Es la bacteria que “come carne”, apodo que se ha ganado el ‘Vibrio vulnificus’, un microorganismo que provoca vibriosis, y que prolifera en aguas cálidas durante el verano y en ambientes marinos con bajo contenido de sal, como los estuarios.
Se contagia, principalmente, por la ingesta de pescado o marisco contaminado, o el contacto de una herida abierta con agua contaminada, o como consecuencia de la manipulación de alimentos infectados, explica la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (Aesan).
Los microbios pueden destruir la piel, causar enfermedades gastrointestinales graves y provocar una sepsis mortal. Según medios especializados, existen más de un centenar de especies de ‘Vibrio vulnificus’, pero son cuatro las responsables de la mayor parte de los problemas de salud, y la mayoría de nosotros estamos familiarizados (aunque sea indirectamente) con las dolencias que causan.
En verano aumenta el riesgo de contagio de bacterias Vibrio que proliferan en aguas costeras salobres, donde se mezclan el agua salada y el agua dulce, sobre todo cuando las temperaturas son altas y con bajo contenido en sal.
Heridas abierta
Una herida abierta es una de las vías por las que puede entrar esta bacteria en el cuerpo. El proceso es enrojecimiento, dolor, hinchazón, decoloración, secreción y, finalmente, piel muerta y ennegrecida (por eso se le llama "come carne"). Otra forma es la ingesta de agua de mar que la contenga o comer marisco contaminado, lo que provoca diarrea acuosa, dolor abdominal, náuseas, vómitos, fiebre y escalofríos.
El cambio climático ha causado el aumento de este microorganismo que también está afectando a la industria del marisco. Las piscifactorías de tilapia y gambas se han visto especialmente afectadas por los brotes de Vibrio. La tasa de mortalidad de los peces se dispara en aguas afectadas y expertos aconsejan no tomar otras crudas en zonas infectadas. Esta especie contamina mariscos que pueden llegar a diezmar las poblaciones de peces y provocar graves síntomas de gastroenteritis y deshidratación en las personas que los comen crudos o poco cocinados.
A través de la sangre
Si la infección llega al torrente sanguíneo, los primeros síntomas son fiebre, escalofríos y una presión arterial peligrosamente baja. Se multiplica rápidamente llegando a generar una septicemia. Por eso hay que actuar muy rápido y tomar antibióticos, ya que la mayoría de ellos tomados con suficiente antelación la tratan eficazmente. Aunque las infecciones graves de las heridas pueden precisar la extirpación del tejido o la amputación.
Las personas mayores son especialmente sensibles a las infecciones de esta bacteria, así como quienes tienen un sistema inmunitario debilitado o ciertas enfermedades crónicas, como enfermedades hepáticas.
Se contagia principalmente por la ingesta de pescado o marisco contaminado, pero puede entrar por alguna herida abierta por contacto con agua contaminada o por la manipulación de alimentos infectados
Evitar el contagio
Para minimizar el riesgo el Centro Europeo para la Prevención y el Control de Enfermedades (ECDC) recomienda evitar el consumo de mariscos poco cocidos, en particular ostras, y proteger las heridas al nadar en aguas salobres o saladas. Por eso hay que limpiar bien las heridas tras el contacto con el agua. Este organismo está vigilando y reportando las condiciones que favorecen la proliferación de ‘Vibrio’ en el mar Báltico.
El ECDC advierte de que en esta época del año, aumenta el riesgo de contagio de bacterias Vibrio que viven en aguas costeras salobres, donde se mezclan el agua salada y el agua dulce, sobre todo cuando las temperaturas son altas y el nivel de salinidad es bajo.
Especial presencia en el Báltico
Se estima que, a medida que aumentan las temperaturas de la superficie marina en Europa, este tipo de bacterias se expanda a otras áreas costeras. De hecho, ya se han encontrado en el mar del Norte y otras zonas de baño cerradas o estuarinas, a pesar de que suelen detectarse especialmente en el mar Báltico donde los contagios aumentaron considerablemente en 2018, cuando se hallaron 445 casos, más del triple de la media anual registrada entre 2014 y 2017, que es de 126 casos.
Este centro añade que, a parte de reconocer los síntomas derivados de vibriosis, para reducir su impacto en la salud pública y prevenir infecciones graves es importante concienciar al público, al personal sanitario y a los viajeros, que también anima a a los países potencialmente afectados a establecer sistemas de vigilancia de la enfermedad, ya que cree que probablemente esté infradiagnosticada.