Xabier Arzalluz falleció el 28 de febrero de 2019; el miércoles pasado se cumplieron cinco años. Hoy lo recuerdo.

Angelo Bernasola era el típico senador democristiano italiano de aquellos años 80. Simpático, componedor, abrazador y organizador de todo lo organizable. Siempre que nos veía me decía que había logrado en una reunión clandestina en Montserrat que Juan de Ajuriaguerra y Gil Robles se reconciliaran en un gran abrazo y que, una semana antes de su secuestro, le había dicho Aldo Moro que aquella semana pensaba viajar al Pais Baschi a visitarnos. En ese momento formábamos parte del Equipo Demócrata Cristiano del Estado español, donde se unían dos intereses. El de los europeos, tener homólogos españoles para el futuro (a vascos y catalanes no nos consideraban ni numerosos ni hispanos) y, por parte nuestra, preparar un futuro parlamentario con “amigos” en el Congreso. Nuestros mayores siempre nos decían que la consecución del primer Estatuto de Autonomía en 1936 se hubiera logrado antes de haber tenido interlocutores en el Parlamento republicano, cosa que nunca tuvimos porque anduvimos saltando de la Minoría Vasco-Navarra a la interlocución con un Frente Popular que nos veía demasiado sacristanes. El caso es que tras haber sido el PNV el fundador de los Nuevos Equipos Internacionales, en 1947 nos tocó crear ese Equipo en Taormina en 1962 con todos los demócratas cristianos europeos que habían estado en contra del nazismo y habían sido perseguidos, y que además apostaban en serio por la creación de una Europa federal, cuando ni socialistas ni la derecha tenían ese horizonte en su programa.

La historia posterior es conocida. Unió y el PNV estuvimos en la Unión Europea Demócrata Cristiana hasta que los intereses europeos lograron que ingresara un partido que se declaraba liberal, no democristiano, como el PP de Aznar. Negándonos nosotros en redondo a ello, se celebró en Dublín el 16 de noviembre de 1990 el VIII Congreso del Partido Popular Europeo (PPE). Como observadores, estaban invitados Aznar, Tocino, Rato y varios más que se hacían valer mientras nosotros, con catalanes y bávaros, presentábamos nuestras enmiendas al borrador de Constitución europea que se iba a aprobar en aquel Congreso. Ellos eran los numerosos españoles y nosotros, los Pulgarcitos casi intocables por eso de ser fundadores de aquel club. Pero ya sabíamos que el PPE quería muchos eurodiputados y nosotros solo podíamos aportar dos.

Un discurso social cristiano

Cuando le tocó hablar al presidente del EBB, Xabier Arzalluz, le sugerimos que lo hiciera en alemán, para que suizos, belgas y alemanes se enteraran y vieran la diferencia al oír las cosas sin traducción simultánea y si, de paso, cabreábamos a Aznar, miel sobre hojuelas. Sonrió y nos hizo caso, y en alemán lo articuló en una intervención memorable, describiendo la construcción europea y la ideología democristiana.

“Los partidos con una vocación territorial tan definida como el nuestro –dijo Arzalluz sonoramente en alemán ante los gestos de Aznar, Rato y Tocino– no han nacido del capricho de un grupo que quiere simplemente tener su pequeña cocina. Detrás de ellos hay toda una historia, en nuestro caso, por ejemplo, de un pueblo perfectamente definido y asentado en la historia y en un territorio miles de años. Entiendo el devenir de Europa como las figuras cambiantes de un caleidoscopio en cada vuelta. Pero todas las nuevas figuras tienen los mismos cristalitos que la componen. Desde el imperio carolingio hasta hoy, el caleidoscopio ha dado varias vueltas pero los catalanes, los escoceses, los bávaros, los vascos o los sicilianos seguimos vivos. Lo estuvimos en tiempos de Carlomagno, antes de la aparición del Estado-nación, y lo estaremos después de que éstos desaparezcan como tales. ¿Qué figura va a aparecer en la actual vuelta del caleidoscopio? ¿Cómo va a ser Europa? ¿Se va a hacer prescindiendo de los cristales que la componen? ¿Prescindiendo de la Europa profunda?”.

Tras poner el balón en el punto de penalti y explicar su concepto de una Europa unida, abordó la ideología democristiana. ”Esta nación –dijo– en un mundo roto, como una Weltanschauung diferente a la del origen marxista y a la liberal. Nuestras preguntas básicas, desde una concepción trascendente de la vida, han tenido como eje al hombre, a la sociedad, a la libertad, a la justicia. La cuestión es si hoy tenemos respuestas válidas a estas preguntas. Si, por tanto, tenemos verdadera razón de ser. Y si, tal vez, la praxis política nos ha llevado a los ojos del pueblo, y especialmente a los de la juventud, a ser contemplados como movimientos conservadores”.

Helmundt Khol, Jacques Santer, Wilfried Martens, Ruud Lubbers y Egon Klephs, allí presentes, ni carraspeaban. “Entiendo que, precisamente por la crisis del socialismo, adquiere especial dimensión el planteamiento de la Justicia. Porque del seno del movimiento democristiano surgieron históricamente organizaciones sindicales. Esto lo saben muy bien nuestros amigos belgas, holandeses, italianos o franceses. Tampoco los alemanes pueden olvidar a hombres como Stegerwald o el sentido social del viejo Zentrum o del Bayernpartei. Aún hoy, en nuestro ámbito vasco, el sindicato más fuerte, con diferencia, salió del seno de nuestro partido. Entiendo también que los democristianos no somos partidos de centro. Este es un concepto geométrico que nos definiría sólo en relación a otros y no a nosotros mismos. Nuestro padre no es Marx ni es Rousseau. Ni Manchester, ni Chicago son nuestras referencias familiares. Nuestra casa no se define por estar entre la de Marx y la de Rousseau”.

Todos le aplaudieron sonoramente, menos los del PP. Al terminar, Carlos Robles Piquer, que había sido ministro de Educación, me dijo. “Eso no se hace. Un español en una reunión internacional tiene que hablar en español”. “Tiene usted razón, Don Carlos –le dije–, pero es que Arzalluz no es español”.

Y a raíz de aquello no pararon hasta expulsarnos de una casa que habíamos construido. Pero esa es otra historia.

El perro del caserío

Xabier Arzalluz marcó un hito y una época en la política vasca, dejando honda huella en los que le conocieron. No entenderíamos la Euzkadi de hoy sin la mirada, el trabajo, la oratoria, el liderazgo, la capacidad para divulgar ideas y las mil historias de un político culto que hizo posible que la nave democrática vasca saliera de la clandestinidad tras la dictadura, negociara con sólidos argumentos jurídicos, políticos e históricos todo lo negociable y obtuviera logros en la discusión constitucional y estatutaria mientras hacía frente a ETA y a la gran Administración del Estado, siempre renuente a compartir poder, y mucho menos a transferirlo. Todo esto lo hizo entusiasmando y provocando a las audiencias con una oratoria singular y a veces flamígera, mezcla de pedagogía, látigo, ironía, mordiente, expresividad, pausas medidas, humor y datos. Era único. La gente se rendía ante sus imágenes y su fuerza expositiva e iba muchas veces a los mítines solo porque hablaba él.

Le gustaba decir que no era más que “el perro del caserío”, ese can que ladra y muerde en las viejas casonas y baserris vascos perdidos en los montes cuando algún intruso desea robar la propiedad o acercarse sospechosamente.

Pero no solo lo hacía con sus discursos parlamentarios, intervenciones en mítines casi cada fin de semana, inauguraciones de batzokis, reuniones de todo tipo, asambleas, actos de presencia en reuniones internacionales en las que, incluso, como hemos contado, hablaba en alemán para irritación de la intolerante derecha hispana, sino que escribía y lo hacía muy bien. La descripción que hizo el lehendakari Leizaola sobre cómo veía la escritura de Arzalluz, no requiere una palabra más. Es redonda y muy descriptiva. Y es que sus artículos en la revista Alderdi y en el diario Deia, publicaciones donde solo escribió, eran esperados semanalmente como esa agua de mayo que ilustra, reconforta y guía.

Algunos, para zaherirle y minusvalorar su acción, hablaban de sus “homilías dominicales”, recordándole su paso por la Compañía de Jesús. ”Pues sí –les decía– y estoy muy orgulloso de ello. Me permitió una buena formación. Prefiero eso a haber pasado por la cárcel tras haber atentado contra personas de uno y otro signo”. Dotado de una gran cultura producto de una rigurosa formación y de sus experiencias europea, que siempre marcaba su encuadre de los problemas, le hizo adquirir el hábito de seguir la política alemana y europea semanalmente a través de la revista Der Spiegel, tras haber traducido, en sus primeros años de asistente de la cátedra del profesor Ollero. Lo hacía como traductor de libros muy exclusivos del alemán al castellano y sabiendo lograr lo imposible como es hacer comprensible el pensamiento abstracto al vulgarizarlo como idea política a seguir.

Sus trabajos, una vez fallecido, no se pueden ni deben perder. Las nuevas generaciones han de saber lo que ocurrió en esos casi 40 años de tan singular experiencia de la mano y pluma del referente intelectual por excelencia, leyendo sus trabajos en Deia, muestra de lo mucho que escribió y reflexionó.

Y como él hablaba de forma tajante y diáfana, como un artillero de la palabra, se podría titular su publicación, “Así de claro”. Tres palabras que nos describen su personalidad. En cierta ocasión Arzalluz, junto a su amigo Luis M. Retolaza se encontraban en Sara, precioso pueblo de Iparralde, tierra de contrabandistas y de aquel singular alcalde Paul Dutournier, que además de pasar aviadores en la guerra mundial por los Pirineos, promovió la cría del caballo Pottoka. Fueron a la iglesia, contigua al cementerio, y en ella vieron un libro de visitas que Retolaza hojeó leyendo testimonios de la gente en sus escritos. Uno de ellos, decía:“¿Cuándo cerraréis la boca a Arzalluz?”

El entonces presidente del EBB lo leyó y puso debajo: “No me callarán, ni me cerrarán la boca, mientras no consiga la paz en Euzkadi y la libertad para mi pueblo. Así de claro”.

Si la política es diferenciación al huir del totum revolutum que siempre perjudica el mensaje claro de EAJ-PNV, se echa en falta en el debate político esa claridad en estos tiempos de amnesia, desideologización y falta de interés por casi todo. De ahí el que no olvidemos su legado. Así de claro. l

Diputado y Senador de EAJ-PNV (1985-2015)