El cáncer de mama no es solo una enfermedad. Intervienen un sinfín de factores: la ansiedad que despierta, el estrés, los cambios físicos que se imponen, la rutina laboral alterada, o la propia sexualidad. Por todo ello, el apoyo es determinante, algo que no le ha faltado a Feli de Castro. “No me puedo quejar, pero es verdad que hay casos en los que no es así, situaciones en las que parece que por pronunciar la palabra cáncer, a uno le van a contagiar”, lamenta esta vecina de Donostia, de 60 años. Pide a la sociedad ser escuchada sin filtros, ni juicios ni frases hechas.

Cuando me dieron el diagnóstico, me quedé bloqueada. La doctora me lo explicó todo, y acto seguido me preguntó que a ver qué opinaba de todo el proceso. Yo le pregunté: ¿pero qué es una mastectomia? Al principio hay mucho desconcierto. Tras la operación me daba miedo verme la herida. Lo peor fue enfrentarme a la primera cicatriz, pero con el tiempo lo vas asimilando. Hoy en día lo llevo con alegría, no me queda otra, y eso que a los dos años me tuvieron que quitar el otro pecho”, confiesa.

A Alaitz Carnicero el diagnóstico le llegó en una revisión ginecológica. “Tuve suerte y no fue necesaria una mastectomia, sólo me quitaron un cuarto”, asegura esta vecina de Eibar de 51 años, que se ha sentido “apoyada” durante todo el proceso. No ha estado sola.

Conoció entonces a la Asociación Contra el Cáncer en Gipuzkoa, donde dice haber encontrado a gente “maravillosa” que le ha tendido su mano y le ha facilitado información sobre recursos que desconocía. “Fue un apoyo impresionante sobre todo para mi madre, porque muchas veces el entorno tuyo lo pasa casi peor que nosotras mismas. Tu mantienes tu lucha particular, y la gente de alrededor se supone que te apoya, pero depende de quién, le puede costar más o menos”.

Una red rosa en apoyo a las pacientes

De Casto y Carnicero han participado este viernes en un acto celebrado en Donostia, con motivo del Día Mundial Contra el Cáncer de Mama, que se celebra el domingo. Un encuentro en el que ambas han dado lectura a un manifiesto en el que han pedido que el entorno de las pacientes, los profesionales, las instituciones y la sociedad en general “entiendan que el cáncer de mama no termina cuando acaba el tratamiento. Que hay una vida que sigue, pero no igual”.

Bajo el lema Nos lo tomamos a pecho, el Boulevard donostiarra se ha convertido en el escenario para visibilizar el compromiso de la asociación y las pacientes con la enfermedad. Un encuentro en el que a modo simbólico se ha tejido “una red rosa humana” para reflejar la importancia del trabajo en red, acto que ha contado con la participación de Nekane Arzallus, alcaldesa de Donostia hasta el próximo 29 de octubre, y Maite Peña, diputada foral de Cuidados y Políticas Sociales.

Durante el encuentro se ha tejido a modo simbólico “una red rosa humana” para reflejar la importancia del trabajo en red. Ruben Plaza

“Hay una vida que sigue, pero no igual”, decían en el manifiesto. Preguntamos a las protagonistas en qué medida han cambiado sus vidas. De Castro responde sin titubeos. “Si antes era buena persona, ahora lo soy mucho más. Ahora me preocupo por personas que igual ni conozco. Cuando voy a la asociación, por ejemplo, y veo a alguna persona afectada, la empiezo a animar. La verdad es que tenía que haber sido psicóloga”, sonríe.

La lista de prioridades en la vida cambia ante la enfermedad. Dice Carnicero que es algo que les ha ocurrido a ellas, y que sucede de manera habitual “cuando has visto que tu vida, de alguna manera, corre peligro. Empiezas a disfrutar más, aprecias más las cosas buenas e intentas dejar de lado las que no lo son tanto”.

Apoyo, información y esperanza

Abogan por generar espacios de apoyo, información y esperanza. “He sentido la cercanía de gente que no me podía ni imaginar, y la sigo sintiendo”, dice la vecina de Donostia, que ha superado ya tres cánceres. Asegura que “lo peor del tratamiento es la quimio, y eso que la tomé en pastilla, que es menos agresiva”.

Carnicero también reconoce que lo peor de todo el proceso han sido las quince sesiones de quimioterapia. “Las cuatro primeras fueron muy intensas. Tenía la sensación de que no iba a poder con ello, pero puedes. Lo pasé fatal, pero claro que puedes”, dice con esperanza.

Ambas han reclamado este viernes una “red de acompañamiento” como la manera más efectiva de garantizar “que nadie se sienta solo”, que cada paciente tenga acceso a recursos, información y lugares seguros donde compartir y ser acompañado. Porque es cierto, aseguran, que asaltan las dudas y los miedos.  

Se quiera o no, la enfermedad y los tratamientos se acaban interponiendo en la relación con el propio cuerpo de las pacientes y su autoestima. “Yo desde luego que es algo que acusé. Los tratamientos te hinchan un montón, y la verdad es que me puse como un pez globo. Pasé de usar una talla 36 a una 46, de pesar 45 kilos a casi 70. Claro que afecta la enfermedad a la relación que mantienes con tu cuerpo”, reconoce de Castro.

Alaitz perdió el pelo, pero no llegó a usar peluca. “Lo llevaba bien, aunque va pasando el tiempo y qué duda cabe que te deja su poso. Yo creo que los cambios físicos que experimentamos durante una temporada es lo que más nos acaba afectando”, confiesa.

A pesar de todo, apuestan por lanzar un mensaje de optimismo. “La gente tiene que pensar que la mayoría de los casos se curan y que la medicina está cada vez más adelantada. Somos guapas, estemos como estemos”, defiende Carnicero. “Es un proceso que es necesario superar, pero pasa, y aprendes. Es una lección que te da la vida”, dice la donostiarra, que no se plantea grandes metas en el futuro. “¿Objetivos? Seguir viviendo, que ya es mucho. Estoy contenta tal y como estoy ahora mismo. Con mi marido, mi hijo y mis amigas. Hago también mucho voluntariado, que es algo que me llena y que ahora me toca hacer a mí después de toda la ayuda que he recibido”.

Las aspiraciones de Alaitz también pasan por “seguir viviendo” e intentar ayudar “lo máximo posible” a personas que estén atravesando el mismo trance que superó ella.

La asociación Contra el Cáncer en Gipuzkoa destaca que "la prevención es clave para prevenir el cáncer de mama" y, por ello, ha colocado pegatinas con información sobre los pasos a dar en una autoexploración mamaria, acción que se ha llevado a cabo en diferentes centros deportivos, polideportivos y gimnasios de distintas localidades del territorio.