Decía en mi primer artículo de esta serie publicado el lunes pasado, que Vasconia debía pensar qué objetivos son imposibles de alcanzar hoy, y mencionaba la creación de un Estado vasco, y cuáles, por otra parte, son imprescindibles si queremos que nuestro pueblo, Vasconia, no se diluya en el concierto de las naciones y Estados. Así podremos trabajar por objetivos posibles, a tenor de nuestra realidad socio-económica y nuestro tamaño poblacional, y no frustrarnos y descorazonarnos en la búsqueda de objetivos inalcanzables en la actualidad y en el futuro próximo.

El primer objetivo que me viene a la cabeza es el afianzamiento y extensión de nuestro idioma propio: el euskera. De entrada, diría que hay que sostener firme, razonable e inteligentemente el fomento del euskera. Con un doble principio: que los que dominan el euskera puedan expresarse en euskera en la Administración, y que los que solamente dominan el castellano puedan también expresarse en ese idioma en la Administración. He escrito “sostener razonablemente”, esto es, que un puñado de ciudadanos no puedan impedir que la Administración se ejerza en euskera allí donde la gran mayoría de la población viva en euskera. Y he escrito que la defensa del euskera se haga inteligentemente, que en su ejercicio no se excluya a ciudadanos que vivan en Euskal Herria en lengua castellana.

Siempre habrá fricciones que se puede ir solventando con buena voluntad y sentido común, pues Vasconia es un pueblo con historicidad, con capacidad de hacerse a sí, y buscar en cada situación la mejor solución para sus habitantes. Por ejemplo, un ciudadano vasco, castellanoparlante en Segura, en una población vascoparlante en su gran mayoría, pueda expresarse en su idioma en la Administración. Que no sucedan entre nosotros los bochornos que se han vivido en Catalunya, en los que un padre se rebeló exigiendo que, en una zona de muy mayoritaria de habla catalana, sus hijos reciban toda la enseñanza en lengua castellana. Al mismo tiempo, a los médicos operadores, por ejemplo, el conocimiento del euskera no sea condición, menos aún preferente.

Los jueces y el euskera

Claro que aquí se encuentran, como también nosotros los vascos, con el primer poder del Estado, el poder judicial, que no se caracteriza por su sensibilidad positiva hacia las lenguas catalana y vasca. Más bien lo contrario. Como hemos visto en las recientes sentencias judiciales contra determinadas leyes promulgadas por los órganos elegidos por la ciudadanía en la CAPV y en Navarra, gobiernos y algunos municipios, en favor de promover el uso del euskera, sin discriminar a los castellano hablantes.

Leo en El País (06/07/2023), en un texto redactado por José María Brunet, periodista que me otorga confianza y credibilidad, que “el Tribunal Constitucional, en una sentencia aprobada por nueve votos a favor y dos en contra, concluyó que exigir una declaración de “desconocimiento del euskera” para proceder a una traducción de los documentos al castellano, en lugar de traducirlos automáticamente, implica un uso “preferente” del euskera frente al castellano que es contrario a la Ley Fundamental.

Los dos votos contrarios al fallo proceden de los magistrados del sector progresista, Laura Díez y Ramón Sáez. Ambos argumentan que la sentencia “conduce necesariamente” a un permanente régimen de bilingüismo“ o, alternativamente, “al uso exclusivo del castellano”, ya que esta es la única lengua de obligado conocimiento por parte de todos los españoles. (….)

El voto discrepante de los magistrados Díez y Sáez considera que el Tribunal está cambiando su jurisprudencia sobre la cuestión lingüística.”

¿Cuántos vascohablantes hay?

Vayamos con unos pocos datos. La evolución, de 1991 a 2018, del porcentaje de vascohablantes en Navarra, según la edad, muestra un claro aumento en los grupos de edad más jóvenes (16-24 años y 25-34 años). También aumenta hasta los 65 años de edad, donde se produce un ligero descenso de su uso en los años considerados. (Fuente: Gobierno de Navarra. Estudio Sociolingüístico de Navarra, publicado en 2020).

Los datos que ofrece el Instituto Vasco de Estadística (Eustat, abril de 2023) son similares. El castellano supone la primera lengua para el 69,94% de los vascos, frente al 17,82% cuyo primer idioma es el euskera. Tan solo el 7,01% declara que ambas por igual son su primera lengua.

Según el Instituto Cultural Vasco (ICV), sito en Ustaritz, el número de personas que tanto en el País Vasco como en el resto del mundo hablan euskera asciende en la actualidad a 750.000. Gipuzkoa es el territorio con mayor número de vascoparlantes.

En números redondos, en la Comunidad Autónoma Vasca el porcentaje de vascoparlantes es de uno de cada cuatro habitantes; en Navarra, uno de cada diez. El proceso de normalización lingüística iniciado hace 40 años en la Comunidad Autónoma Vasca ha dado sus frutos: seis de cada diez jóvenes saben euskera. En Iparralde, sin embargo, el proceso es inverso: solamente uno de cada diez jóvenes habla euskera, lo que sitúa a nuestra lengua en una de las 3.000 que, según la UNESCO, se hallan en riesgo de desaparecer. (Fuente en datos de R.V.A.P. núm. 118. Septiembre-diciembre 2020. Páginas. 193-237).

Dos grandes figuras vascas y su relación con el euskera

Nos referimos a Patxi Altuna Bengoetxea S.J., lingüista y escritor (1927-2006) y a Jesús Altuna Etxabe, antropólogo y arqueólogo (1932). La figura del primero, Patxi Altuna, tiene una relación directa con el euskera pues además de dar clases en euskera y en aprendizaje en la Universidad de Deusto, en el campus de San Sebastián, escribió un libro –método de aprendizaje del euskera– Euskera ire laguna, se encargó también de impartir dos asignaturas: Euskal Hizkun-tzaren Historia y Euskal Testuak, XVI. mendetik XVIIIra artekoak. Con su libro, muchos aprendimos o perfeccionamos el euskera. Todavía le veo en las aulas y pasillos de Deusto, en el campus de Donostia, arengándonos a que habláramos en euskera: “Euskeraz hitz egin, euskeraz hitz egin”. Inolvidable.

Como inolvidable es el otro Altuna, Jesús Altuna. A raíz de recibir en 1998 el Premio de Humanidades y Ciencias Sociales de Eusko Ikaskuntza-Caja Laboral, dijo estas palabras: “De la Prehistoria europea, salvo un elemento, salvo un testimonio, solo nos quedan ruinas. (….) Pero he dicho que todo es ruina, salvo un elemento. Nos queda en efecto un único testimonio, vivo aún, de la Prehistoria europea. Y ese testimonio pervive en este rincón del Golfo de Bizkaia. Me refiero al euskara, llámese al de entonces protovasco o como se quiera. Cuando a comienzos del primer milenio antes de Cristo las lenguas indoeuropeas se extendieron hacia Occidente, desaparecieron de este continente todas sus lenguas prehistóricas salvo la mencionada.

Una de las potentes ramas derivadas del indo europeo, el latín, con todo el Imperio Romano detrás, la rodeó, hasta por el mar. El español y francés, hijos de aquél, la penetraron profundamente, pero, sorprendentemente, el euskara siguió viviendo. Nosotros, los vascos, tenemos muchas razones para seguir manteniéndola, pero para aquellos que no ven estas razones, válgales, al menos, la siguiente: Es, repito, el único Bien cultural vivo de la Prehistoria europea. Si nos estamos esforzando en mantener las ruinas maltrechas de un dolmen, un crómlech o un menhir, y hemos de seguir haciéndolo, ¿cómo no mantener este singular Bien patrimonial? Europa debería mantenerlo como una joya viva de su pasado milenario”.

(Fuente: revista Munibe, 2005. Homenaje a Jesús Altuna, escrito por sus hijos Izaskun y Xabier Altuna)

Los vascos estamos orgullosos del euskera, aunque no la dominemos perfectamente. Yo soy de los que piensa que el euskera es un idioma difícil. Es más fácil ser bilingüe en Catalunya que en Euskal Herria, donde la resiliencia al peso del castellano es menor. De ahí la capital insistencia de aprender el euskera desde la infancia. l

Catedrático emérito de Sociología. Universidad de Deusto