Otra cosa es buscar entender analíticamente por qué acontecen tales eventos terroristas. Ellos no caen del cielo azul. Atrás de ellos hay un cielo oscuro, hecho de historias trágicas, matanzas masivas, humillaciones y discriminaciones, cuando no, de verdaderas guerras preventivas que sacrificaron vidas de millares y millares de personas.

En eso los Estados Unidos y en general el Occidente son los primeros. En Francia viven cerca de cinco millones de musulmanes, la mayoría en las periferias en condiciones precarias. Son altamente discriminados a punto de surgir una verdadera islamofobia.

Luego, después el atentado a las oficinas de Charlie Hebdo, una mezquita fue atacada a tiros, un restaurante musulmán fue incendiado y una casa de oración islámica fue atacada también a tiros.

¿Qué significa eso? El mismo espíritu que provocó la tragedia contra los caricaturistas, está igualmente presente en esos franceses que cometieron actos violentos a las instituciones islámicas. Si Hannah Arendt estuviese viva, ella que acompañó todo el juzgamiento del criminal nazi Eichmann, haría semejante comentario, denunciando este espíritu vengativo.

Se trata de superar el espíritu de venganza y de renunciar a la estrategia de enfrentar la violencia con más violencia. Ella crea una espiral de violencia interminable, produciendo incontables víctimas, la mayoría de ellas inocentes.

Paradigmático fue el atentado terrorista del 11 de septiembre de 2001 contra los Estados Unidos. La reacción del presidente Bush fue declarar la “guerra infinita” contra el terror; instituir el “acto patriótico” que viola derechos fundamentales al permitir prender, secuestrar y someter a ahogamientos a sospechosos; crear 17 agencias de seguridad en todo el país y comenzar a espiar a todo mundo en el mundo entero, a más de someter terroristas y sospechosos en Guantánamo a condiciones inhumanas y a torturas.

Lo que los Estados Unidos y aliados occidentales hicieron en Irak fue una guerra preventiva con una mortandad incontable de civiles. Si en Irak hubiese solamente una amplia plantación de frutas y cítricos, nada de eso ocurriera. Pero allá hay muchas reservas de petróleo, sangre del sistema mundial de producción.

Tal violencia barbárica, porque destruyó los monumentos de una de las más antiguas civilizaciones de la humanidad, dejó un rastro de rabia, de odio y de voluntad de venganza.

A partir de este trasfondo, se entiende que el atentado abominable en París es resultado de esa primera violencia y no la causa originaria. El efecto de este atentado es instalar el miedo en toda Francia y en general en Europa. Ese efecto es visto por el terrorismo: ocupar las mentes de las personas y mantenerlas rehén del miedo.

El significado principal del terrorismo no es ocupar territorios, como hicieron los occidentales en Afganistán y en Irak, sino ocupar las mentes. Esa es su victoria siniestra.

La profecía del autor intelectual de los atentados del 11 de septiembre, el entonces aún no asesinado Osama Bin Laden, hecha el día 8 de octubre de 2001, infelizmente, se realizó: “Los Estados Unidos de América nunca más tendrán seguridad, nunca más tendrán paz”.

Ocupar las mentes de las personas, mantenerlas desestabilizadas emocionalmente, obligarlas a desconfiar de cualquier gesto o de personas extrañas, eso es lo que el objetivo del terrorismo y ahí radica su esencia. Para lograr su objetivo de dominación de la mente, el terrorismo persigue la siguiente estrategia:

1.- Los actos tienen que ser espectaculares, de lo contrario no causan conmoción generalizada.

2.- Los actos, a pesar de ser odiados, deben causar admiración por el ingenio empleado.

3.- Los actos deben sugerir que fueron minuciosamente preparados.

4.- Los actos deben ser imprevistos para dar la impresión de ser incontrolables.

5.- Los actos deben permanecer en el anonimato de los autores (usando máscaras) porque cuanto más sospechosos hay, mayor es el miedo.

6.- Los actos deben causar miedo permanente.

7.- Los actos deben distorsionar la percepción de la realidad: cualquier cosa diferente puede configurar el terror. Basta ver algunos pobrecitos entrando a los centros comerciales y ya se proyecta la imagen de un asaltante potencial.

Formalicemos un concepto terrorismo: es toda violencia espectacular, practicada con el fin de ocupar la mente con miedo y pavor.

Lo importante no es la violencia en sí, sino su carácter espectacular, capaz de dominar las mentes de todos. Uno de los efectos más lamentables del terrorismo fue haber suscitado el Estado terrorista que son hoy los EEUU. Noam Chomsky cita a un empleado de los órganos de seguridad norteamericano que confesó: “Los EEUU son un estado terrorista y nos enorgullecemos de ello”.

Ojalá no predomine en el mundo, especialmente en Occidente, este espíritu. Ahí sí, iremos al encuentro de lo peor.