El primer ministro italiano, Mario Draghi, busca soluciones para evitar que las tensiones existentes con uno de los principales socios de la coalición gubernamental, el Movimiento 5 Estrellas (M5S), provoquen una crisis en su Ejecutivo al no votar un controvertido decreto con ayudas económicas que comenzó a examinarse ayer en el Senado.

Aunque sobre el papel Draghi dispone de los apoyos parlamentarios suficientes para sacar adelante el decreto, incluso si los senadores del M5S finalmente no votaran, la posición del partido “anticasta” coloca en una complicada tesitura al presidente del Gobierno, que el pasado lunes acudió ante el jefe del Estado, Sergio Mattarella. Las últimas discrepancias entre el líder del M5S, el ex primer ministro Giuseppe Conte, y Draghi comenzaron con la oposición de la formación al envío de armas a Ucrania y ahora se centran en el decreto con ayudas económicas para familias y empresas contra la inflación por valor de 26.000 millones de euros, que el partido ve mejorable.

Draghi, que en su última reunión con Conte recibió varias peticiones básicamente de carácter económico para seguir dentro de la coalición, se reunió ayer con los sindicatos para debatir aspectos sobre cómo reducir la inflación y mejorar las condiciones laborales, entre otros, según los medios locales.

El primer ministro espera que este encuentro, en el que el Gobierno puede proponer el establecimiento de un salario mínimo, que no existe en Italia, y una rápida reducción de la presión fiscal, ayude a mitigar las diferencias con el M5S y evite la crisis gubernamental, según algunos analistas.

Otros, sin embargo, creen que el M5S, al que la reciente escisión liderada por el ministro de Exteriores, Luigi di Maio, le ha “robado” 60 parlamentarios, tiene ya decidida su estrategia y que se abstendrá de votar el decreto para salir de la coalición y convertirse en oposición ante los comicios generales previstos para la próxima primavera.