Nicaragua es un país pequeño. Humberto Ortega, el exguerrillero que llegó a ser jefe del Ejército Popular Sandinista fue una figura temida y respetada en la Nicaragua de los ochenta. Caído en desgracia y enfrentado a la vicepresidenta Rosario Murillo, falleció el 30 de septiembre a los 77 años por complicaciones cardíacas, estando bajo el cautiverio de la pareja presidencial, Daniel Ortega y Rosario Murillo.
Ortega fue una persona con muchas credenciales ”más sombras que luces”, dicen sus detractores. Un día antes de su fallecimiento, el Ejército de Nicaragua emitió un comunicado en el que informó que el militar “presenta un deterioro brusco de su condición con choque cardiogénico”. El general Ortega Saavedra no es el primer líder histórico sandinista que muere en prisión encarcelado por su hermano y su cuñada. Antes fue el comandante Hugo Torres Jiménez, general en retiro, quien colapsó en la cárcel de El Chipote por falta de atención médica adecuada para una persona de 73 años con padecimientos crónicos. Torres Jiménez fue trasladado a un hospital, pero ya era muy tarde para recuperar su salud. También estuvo en estado muy grave, la comandante guerrillera Dora María Téllez, quien pasó meses encerrada a oscuras y en soledad. En cuanto a la detención de su hermano Humberto, el 28 de mayo de 2024, en cadena nacional, Ortega llamó a su hermano traidor a la patria” y ordenó su detención.
El general en retiro murió por complicaciones cardíacas, agravadas y aceleradas por la casa por cárcel de facto que le impuso el régimen. El militar fue cercado por un contingente policial horas después de conceder una entrevista al periodista Fabián Medina publicada en Infobae, y en la que emitió unas críticas que molestaron a la pareja presidencial. Humberto había dicho que su hermano mayor, como líder del régimen autoritario, no tiene sucesores. Una crítica que, como dardo certero, dio en la diana del plan de sucesión familiar que empuja, sobre todo, su cuñada Rosario Murillo. En la misma entrevista, Humberto Ortega pidió elecciones libres, lo que desató la ira de su hermano mayor que lo acusó de “traición a la patria” y ordenó su detención primero en la siniestra cárcel de El Chipote y luego bajo el sistema de casa por cárcel. Antes de eso, Humberto Ortega durante una entrevista con El País en junio 2024 dijo: “Sin Daniel no hay nadie, porque, con todo y todo, Daniel es el único líder histórico que aún conserva los créditos de la lucha contra Somoza”. Su posición era pragmática y era plenamente consciente del poder concentrado en la figura de su hermano mayor, Daniel. Su suerte estaba echada.
La respuesta de su hermano y su cuñada no sólo fue cercarlo policialmente, sino que todos los trabajadores de servicios y escoltas de Humberto Ortega Saavedra fueron arrestados. Al militar le quitaron sus celulares y computadoras. Lo aislaron y días después la Policía Nacional reconoció la medida de casa por cárcel y el ministerio de Salud instaló en las afueras de la casa del exjefe del Ejército una unidad de médicos para monitorear su salud, muy delicada desde meses atrás
Humberto Ortega Saavedra tuvo sólo dos operaciones guerrilleras de calado en su vida y ambas salieron muy mal. La primera fue en 1967, cuando un comando sandinista intentó atacar la caravana del dictador Anastasio Somoza Debayle en Managua. Todo falló y cayó preso. La segunda fue en 1969 en Alajuela, Costa Rica, cuando ideó y dirigió un complot para intentar liberar de una prisión a Carlos Fonseca Amador, figura principal del sandinismo moderno. De nuevo, todo falló y no sólo cayó preso, sino que fue herido de gravedad.
Rosario Murilo (la Chayo) Murillo y su cuñado Humberto, siempre tuvieron una relación convulsa, incluso desde antes que triunfara la revolución sandinista en 1979. La entonces primera dama en la etapa revolucionaria no se llevaba bien con la esposa de su cuñado, una costarricense que se llama Ligia Trejos. Esta era más dedicada a los hijos, y tenía menos proyección pública que Murillo.
Ortega Saavedra nació en 1947 y en su juventud, siguiendo a su hermano Daniel, se sumó a la lucha antisomocista de manera clandestina. Los hermanos no fueron fundadores del Frente Sandinista de Liberación Nacional, aunque se han hecho pasar como tales, pero años más tarde se convertirían en dos de las figuras principales de la revolución sandinista. Después de interceptar fallidamente la caravana de Somoza Debayle y salir de prisión, el joven Ortega Saavedra fue a Cuba a entrenar militarmente.
La segunda gran operación guerrillera fue la liberación –también fallida– de Carlos Fonseca. Humberto Ortega Saavedra regresó a Cuba donde lo sometieron a varias operaciones que le devolvieron, parcialmente, la movilidad de sus manos. En la isla se hizo muy cercano a Fidel Castro. Coinciden exguerrilleros sandinistas al decir que era el “mimado” de Fidel Castro. En esa etapa, desde Cuba y Costa Rica donde volvió, Humberto Ortega desarrolla por completo su faceta de militar.
En 1977, después de los operativos denominado Octubre Victorioso en contra de cuarteles de la Guardia Nacional, el Frente Sandinista estaba dividido en tres facciones: Los Proletarios, Guerra Popular Prolongada (GPP) y los llamados Terceristas. La facción de los Terceristas era liderada por los hermanos Ortega Saavedra. En este punto de la historia, las fuentes consultadas por El País coinciden que Humberto fue clave en formular una estrategia de insurrección en las ciudades, contrario a la tendencia GPP que prefería guerrear contra Somoza en las montañas.
La estrategia de los Terceristas tuvo mucho éxito, pero sobre todo proyección internacional por gestas como el Asalto al Palacio Nacional (en realidad era la sede parlamentaria) que debilitó al régimen somocista. “Humberto era percibido como un hombre hábil, sagaz, con enorme influencia entre los Terceristas. Humberto también tenía la visión de abrirse políticamente, de alianzas amplias con todos los sectores antisomocistas, incluso con formaciones no pro socialistas. Eso fue un acierto. Esa apertura también les permitió acercarse a gobiernos antisomocistas como el de Panamá, Venezuela y Costa Rica. Esa política amplia permitió la formación del Grupo de los 12, alianza nacional de grupos opositores a la dictadura.
Prontamente explota la guerra entre sandinistas y la Contra, la guerrilla antirrevolucionaria financiada por Ronald Reagan. Años cruentos para Nicaragua, de agresiones y graves violaciones a los derechos humanos mutuas entre los bandos. Era la guerra, un conflicto muy fratricida. En ese entonces, Ortega Saavedra era el principal estratega militar junto al general Joaquín Cuadra, segundo jefe del EPS.
La principal herida que los nicaragüenses nunca dejaron de reprochar a Humberto Ortega Saavedra fue la imposición del Servicio Militar Patriótico (SMP), mejor conocido como el “servicio militar obligatorio” para todo varón entre los 18 y 40 años. En una entrevista con el diario La Prensa, Ortega Saavedra justificó el SMP como una medida cuando el Servicio Militar Voluntario fue “insuficiente para repeler la guerra de agresión de Estados Unidos”.
En 1994, la expresidenta Barrios de Chamorro envió a retiro a Ortega Saavedra, quien se dedicó a escribir libros de memorias y apreciaciones políticas, mientras desarrolló una faceta de empresario de la que siempre renegó. El origen de su fortuna siempre ha sido cuestionado y muchos apuntan que la amasó con la venta ilegal de armas en los ochenta, o con la Piñata del noventa, es decir la repartición de bienes públicos que los sandinistas hicieron al perder el poder en 1990. En 2021, en una entrevista con Andrés Oppenheimer en la cadena CNN, el general en retiro abogó por los presos políticos y dijo que no eran “terroristas”, como aseguraba el gobierno de su hermano.
Fuentes cercanas al general en retiro -que mantuvo comunicación con El País hasta el día antes de su arresto domiciliario– afirmaron que él ya se sentía muy enfermo, cerca de la muerte, y que por eso dio esa última entrevista al periodista Fabián Medina criticando la sucesión dinástica, a sabiendas que podía sufrir represalias. “Creo que él decidió inmolarse cerca de su muerte. Tal vez, Humberto lo percibe como una última gran contribución suya para buscarle una salida a Nicaragua.
Politólogo especialista en Relaciones Internacionales. Este artículo se ha escrito con la colaboración del periody Cooperación al Desarrollo. Este artículo se ha escrito con la colaboración del periodista centroamericano Wilfredo Miranda Aburto