Unos pelos hallados en la lanza térmica que se utilizó en el asalto de la joyería Munoa de Donostia se perfilan como claves en el juicio que ha comenzado este lunes en la capital guipuzcoana por el robo de casi 250.000 euros en alhajas de este emblemático establecimiento donostiarra el 17 de octubre de 2018.

Según han señalado a Efe fuentes del caso, la Policía encontró estas muestras capilares en la herramienta que quedó abandonada en el lugar de los hechos tras cometer el atraco.

Una prueba clave que la defensa ha intentado atajar en los prolegómenos del juicio, solicitando la nulidad de las muestras genéticas tomadas a su cliente, al entender que se obtuvieron sin su conocimiento, sin presencia de su abogado y con "una ruptura clara" además en la cadena de custodia.

Tras deliberar un corto espacio, el tribunal de la Sección Tercera de la Audiencia de Gipuzkoa ha decidido continuar con el juicio ya que, según ha anunciado, se pronunciará más adelante sobre este aspecto en la sentencia que dicte una vez concluya el proceso.

Según la versión de la Fiscalía, el presunto autor del robo habría entrado en la joyería pasada la medianoche, rompiendo las dos cerraduras de la puerta acorazada que daba acceso al negocio desde el portal del inmueble en el que se encontraba el negocio.

Una vez en el interior, el ladrón habría forzado el sistema de entrada al taller de joyería, tras lo que pasó mediante el mismo sistema a la zona de atención al público y a otra sala donde se encontraban dos cajas fuertes, una de las cuales intentó abrir sin éxito aplicando calor con la lanza térmica, cuyas llamas causaron desperfectos en varios muebles cajoneros y en el suelo de esta dependencia acorazada.

El acusado presuntamente también rompió varios cables del sistema de seguridad y grabación del establecimiento, arrancó el disco duro en el que se registran las imágenes y pintó las lentes de las cámaras de seguridad con un espray negro.

Seguidamente, se habría apoderado de distintas gemas, alhajas, piedras preciosas y artículos y materiales de joyería de los que pudo disponer, cuyo valor conjunto ascendía a 248.264 euros, tras lo que se dio a la fuga dejando abandonadas distintas herramientas entre las que había una lanza térmica, una botella de oxígeno, una máscara de aire con filtro y unas gafas de protección para soldadura, entre otros objetos.

Al ser preguntado sobre ello por la fiscal del caso, el inculpado ha negado cualquier vinculación con el robo ya que, según ha explicado, "jamás" ha estado en la joyería asaltada.

Este hombre ha recordado además que en 2015, años antes de que sucedieran los hechos, le sustrajeron una bolsa con diversas herramientas de una bolsa que se le olvidó en su coche cuando lo dejó en un taller para hacerle una reparación, aunque no llegó a denunciar el robo.

El inculpado ha comentado también que el día del atraco él estaba trabajando en un negocio de restauración, al tiempo que, ha preguntas de su abogada, ha insistido en que "jamás" ha accedido a que le practiquen una prueba de ADN.

Está previsto que el juicio continúe mañana y que concluya el próximo 24 de mayo con las conclusiones definitivas y los informes de las partes.