El matrimonio guipuzcoano que se enfrentaba a una petición de cinco años y medio de cárcel, acusado por la Fiscalía de arrojar a una regata de Anoeta sacos con restos y vísceras de corderos sacrificados por el "rito halal" en su caserío de Asteasu han sido absueltos, ya que en ellos sólo había "lana de esquilado".

El Ministerio Público imputaba a la pareja un delito contra los recursos naturales y el medio ambiente por el que, además de la citada pena de cárcel, demandaba una multa de 7.200 euros para los imputados y su inhabilitación para cualquier actividad relacionada con la explotación y cría de ganado de la especie bovina, ovina o caprina.

Según la sentencia del caso, los hechos se remontan a la noche del 20 de agosto de 2018 cuando, sobre las 22.00 horas, el marido cargó su furgoneta con quince sacos de lana de esquileo y se trasladó a Anoeta por un camino vecinal hasta las proximidades de una regata denominada Sorgintxulo, que desemboca en el río Alkiza. Algunos sacos llegaron al cauce

En este lugar, precisa la resolución, los arrojó ladera abajo, de tal forma que algunos de ellos llegaron al cauce de la citada regata.

El texto judicial considera ahora acreditado que, tras localizar los sacos dos días más tarde, una inspectora de la Agencia Vasca del Agua (URA) acudió al lugar, pero tras descubrir que no se trataba de un "vertido líquido" y encontrarse "fuera del horario comercial" consideró que "no había peligro" y abandonó el lugar hasta el día siguiente.

Posteriormente, también se personaron en el caserío de los acusados y en el lugar de los hechos varios agentes de la Ertzaintza y técnicos del Gobierno Vasco, una de los cuales constató finalmente que en la totalidad de los citados sacos "sólo había lana de esquilado de ganado ovino", sin que encontrara en ellos "ni vísceras ni restos de pieles".

La sentencia recuerda además que de todos los ertzainas que declararon en el juicio sólo uno "reconoció haber bajado hasta el caudal de la regata", ya que su compañero "sólo llegó a la mitad del camino", a pesar de lo cual ambos manifestaron que en los sacos "había tripas, vísceras y pieles".

Una circunstancia que, en opinión de la sala, los policías "pudieron suponer" a raíz del "fuerte olor que desprendían" los envoltorios, dado que "no pudieron ver" su contendido porque "estaban cerrados" como "reflejan las fotografías obrantes" en la causa.

Igualmente, el tribunal considera que, tras las pruebas practicadas, "en modo alguno se puede concluir de forma indubitada que el vertido realizado haya supuesto un peligro para el medio ambiente, teniendo en cuenta el material que se encontró en los sacos y su calificación conforme a la legislación europea".

Por estos motivos, la Audiencia absuelve a los dos acusados "con todos los pronunciamientos favorables".