Estos días hemos recibido la noticia de que en el Congreso español se ha aprobado la Ley del Deporte, previa aceptación de una enmienda transaccional de EAJ/PNV que permite a las comunidades autónomas la oficialidad de algunas selecciones deportivas, las que tienen arraigo histórico y social o bien hubieran formado parte de una federación internacional antes de la constitución de la federación española correspondiente, entre las que en el caso basko se encuentran, la pelota o el surf.

A falta de aprobación del Senado y de matices para su materialización, el paso dado responde a una demanda largamente requerida por la ciudadanía baska. Como siempre, ha habido quienes se han rasgado las vestiduras por entender que el Gobierno central ha vuelto a claudicar antes los desmanes del separatismo y, por otra parte, quienes han considerado que el hecho no merece ni la mínima atención porque sigue siendo otra migaja que no logra el objetivo representar a toda Baskonia/Euskalherria.

Prueba de ello es que ha sido aceptada con los votos del PSOE, Unidas Podemos, PDECat, Más País, Compromís, EAJ/PNV, Coalición Canaria, PRC y Teruel Existe, la oposición del PP, Vox, Ciudadanos, Junts, CUP y Foro Asturias y la abstención de ERC, EH Bildu y BNG. 166 votos a favor, 157 en contra y 18 abstenciones.

Se abre así una oportunidad para la oficialidad de algunas de las selecciones, que no es todo lo que se desea, pero que como escribe Xabi Larrañaga “No tenemos remedio. Yo creo que el nacionalismo moderno, que no es de por sí un oxímoron, no debería tratar tanto de defender la casa de mi padre como de que persista al menos un piso digno en pie, por si a un hijo le da por quedarse o refugiarse. Así lo han entendido armenios, kurdos e irlandeses. Y catalanes, ya que estamos.”

Construyamos pues, seamos positivos y encaremos esta posibilidad que nos brinda la política para trabajar con sinceridad en su promoción, pero seamos realistas y busquemos también una salida coherente al problema del nombre.

Hoy la selección, las selecciones, se denominan “Euskal Selekzioa” tema que traté en su día y argumenté que esto no es un nombre, es en todo caso un adjetivo, las selecciones se llaman como el país Francia, España, Escocia, Cataluña, etc.

Se llegó a esta situación porque en el fútbol, tras unos años de jugar como Euskadi, antes se había llamado también Selección Norte, Combinado Vasco, Euzkadi o Vasconia, debido a una importante demanda social pasó a denominarse Euskal Herria. Fue cuando por influencias, parece que gubernativas, la Federación de Fútbol trató de volver a la denominación de Euskadi y los futbolistas, agrupados en una plataforma denominada “Euskal Herriko futbolariak” con el apoyo de la hoy extinta Esait, amenazaron por medio de un comunicado firmado el 13 de noviembre de 2008 con no jugar si no era con el nombre Euskal Herria.

Era época de gran crispación, pero aún con sus posturas enfrentadas, se llegó a un arreglo por el que se adoptó la denominación “Euskal Selekzioa” que ha durado hasta ahora, dando fin así a las hostilidades. Resultado: una selección sin nombre propio, ni para ti ni para mí, ni para el país.

Tiene de positivo que la decisión se tomó por acuerdo, por consenso entre las partes enfrentadas, tras haber cedido ambas posiciones. Consolémonos, porque al fin al menos pudieron nuestras selecciones seguir compitiendo. Pero tengamos claro que, aunque todo acuerdo es mejor que seguir con el litigio, la solución adoptada mantiene a las selecciones sin nombre propio. Por lo que, en mi consideración, la búsqueda de una solución más adecuada adoptando un denominativo propio, un sustantivo, es algo que no se debe demorar.

Ahora, tras la noticia de la aprobación de la Ley a falta de su tramitación en el Senado, ha surgido la incógnita de si las selecciones podrán contar con jugadores de todo Baskonia/Euskalherria o se ceñirá a Baskonia Oeste, Comunidad Autónoma de Euskadi.

A la espera de aclarar esta cuestión desde Nabarra Alta han surgido voces pidiendo que, por favor, la selección resultante, si no agrupa a la Nabarra Alta y Baskonia Norte no se denomine “baska” dado que ellos también son baskos.

El primero en escribir fue Gaizka Aranguren por medio de este twit “Mesedez, arren eta faborez, Nafarroa Garaiko eta Frantziako selekzioarekin pilotan lehian arituko omen den EAEkoari ez iezaiozue «euskal selekzioa» deitu. Erabili horretarako jadanik esanahia aldarazi zenioten «Euskadi». Ez ezazue «euskal» hitzaren esanahia ere aldarazi.” (“Ruego por favor, que a la selección de la CAE de pelota que vaya a enfrentarse a Nabarra Alta y a Francia no le llaméis “euskal selekzioa”. Utilizar para ello el nombre al que mutásteis su significado, Euskadi. No tergiverséis también el significado de la palabra “euskal”).

Si bien los tiempos de ahora son más tranquilos que los de 2007 y 2008 cuando la cuestión del nombre estuvo al pil-pil, sigue siendo una asignatura pendiente que si no se encauza convenientemente puede llevar a otro atolladero interno. Y, en mi opinión, a dilapidar esfuerzos de todo tipo también cara al exterior, que no hacen sino restar fuerza a nuestra reputación.

En realidad, que las selecciones jueguen con un nombre que cuenta con contestación social no parece muy inteligente. ¿Se va seguir con un no-nombre que no satisfaga plenamente a nadie, ni tampoco nos identifique como país y además invada el nombre de otro espacio administrativo?

Hay cinco ámbitos que reclaman un nombre claro y nítido, que no invada el del otro, 1. La Comunidad Autónoma de Euskadi, CAE, 2. La Comunidad Foral de Nabarra, CFN, 3. La Communauté d´agglomeration Pays Basque, CPB, 4. La adición de la CFN y la CAE, y 5. La totalidad de Baskonia/Euskalherria.

Sería deseable que sea aglutinador y que el nombre elegido para cada ámbito lo defina nítidamente y no pise el denominativo que corresponda al otro. Busquemos además una coherencia a la arquitectura de marca que se debe mantener, de forma que cada nombre utilizado y defendido ocupe su lugar y coordine con el todo.

Dicho esto, y viendo cómo ha ido la votación y las declaraciones posteriores quizás es el momento de buscar un nuevo acuerdo para que nuestro país sea reconocido con un nombre. Es una cuestión de país, básica y muy importante, en el que el consenso debe prevalecer. Hay soluciones que pueden satisfacer a todas las partes, vengo proponiéndolas reiteradamente.

¿A quién corresponde resolver el tema? Sin ser jurista, estimo que a las federaciones respectivas, que son instituciones públicas de derecho privado, si bien considero que el Gobierno será el ente que lo determine, al fin y al cabo es quien financia y orienta en el uso del denominativo. Tampoco sería de recibo que cada federación adopte un nombre diferente, por lo que la institución que las regula es realmente la última responsable. Aunque en un tema como este quizás deba descansar en el Parlamento o los Parlamentos correspondientes.

No parece sensato no abordar el problema y retrasarlo, por considerar que ahora lo tenemos “solucionado” y evitar así el análisis de un tema que parece que quema. Se me hace difícil creer que se evite la búsqueda de una solución sabiendo que la actual es una fórmula de compromiso incorrecta.

Es hora de que los responsables se planteen la resolución del tema con lógica, temple y respeto a los usos que cada uno defiende. Se trata de evitar caer en el mismo error. Puede ser un buen momento para intentarlo.. l