Las habitaciones que hasta hace poco pertenecían a las monjas de la comunidad de madres Agustinas, en Errenteria, ya tienen nuevas habitantes. Tras la marcha de las religiosas el pasado mes, el convento situado en el barrio de Agustinas, ha sido reconvertido por Cáritas Gipuzkoa en Miriam Etxea, un hogar dirigido a mujeres en situación de exclusión social.

Las primeras seis mujeres que residirán en él llegarán este martes tras la inauguración oficial del espacio, que ha tenido lugar por la mañana con la presencia del obispo Fernando Prado, quien ha señalado que el proyecto busca "sacar a todas las mujeres de la calle".

Por ahora, el nuevo hogar, pensado para acompañar a mujeres adultas de entre 30 y 45 años en situaciones de desprotección y exclusión social, permitirá a las huéspedes alojarse y realizar su vida diaria durante un año o año y medio, aunque cada caso será diferente. "Se trata de un proyecto integral y con un proceso personalizado. Se las ayudará en su proceso de regulación y en su camino a la autonomía total", ha apuntado Kontxi Elexpe, administradora de Cáritas Gipuzkoa.

Los perfiles de las mujeres, seleccionado por Cáritas a través de su proyecto Miren, son de personas sin niños a su cargo, capaces de hacer una vida normal, sin consumo activo y sin protección familiar. "Miren Etxea empieza con seis mujeres y busca la prevención del sinhogarismo", ha indicado Prado, al tiempo que ha recordado que en Gipuzkoa viven en torno a mil personas en la calle, de las que el 10% son mujeres. "Es una exclusión desconocida e invisible, pero una cifra muy abordable", ha reconocido el obispo, añadiendo que el proyecto durará años y contará con más mujeres en el futuro.

690 mujeres atendidas

Las monjas de las Agustinas han sido las encargadas de ceder este espacio tras su marcha a la Diócesis, que enmarca este proyecto dentro de los actos de celebración del año jubilar. "Nos alegra que vuelvan a ser mujeres las que se queden en el edificio y estsmos muy contentas porque no se quede vacío", ha apuntado sor Rosalía, hasta ahora priora del convento.

El objetivo del proyecto, además, es que las mujeres hagan comunidad en el pueblo y participen activamente en el barrio. "Queremos crear un espacio donde puedan rehacer su vida con acompañamiento y confianza", ha explicado Elexpe, explicando que, para ello, se ha tejido una red de voluntarios que permitirán hacer caminos personalizados con cada una de ellas.

Según ha detallado, el pasado año desde Cáritas Gipuzkoa atendieron a 690 mujeres en situación de vulnerabilidad, lo que supuso un aumento en 148 personas con respeto al curso anterior. Gran parte de ellas, 419, además, se encuentran en situación irregular.