No quiere venganza, pero sí un castigo justo por lo que le hizo pasar. “Sufrí una angustia terrible. Tenía miedo de salir a la calle sola, porque me dijo que vivía cerca de mí. Fue muy duro. Que actúe la justicia y le impongan la pena que merezca”, afirma una de las dos víctimas de los delitos de acoso sexual que se imputan al vecino de Lakuntza que ha sido detenido por la Guardia Civil.
Todo empezó en abril de 2021, recuerda esta denunciante. “Empezó a escribirme por Instagram. Me mandaba mensajes con nombres falsos, desde varias cuentas. Cambió de nombre varias veces”, explica. Aunque el desconocido interlocutor “empezó saludando”, sin realizar proposiciones sexuales, “a los pocos días comenzó a preguntarme por qué no le contestaba”.
Esta vecina de Alsasua asegura que la persona no se identificó, ni le dijo dónde vivía, pero hubo un mensaje que se le quedó grabado a fuego. “Me dijo: no sabes lo cachondo que me pongo cada vez que te veo y lo cerca que vivo de ti”. Un mensaje que hizo saltar todas las alarmas. “Empecé a sospechar de vecinos y entré en una espiral paranoica, porque podía ser un vecino. Además, comenzó a mandarme fotos mías que yo tenía en mi cuenta de Facebook. Sentí que se había obsesionado conmigo”, señala esta víctima.
Fotos explícitas
La escalada de acoso se incrementó cuando el detenido también inició el envio de “fotos sexuales explícitas. Se lo conté todo a mi marido y me dijo que fuese a denunciarlo. Tenía miedo de salir a la calle sola. Siempre salía acompañada, pero salía con miedo. Mi marido me venía a buscar al trabajo, a casa... Tenía miedo de que me pasase algo, porque me dijo que vivía cerca de mí”. Al acudir a la Guardia Civil, los investigadores le recomendaron que siguiera manteniendo su perfil en Instagram abierto, que no bloquease al acosador “para poder recopilar más pruebas contra él”.
"Desconfías de todo el mundo, incluso de gente muy cercana"
Mientras tanto, el matrimonio mantuvo en secreto la pesadilla que estaban sufriendo. “Ha sido muy duro, porque vivíamos en una paranoia, no saludábamos a nadie por la calle por temor a que fuese esa persona. Desconfías de todo el mundo, incluso de gente muy cercana”, admiten.
Mientras la Guardia Civil cerraba el cerco en torno al acosador, la pareja sintió que el año que transcurrió desde la denuncia hasta la identificación y detención del responsable fue “eterno”. “Vivíamos con una angustia terrible y nos afectó a todos los niveles. Cuando nos comunicaron que lo habían detenido, sentimos alivio. Después supimos que era un conocido nuestro”, indican
"No hemos querido hablar con él, ni pedirle una explicación. Lo que hizo es un delito"
En este sentido, añaden que “no hemos querido hablar con él, ni pedirle una explicación. Lo que hizo no tiene explicación, es un delito. Y no sólo me lo hizo a mí, se lo hizo a otra mujer. Por eso, quiero pedir a todas las mujeres y personas que están en una situación similar que no se lo piensen, que vayan y denuncien, porque no hay derecho a soportar algo así”.