Sorpresa mayúscula este viernes en el barrio donostiarra de Amara. Hacia mediodía, viandantes han alertado a la Ertzaintza de la presencia de un gran buitre leonado en las inmediaciones del estadio de Anoeta. Concretamente, el animal se encontraba en la rotonda que está frente al campo de fútbol.
Al lugar se han acercado también miembros de la Guardia Municipal de Donostia, que han procedido a hacerse cargo del animal. Tras percatarse de que presentaba un aspecto debilitado, han decidido trasladarlo a la comisaría de Morlans, donde guardas forestales de la Diputación lo han recogido para llevarlo al centro de recuperación de fauna salvaje Basabizi, de Urnieta. Allí será alimentado y, cuando recupere sus fuerzas, será puesto de nuevo en libertad en su entorno natural.
Según han explicado a este periódico fuentes del servicio de Flora y Fauna de la Diputación, se trata de un buitre joven perteneciente a la población de Peñas de Aia. Se da la circunstancia de que, en esta época del año, los ejemplares más jóvenes abandonan el nido, por lo que no es extraño que, dada su inexperiencia, se desorienten y sufran diversos percances. "Al caer y no poder alimentarse, se debilitan y a veces no pueden remontar el vuelo, que es lo que ha pasado en este caso", han precisado estas fuentes.
Más de 2 metros de envergadura
El buitre leonado es un ave rapaz carroñera que destaca por su gran tamaño, de hecho, es una de las aves más voluminosas de Europa. De adultos pueden llegar a alcanzar envergaduras de 2,5 metros y pesar entre seis y nueve kilos.
Los ejemplares más jóvenes tienen un plumaje de color marrón rojizo, mientras que los adultos tienen tonos más parduzcos y grisáceos. Llama la atención su largo y desplumado cuello de color claro, igual que la cabeza, así como su poderoso pico. En el cielo también resultan inconfundibles, con alas largas y anchas ligeramente en forma de V y una reducida cola.
Esta especie necrófaga se alimenta de cadáveres de animales domésticos y silvestres, y es un perfecto aliado para el mantenimiento de los pastizales, así como para limitar la difusión de enfermedades entre el ganado.
Actualmente, se tiene constancia de que en Gipuzkoa hay siete zonas de cría: una en Aiako Harria, tres en Aralar y otras tres en Aizkorri. Además, hay una pareja aislada en este último enclave.
Desde junio 2019, el servicio de Flora y Fauna de la Diputación hace el seguimiento de 13 ejemplares a los que se equipó con emisores GPS/GSM. La información obtenida permite conocer mejor los hábitos de esta especie así como las poblaciones existentes en Gipuzkoa