Democracia, la mejor de las opciones
“La democracia, aunque defectuosa, le resultaba más tolerable que la tiranía” (Aristóteles)
Soy de Matiko, barrio de Bilbao a media ladera del monte Artxanda, donde de niño jugábamos al balón todos los chavales en calles sin asfaltar, piedras y baches. a la campa de las piedritas en Uribarri, nombre que explica cómo volvían las rodillas, piernas y brazos a casa. En la calle había dos tipos de chavales de los que uno tenía que hacerse amigo o, por lo menos, no enfrentarse. Uno, el matón del barrio que abusaba de su poder. El otro, el propietario del balón que decidía quién jugaba y quién no, en qué equipo jugaba cada uno, y cuándo se acababa el partido, sobre todo si iba perdiendo. Hoy ha aparecido un matón de barrio que además es el propietario del balón. Se llama Trump. Ostenta la fuerza tanto bélica como económica. Dos en uno.
De joven, nos vendieron a unos Estados Unidos (EE.UU.) como los grandes defensores de la democracia y las libertades, frente a una Unión Soviética que parecía ser lo peor. Con la edad te das cuenta de que las cosas no son blancas o negras, que hay matices. Conoces cómo y por qué las naciones-imperio (Gran Bretaña, USA, Rusia…) han intervenido e intervienen en otros países. Así, ves cómo EE.UU. apoyó el derrocamiento del gobierno democrático y muerte de su presidente Allende en Chile dando apoyo al dictador Pinochet o a la dictadura de Franco en España. Era mejor una dictadura afín que un gobierno democrático, pero de izquierdas. EE.UU. es el país del mundo que dedica más dinero a la industria del armamento, mil millones de dólares en 2024, el 37% del gasto militar mundial y 3 veces más que el siguiente país, China. Cada cierto tiempo genera una guerra para dar salida al armamento viejo, pero no lo hace gratis por la libertad. El país intervenido paga (ejemplo: Ucrania con sus tierras raras). Luego, para su reconstrucción, pagamos entre todos los países a los contratistas americanos.
También de esas tartas han venido comiendo contratistas europeos. Los imperios provocan guerras en países, cambian gobiernos en beneficio propio. Eso sí, todo en nombre de unas supuestas libertades y bajo el amparo de organismos mundiales y una real política o relaciones diplomáticas. Pero esto ha desaparecido con la llegada del matón de barrio, propietario de la pelota. No le hace falta diplomacia, se le hace caso, por las buenas o por las malas. ¿Para qué aparentar con relaciones diplomáticas si no las necesitas? El rey del barrio hace y deshace, sin que el resto sea capaz de unir esfuerzos para hacerle frente. EE.UU., en apariencia defensor del libre comercio, está llevando a cabo un proteccionismo sobre sus productos que ni el mejor país comunista. Si mi balanza comercial con un país es negativa, te pongo un arancel. Pero va más allá de un tema económico. Si tus decisiones políticas son contrarias a las mías, arancel: Canadá apoya el reconocimiento del Estado palestino, arancel; Si Brasil juzga a su expresidente Bolsonaro por promover un golpe de Estado, arancel. ¡Bolsonaro es amigo mío!
Asimismo, a todo el que en su país le lleva la contraria, Trump lo intenta destituir o lo persigue judicialmente como al actual presidente de la Reserva Federal J. Powell porque su política económica no es la que Trump quiere. Investiga a Jack Smith, fiscal que investigó la posible implicación de Trump en el asalto al Capitolio. Despide a E. McEntarfe, comisionada de la Oficina de Estadísticas Laborales, tras un informe cuyos datos no les son favorables. Lo último es un intento de redistribuir distritos electorales en Texas que favorezca a los republicanos. Se legisla no para que la sociedad esté mejor representada, sino para que el resultado me favorezca.
Por otro lado, tenemos una Europa débil, dividida, incapaz de gestionar ni guerras a la puerta de su casa como en Yugoslavia o Ucrania. Por no hablar del genocidio de Gaza. Totalmente desaparecida. ¿Dónde han quedado los valores que dieron luz a la Unión Europea? ¡Siento vergüenza de ser europeo! Una Europa con su sociedad enferma no está dispuesta a sufrir, ni a renunciar a su buen vivir. Solo sabe exigir, pero ningún compromiso. Recientemente escuche a dos jóvenes hablar del trabajo y lo que ganaban. En un momento dijo uno: “claro, y luego te viene Sánchez y te quita una pasta” en referencia a la declaración de la renta. ¿Pero saben quién les ha pagado su sanidad y la educación? Es evidente, nos acercamos a gran velocidad al modelo individualista americano. Solo estoy interesado en lo que me afecta y que el resto se busque la vida.
Por tanto, como quieres seguir jugando, hay que reírle la gracia al dueño de la pelota. Pero ahora ya no jugamos en su equipo, sino en el equipo contrario. Pero seguimos jugando y, por eso, no nos importa o nos importa menos. ¿Pero cuándo va a decidir que ya no jugamos ni tan siquiera en el equipo contrario? Porque con el propietario de la pelota juegas hasta que él lo dice.
Europa no ha sabido reaccionar al nuevo formato de relaciones. ¿Cuándo se va a dar cuenta que o cambia de juego o cambia de amigo o construye su propia pelota? Y es curioso, en todos los países del primer mundo están surgiendo partidos políticos con ideas similares a las que defiende Trump. Como si ser su amigo o seguir su modelo político les fuera asegurar su futuro. Pero Trump solo mira por Trump. Ni tan siquiera por EE.UU. El modelo social americano se ve en sus grandes ciudades con kilómetros de personas sin hogar que viven en la calle. A nadie les importa. El colectivo no existe, que cada uno se busca la vida. Hay 4 tipos de personas que viven en la calle. El primero, la drogadicta o que no se ha sabido integrar en la sociedad. El segundo, personas con enfermedades mentales que, al no tener dinero para pagarse centros especializados y la administración no les da cobertura, se ven obligados a vivir también en la calle. Un tercer grupo, los que han perdido su trabajo y como consecuencia de ello, su casa. Y, por último, personas que, aún teniendo trabajo, no les da para poder comprar o alquilar una vivienda y se ven obligados a vivir en una tienda de campaña o en su coche aparcado en la calle. Y este es el modelo que nos están vendiendo o mejor dicho imponiendo. Europa está dividida, cada país defiende sus intereses. Hay países emergentes (India, Brasil, China, Sudáfrica) que nos están superando en productividad y saber hacer. La juventud cuestiona un modelo social por el que no ha tenido que pelear. Diversos estudios revelan que el 16,4 % de los jóvenes considera que “en algunas circunstancias, una dictadura puede ser preferible”, y otro 20 % afirma que le “da igual” un régimen u otro. El Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) indica que el 17,3 % de jóvenes entre 18 y 24 años considera que “en algunas circunstancias, un Gobierno autoritario es preferible a un sistema democrático”. La exposición a redes sociales, la desinformación y discursos autoritarios construidos como soluciones rápidas también han jugado un rol decisivo en moldear estas percepciones.
En 1980 el escolapio Agustín Arriola Tintxo decía que, para estar informado, había que leer 5 periódicos distintos al día. Pero que, al no tener dinero, debíamos leer un periódico distinto cada día, ya que la noticia importante salía más de un día. Ahora disponemos de muchos medios de comunicación, pero el nivel de desinformación es tan grande que no distinguimos la verdad de la mentira. Es más, algunos partidos políticos utilizan la mentira conscientemente para manipular la realidad. Una mentira repetida se convierte en verdad. Con esta forma de actuar tenemos no pocos países europeos donde la extrema derecha está cogobernando con un modelo similar al que promueve EE.UU. Llegan a los gobiernos gracias a la libertad que les da la democracia, se sirven de ella para llegar al poder, pero luego tratan de limitar libertades para todos los que no piensen como ellos.
Daniel Innerarity, catedrático de Filosofía Política escribía: “La grandeza y la debilidad de la democracia consiste en que se apoya en la protección de unas libertades cuyo ejercicio puede abolir en cualquier momento las condiciones que la hacen posible. La superioridad política de la democracia estriba en que deja abierta la posibilidad de que cualquiera acceda al poder, incluidos sus enemigos.” Que participen, pero si posiciones autoritarias llegan al poder y ponen en peligro las libertades y la democracia, debemos decir bien alto que no estamos de acuerdo. No vale decir no voto, total da igual o todos son iguales. Porque igual, no es. Y esto vale tanto si nos afecta directamente en nuestro país, como si es en Ucrania o Gaza. Admitiendo lo que se hace en esos países también debilitamos nuestra democracia.
Dos citas: “La democracia, aunque defectuosa, le resultaba más tolerable que la tiranía” (Aristóteles). “La democracia es el peor sistema de gobierno, excepto por todos los demás que se han intentado” (Churchill). Dicho en otras palabras, ¡la democracia es el mejor de los modelos del que nos podemos dotar!