HACE unos días en el estacionamiento de un caserío se paseó delante de mí un topo, ascendió la ladera y se escondió en un agujero. Sus movimientos no tenían nada que envidiar a los de las modelos de las mejores pasarelas. Pensé, qué suerte he tenido, una especie en peligro de extinción, carreteras, aparcamientos, industrialdeas, pesticidas... Recordé mi infancia cuando con los aitas nos sentábamos en las campas a comer un bocadillo de tortilla y a veces veíamos algún topillo mientras el aita con una habilidad de la que no estoy dotado cogía algún grillo. Han pasado muchos años desde entonces, seguro que mis hijos han visto alguno pero mis nietos, tal vez al grillo Pepito en sus dibujos animados.
Coincide en el tiempo el relato con la presencia en la prensa de otro tipo de topos, topos con clase, por su refinada cultura, su dedicación evangélica, sus buenos hábitos y mejores costumbres, los Topos Vaticanos, pasean por pasillos lujosamente decorados, despachos lujuriosos, tapices, alfombras, mármoles, ? No están en peligro de extinción, sobreviven desde tiempos inmemoriales, desde antes que la familia Borgia abandonara su Valencia natal para asentarse en el trono de San Pedro. Las intrigas palaciegas, los entuertos falderos, los venenos y demás referentes acompañan a los topos en su quehacer informativo, cual best seller novelesco, aunque, la verdad sea dicha, a pocos nos pilla por sorpresa. Parece que los quieren cazar, pero no, perderían más los cazadores que los topos cazados.
Pero, no todos los topos son así, tan vaticanos. España no es el Vaticano aunque ambos se han llevado bien, antes del Palio, con el Palio y después del Palio. Tampoco son una especie en peligro de extinción, están infiltrados en los juzgados, partidos políticos, ministerios, televisiones, ?., lanzan mentiras que parecen verdades y verdades que son mentiras. Estos topos no tienen mérito, chapucean y están protegidos, por los suyos y por los otros, a veces salen a la luz y se hacen tránsfugas.
España es más bien un país de caza, La Escopeta Nacional lo refleja bien sin caricaturizarlo en demasía. La caza está de moda. No hace mucho D. Juan Carlos I, el Invicto, cazó un elefante mucho mayor que él, pero como nunca llueve a gusto de todos, unos se quejaron por el costo de la cacería, otros por la afrenta ecológica que representaba y otros no vieron nada. Finalmente el Rey explicó la economía, se disculpó con los segundos y, agradeció con su mirada a los últimos.
Aquí en Nuestra Comunidad, todavía nuestra, nuestro Lehendakari, todavía nuestro, quiere emular al Rey y ha salido con dos compañeros de la sociedad de caza que preside en Vitoria-Gazteiz ,"Eusko Ehizlariak", los señores Iñaki Arriola y Ernesto Gasco a por el Topo guipuzcoano. La decisión no ha sentado bien y al igual que la actuación Real, ha levantado ampollas en amplios sectores de la Sociedad Vasca. A la Oposición y a muchos de los suyos, el gasto les parece un despilfarro preelectoral.
A los románticos apolíticos, además de los euros, lo que más nos duele es que maten a nuestro topo, único ejemplar suburbano autóctono, para sustituirlo por un animal domesticado llamado Metro que abunda por doquier.
Afortunadamente el Sr. Lehendakari nos ha descubierto su Plan Vacacional y como quedan unos días para la apertura de la veda estamos seguros de que ante el clamor suscitado, rectificará su decisión y enmendará sus errores contractuales para que, quizás presidido por él mismo, el próximo año 2013 celebremos el Primer Centenario del Nacimiento del Topo en lugar de cómo pretende, el primer aniversario de un metro hermano menor de todos los que se pasean despersonalizados por el mundo.
Lehendakaritza ganaría muchos votos si en lugar de persistir corrige su discurso, llama a la ciudadanía a un concurso a la búsqueda de un nombre y de un logotipo/logotopo para el gran acontecimiento..
Miles de amigos y usuarios del Ferrocarril y de cazadores de "Topoaldea" junto a otros del Territorio Histórico y otros muchos transfronterizos (casi todos molestos con el trato institucional) se sumarán gustosos, a una manifestación en "defensa del topo" caso de que no se anuncia pronto el esperado cambio de decisión.