Las personas con problemas de salud mental envejecen antes, llevan una vida física y emocionalmente más complicada y presentan un riesgo elevado de soledad no deseada y de exclusión social.
Estas son algunas de las conclusiones del estudio El envejecimiento de las personas con problemas de salud mental en la Comunidad Autónoma Vasca en el que han participado 230 personas residentes en Euskadi con este tipo de problemas de 50 o más años, y que ha estado impulsado por Salud Mental Euskadi en apoyo del Gobierno vasco.
El informe se presentó este jueves en Gasteiz por una de sus investigadoras, Irama Vidaurreta, quien estuvo acompañada por la consejera de Bienestar, Juventud y Reto Demográfico, Nerea Melgosa, explicó que el trabajo analiza el proceso de envejecimiento desde un “enfoque biopsicosocial” que tiene en cuenta los factores físicos, cognitivos, emocionales, sociales y materiales que determinan el bienestar de cualquier persona.
En este sentido, el estudio refleja que el perfil de persona con problemas de salud mental es el de un hombre –un 60% de las veces– con una media de 57 años y diferentes diagnósticos que varían desde la esquizofrenia –con un resultado del 48,8%–, trastorno bipolar –un 11%– y depresión –un 8,9%–, que convive con el trastorno durante largas etapas, más de dos décadas en la mayoría de los casos. Además, la mitad de estas personas tienen reconocida una discapacidad grave y un 40% cuenta con algún grado de dependencia.
Entonces, entran en juego limitaciones físicas y cognitivas y el gran impacto emocional que acarrea la enfermedad. Según los datos del informe, una de cada cinco personas tiene problemas de movilidad, una de cada cuatro dificultades para llevar a cabo actividades básicas de la vida diaria, más de la mitad sufre pérdidas de memoria o problemas de concentración y el 39% complicaciones para comunicarse. En el marco emocional, el 58% se siente apático y el 53% desanimado con frecuencia; además, casi la mitad de las personas que padecen este tipo de enfermedades ha tenido, en alguna ocasión, pensamientos de muerte.
Sobrecarga laboral y familiar
Afecta a un 88,7% de mujeres. El 88,7% de las mujeres españolas reconoce que la sobrecarga laboral y familiar afecta negativamente a su salud mental y el 87,4%, a su salud física, según revela el V Barómetro de la Federación Española de Mujeres Directivas, Ejecutivas, Profesionales y Empresarias (FEDEPE). Entre los desafíos diarios a los que se enfrentan, destaca que el 42,1% de encuestadas asume en solitario el cuidado de sus hijos. A este respecto, el 98,7% cree que la falta de corresponsabilidad en los cuidados afecta directamente a su bienestar personal. De hecho casi una de cada cinco mujeres (19,8%) sufre ansiedad, y un 10,3% tiene diagnosticada depresión.
Soledad y precariedad
La soledad y los problemas económicos son dos de los factores que el estudio destaca como impulsores de estos problemas. Así, una de cada cuatro personas carece de amistades o redes cercanas y un 17% dice sentirse sola con asiduidad que, sumado a que un 44% de los encuestados cuenta con ingresos inferiores a los 1.000 euros mensuales y un tercio reconoce no ser capaz de afrontar gastos imprevistos, conlleva una situación de desprotección emocional y social “preocupante”, según Vidaurreta.
La investigadora describe así toda esta combinación de deterioro físico, soledad y precariedad, como la configuración de un escenario de “riesgo elevado que exige respuestas públicas coordinadas y sostenidas”.
Por ese mismo motivo, la federación de asociaciones de pacientes y familiares de personas con problemas de salud mental de Euskadi demanda la adecuación de los recursos y servicios sociosanitarios a las necesidades de estos pacientes, teniendo en cuenta su envejecimiento prematuro y la coexistencia de problemas físicos, cognitivos y emocionales.
La federación propuso reforzar los programas de prevención, acompañamiento y promoción de hábitos de vida saludables, así como mejorar la coordinación entre los sistemas sanitario, social y de dependencia para ofrecer respuestas integrales, e insistió en la necesidad de garantizar una red de apoyos comunitarios que favorezcan la autonomía y la permanencia en el entorno habitual de estas personas a través de recursos como viviendas de apoyo, los programas de vida independiente o los centros de día.
Salud Mental Euskadi puso además voz a las familias y personas cuidadoras de estos pacientes porque ellas “también envejecen” y, en una gran cantidad de casos, asumen una carga excesiva.