La Audiencia de Gipuzkoa ha condenado a seis años de cárcel a los cuatro jóvenes, tres varones y una mujer, acusados de retener 11 horas en contra su voluntad a una chica transexual en un piso de Donostia, donde la maltrataron y vejaron para intentar que saldara una supuesta deuda económica contraída con ellos.

Esta condena es resultado de un acuerdo de conformidad al que los cuatro inculpados han llegado este lunes con la Fiscalía y la acusación particular, que ejerce la víctima, tras haber reconocido la autoría de los hechos.

El Ministerio Público, que inicialmente reclamaba diez años de prisión para cada uno de ellos, ha accedido así a aplicarles la atenuante de reparación del daño causado, ya que los procesados han ingresado ya en una cuenta del juzgado parte de los 16.000 euros con los que deberán compensar a su víctima.

Detención ilegal

 De esta manera, los cuatro procesados han sido condenados finalmente a cuatro años de cárcel como autores de un delito de detención ilegal, a un año y tres meses por un delito contra la intimidad, a nueve meses por extorsión y a pagar una multa de 120 euros por un delito de lesiones leves.

Asimismo, ninguno de ellos podrá comunicarse con la damnificada ni aproximarse a ella durante un período de diez años.

Según el escrito de acusación de la Fiscalía, los hechos se iniciaron sobre las 22.00 horas del 23 de abril de 2020, cuando la víctima recibió una llamada de la mujer acusada, con la que mantenía una relación de amistad desde hacía tres años, en la que esta chica le pedía que le llevara "algo de comida" a su domicilio.

Media hora más tarde, la víctima acudió con una hamburguesa a casa de su amiga, donde también se encontraban los otros tres procesados, uno de los cuales cerró la puerta con llave a pesar de que la intención de la perjudicada era marcharse tras haberse fumado un cigarro.

Seguidamente, "aludiendo a una presunta deuda económica" que la damnificada debía "satisfacerles", los inculpados comenzaron "a pedirle dinero", le revisaron la cartera y le advirtieron de que "no le dejarían marchar" hasta que no se lo diera, al tiempo que le insultaron con expresiones como "hijo de puta, maricón, ni tu madre te quiere, engendro", entre otras frases vejatorias.

A continuación, los encausados le dijeron que, como era "una 'trans'" la iban a respetar, si bien insistieron en que no se iba a ir de allí hasta que no arreglara "el problema" económico que tenían.

Ceniza en la cabeza

 Más tarde, depositaron sobre su cabeza la ceniza de los cigarros que estaban fumando, le lanzaron los mecheros a la cabeza, la registraron y le quitaron el móvil con el que la obligaron a llamar a su madre con el altavoz activado para pedirle dinero por una parte y tranquilizarla por otra, diciéndole que se iba a quedar durante la noche en casa de su amiga.

Tras pedirle las claves de acceso a la terminal, los acusados accedieron al móvil, descargaron aplicaciones de diferentes entidades bancarias e instaron a su víctima para que les diera su DNI para intentar operar "sin éxito" con ellas.

A pesar de que la damnificada insistía en que quería marcharse de allí, los procesados la sentaron en una silla en medio de la sala, le taparon la boca con cinta adhesiva durante varios minutos y la golpearon, al tiempo que le amenazaron con ponerle una bolsa en la cabeza y le manifestaron que no iba a abandonar la casa hasta que no les diera "500 o 600 euros".

Cuchillo en la cara

Los cuatro encausados reafirmaban" sus amenazas "quemándole las puntas de la peluca" que llevaba y "poniéndole un cuchillo en la cara, en el cuello y en la tripa", además de tirarle un vaso con líquido sobre la cabeza.

Sobre las 8.30 horas de la mañana, la perjudicada les ofreció una videoconsola de su propiedad a cambio del móvil que le habían quitado y el compromiso de que a lo largo del día contactaría con ellos para "darles todo el dinero".

De esta manera, varios de los encausados acompañaron a la perjudicada hasta su domicilio y, tras hacerse con la videoconsola, regresaron a la vivienda en la que se habían producido los hechos junto a la víctima, quien aprovechó un momento en el que un vecino salía del ascensor para "huir del lugar" y regresar a su casa, donde contó a su madre lo sucedido.