Un joven ha asegurado este jueves que vio al acusado de la muerte de Santi Coca propinar en el suelo a la víctima una última patada en la cabeza que le "rebotó" contra una pared y tras la que "se le fueron los ojos arriba", algo que dejó en shock al testigo.

La reacción de este joven fue entonces acercarse al agredido para ver si tenía pulso pero, según ha relatado, al tocarle notó que no lo tenía, mientras vio a su lado al hermano de la víctima "intentando despertarle".

El relato de este testigo ha centrado la cuarta jornada del juicio con jurado que se sigue desde el lunes en la Audiencia de Gipuzkoa contra un varón acusado de la muerte de Santi Coca, un menor de 17 años que falleció en el hospital dos días después de recibir una paliza por parte de un grupo de personas, el 26 de abril de 2019, en el exterior de una discoteca de San Sebastián.

En su declaración, este testigo ha explicado que se encontraba en el lugar de los hechos y presenció cómo, tras un incidente por un paquete de tabaco entre otras personas, tuvo lugar un segundo altercado en el que Santi propinó un puñetazo en la mandíbula al inculpado, quien respondió con otro puñetazo.

Este episodio acabó con Coca en el suelo tras tropezarse mientras era empujado por el inculpado, todo ello en un espacio de unos ocho segundos.

Bastante alterado

Según ha relatado el testigo, dos personas intentaron entonces separar al encausado, aunque "no era fácil" contenerlo porque estaba "bastante alterado" y "todo loco", de forma que logró zafarse para dar una a Coca una patada en la cabeza que "rebotó" contra la pared.

El testigo se acercó entonces a Santi y, tras comprobar que no tenía pulso, llamó a una ambulancia y luego, como estaba "en shock", decidió marcharse junto a unos amigos. Durante el trayecto de vuelta a su casa pensó que tal vez podría haberse equivocado sobre el estado de salud de Coca, pero al día siguiente se enteró de que el joven estaba "en muerte cerebral".

En este punto, la fiscal ha puesto de manifiesto unas posibles contradicciones del testigo con lo que ya había declarado previamente en la fase de instrucción, cuando sostuvo que vio al acusado "enganchar" a Santi Coca del cuello con un brazo mientras que con la otra mano le daba puñetazos.

El testigo ha justificado entonces la diferencia entre sus declaraciones afirmando que le resulta "duro" acordarse y que después de los años transcurridos recuerda más los hechos que más le impactaron: el primer puñetazo que el acusado dio a la víctima y la patada final, que fueron los golpes más "contundentes" que él presenció, teniendo en cuenta además que en el incidente había "muchísima gente separando".

Varias patadas

En otro momento de la vista, ha comparecido un ertzaina que dirigió la investigación del incidente, quien ha señalado que en la paliza participaron al menos seis personas y que Coca recibió varias patadas cuando ya estaba en el suelo.

Este agente ha referido que en el altercado tomaron parte "dos grupos de personas que se acometían", si bien ha precisado que mientras unos golpeaban a la persona que estaba en el suelo, los amigos del caído lo estaban "defendiendo".

En el juicio también ha comparecido otro testigo presencial de los hechos que ha calificado "claramente" lo sucedido como "una agresión a Santi Coca" y "no una pelea entre dos grupos".

Ha detallado que desde su punto de vista el incidente comenzó cuando "un grupo de tres chavales se echó encima de Coca, le tiraron al suelo a empujones y comenzaron a darle puñetazos y patadas" como "chutes de fútbol", tras lo que se les unieron otros dos, hasta que luego se metió más gente a separar.

Algo que también intentó hacer él pero no logró introducirse en el grupo que se había formado y decidió llamar a una ambulancia cuando al despejarse la situación vio a Coca "inconsciente" en el suelo sin haber podido defenderse.

Uno de los ertzainas que primero acudieron al lugar ha manifestado que los amigos de Coca manifestaron que los autores de la paliza habían sido siete u ocho personas, de las cuales en un primer momento identificaron a tres entre las que se encontraba el acusado, quien le reconoció que él "sí había llegado a golpear" a la víctima.

En esta misma sesión, la madre de Santi Coca ha descrito a su hijo como un joven que "no se metía en problemas" que "tenía muchos amigos" porque era "sensible, cariñoso y muy servicial". "Era muy empático, muy majo y correcto", ha recalcado.

Está previsto que el juicio continúe este viernes con la declaración de varios agentes de la Ertzaintza.