acabar con esa dependencia y con la corrupción que calificó de “instrumento del Kremlin” para interferir en la vida política del país balcánico.

El Gobierno de Petkov, que estuvo en el poder entre diciembre de 2021 y junio pasado, expulsó a 70 diplomáticos rusos por supuesto espionaje después de que el monopolista estatal ruso Gazprom cortara el envío de gas natural al país a finales de abril. Durante la época comunista, que terminó en 1989, Bulgaria era el país más cercano a la Unión Soviética y hasta hoy una importante parte de la población se considera próxima a Rusia.

En el pasado, la práctica totalidad de los 3.000 millones de metros cúbicos de gas que consume Bulgaria, miembro de la UE desde 2008, provenía de Rusia. Bulgaria recibió de la UE una exención durante dos años al embargo petrolero comunitario contra Rusia.

Tras la caída de Petkov en junio, el gobierno interino instalado por el presidente prorruso, Rumen Radev, propugna restablecer las relaciones con Rusia como única vía de cara a los meses del invierno y para salvar a la industria que necesita gas.