Puedes acceder a toda la información del encuentro Respira, estás en Gipuzkoa
“Cuando hacemos turismo, todos buscamos lo mismo: una historia que nos emocione”
Gipuzkoa tiene mucho que ofrecer y que debe abrirse al mundo sin perder su esencia. No se trata de atraer más, sino de atraer mejor
Tras el primer bloque de la jornada Respira, están en Gipuzkoa, organizado por Noticias de Gipuzkoa en Albaola, quedó claro que Gipuzkoa tiene mucho que ofrecer y que debe abrirse al mundo sin perder su esencia. No se trata de atraer más, sino de atraer mejor. De hacer que quienes nos visiten respiren, escuchen y se lleven algo más que una foto. Porque el turismo también puede ser una forma de cuidar lo que somos.
Lugares que inspiran: museos, gastronomía y patrimonio
La jornada Respira, estás en Gipuzkoa concluyó con una conversación apasionante entre espacios que son auténticos referentes de un turismo cultural, sensitivo y con raíces. Erme Pedroso, gerente de Albaola; Mikel Chillida, director de desarrollo de Chillida Leku; Juanjo Jiménez, asistente de dirección del Museo Oiasso de Irun; y el periodista gastronómico Josema Azpeitia ofrecieron en la segunda mesa, moderada por la periodista Isabel de Lope, directora comercial de NOTICIAS DE GIPUZKOA, una mirada sobre cómo inspirar un tipo de turismo más pausado y conectado con el territorio.
Cada uno de los ponentes habló desde la experiencia de espacios que no son solo museos, sino entornos vivos que interpelan al visitante. En palabras de Erme Pedroso, de Albaola, “lo tenemos fácil: primero tenemos el continente, que es nuestra historia y nuestra identidad. No hace falta inventar nada; el reto es ser capaces de transmitirlo bien. Albaola es una visita sensorial donde ves, hueles y escuchas la historia de los arrantzales”.
“Tenemos espacios con contenidos tan auténticos que son realmente evocadores e inspiradores, todo eso es lo que emociona”
Desde Chillida Leku, Mikel Chillida reivindicó que el museo “es la casa de la obra del aitona, Eduardo Chillida”, un lugar donde el visitante se encuentra con un modo de entender el tiempo, el arte y la vida: “Hacía esculturas de acero sin moldes, a la manera tradicional, una forma de entender el tiempo sin prisas. Eso se nota en Chillida Leku. Aquí, el que llega, frena y disfruta. La naturaleza tiene un poder transformador y transcendental”.
“Venir a Chillida Leku es estar en contacto con la naturaleza, las obras del aitona y su particular concepción del tiempo”
Juanjo Jiménez, por su parte, explicó que Oiasso acaba de inaugurar el yacimiento de las termas romanas. “Estamos en un momento de crecimiento, pero no queremos olvidar nuestros principios: ofrecer un espacio acogedor, valioso y enriquecedor. En medio del bullicio de la ciudad de Irun, entrar en Oiasso es encontrar el silencio y viajar en el tiempo”.
“Entrar en Oiasso permite encontrar el silencio, hacer un viaje en el tiempo y descubrir nuestro pasado romano”
Una gastronomía motivo de orgullo
La gastronomía fue otro de los grandes ejes de esta conversación. Josema Azpeitia, periodista y fundador de la revista Ondojan.com, destacó que “la cocina es una parte fundamental de la experiencia turística. No hay otra gastronomía como la nuestra: el txakoli, las sidrerías, los quesos o los ostatus nos hacen únicos. Tenemos que poner en valor esa autenticidad y contarlo bien”.
“El turista debe entender que detrás de cada plato hay una historia ancestral que merece ser contada”
Azpeitia apostó también por “crear rutas temáticas que unan la gastronomía con las visitas y experiencias turísticas”, proponiendo una ruta del queso: “Visitar la quesería, comer un plato con queso en un restaurante, tomar un pintxo en un bar, visitar un mercado y acabar con un paseo por un pueblo productor. Se trata de transmitir cultura desde el sabor”.
En esa línea, Jiménez explicó cómo el Museo Oiasso también integra la gastronomía en su programa: “Este mes de julio celebramos la XV edición de nuestro festival de recreación histórica Dies Oiassonis en colaboración con el Ayuntamiento de Irun. Una de las patas del festival es la gastronomía, con propuestas inspiradas en la cocina romana”.
Identidad compartida
Chillida reivindicó que en Gipuzkoa “tenemos una gran capacidad para trabajar en red. Creamos sinergias, somos un territorio generoso que entiende el patrimonio como algo que se construye en comunidad”.
Pedroso puso en valor que “cruzar a San Juan en motora desde San Pedro o entrar en Albaola y escuchar cómo golpea el martillo sobre la madera es algo que te conecta con el pasado de forma muy poderosa. Nuestro patrimonio marítimo es tan auténtico que se convierte en algo inspirador. Y esto es algo muy valioso, porque cuando salimos fuera, todos buscamos lo mismo: un relato, una historia que nos emocione”.
El ballenero San Juan, cuya construcción está llegando a su fin, es el símbolo de ese relato épico que vincula historia y arraigo: “Han sido diez años de trabajo. Tenemos un relato muy potente, y hemos conseguido que muchas escuelas nos pusieran en el mapa. Queremos que el San Juan siga generando historia, y por eso se podrá visitar por dentro cuando esté terminado. Después, zarpará rumbo a Red Bay, donde se hundió hace cinco siglos”, explicó. Además, adelantó que cuando finalicen con el San Juan, empezarán la restauración de un viejo atunero de madera, “el último que quedaba en el puerto de Donostia”.
Asimismo, incidió en la importancia de proteger aquello que hace que seamos lo que somos: “Debemos transmitir que nuestra felicidad también depende de que nuestro mar esté bien cuidado”.
Pausa y respiro
Uno de los hilos conductores de la conversación fue el valor del tiempo y de la pausa. “Para Eduardo Chillida el tiempo era algo denso”, recordó su nieto Mikel Chillida. “Siempre estaba trabajando, pero nunca tenía prisa. Y eso se percibe en el museo. Los visitantes lo sienten: aquí se baja el ritmo, se para el reloj”.
Jiménez, por su parte, subrayó la importancia de la colaboración institucional para hacer que estos espacios sean accesibles, vivos y educativos: “Nuestro trabajo no tendría sentido sin el apoyo de las instituciones y de los agentes locales. No se trata solo de mirar al turista, sino de cuidar también a las nuevas generaciones y transmitirles valores desde el patrimonio”.
Azpeitia concluyó con una reflexión que resume bien el espíritu de la jornada: “El turismo que queremos es aquel en el que comer algo rico también sea una manera de viajar y comprender de dónde venimos. Debemos saber transmitir que todo plato o producto tiene un por qué ancestral”.
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