Diego Leonet es presidente de la Asociación de Profesionales y Estudiantes de Criminología del País Vasco, entidad gestora encargada de poner en marcha el Colegio Oficial de Euskadi, que acaba de constituirse. 

¿Son unos perfectos desconocidos para la sociedad?

En buena medida, sí, tanto como asociación como profesionales. 

¿Por qué ese desconocimiento?

En realidad, la criminología se puso de moda a raíz de ciertas series de televisión. Eso nos dio visibilidad, pero al mismo tiempo ha generado mucha confusión. Cuando digo que soy criminólogo, siempre me dicen: ¿ah, tú eres de los que van cogiendo huellas, como los de CSI? Pues no, eso lo hace un criminalista.

¿Cuál es la diferencia?

La criminalística responde a varias preguntas: ¿Qué ha pasado? ¿Cuándo ha ocurrido? ¿Con qué y quién lo ha hecho? La criminología responde a una pregunta: ¿Por qué? ¿Por qué ha ocurrido ese hecho? Son distintas preguntas, aunque son complementarias entre sí. Esa es la principal diferencia. 

¿Y unos y otros trabajan de la mano?

¡Claro! Aunque no me guste del todo el ejemplo, vamos a explicarlo haciendo símiles de series de televisión. La criminalística sería CSI, mientras que la criminología es más bien Mentes Criminales. El problema con las series de televisión, y de ahí la confusión, es que un día te dicen que son criminalistas, y al día siguiente criminólogos. Y el problema es que luego vienen jóvenes a estudiar la carrera con unas perspectivas que no son reales. 

"Unos grandes desconocidos"

¿Se ven obligados a hacer mucha pedagogía?

Desde luego. Se trata de una labor que empezamos en 2015 como asociación, tratando de explicar a la sociedad y a las administraciones qué es la criminología y qué podemos aportar. Somos unos grandes desconocidos. A todo el mundo se le llena la boca hablando de criminología, pero no tienen ni idea de lo que están hablando. E incluyo también a políticos, ésos que utilizan supuestos informes criminológicos que en realidad han sido elaborados por gente que no tiene titulación. 

Parece molesto. 

Más que malestar es un sentimiento de pena por el desconocimiento que hay. Llevamos diez años intentado dar a conocer quiénes somos, pero no acaba de calar el mensaje, y no me refiero exclusivamente a Euskadi. En todo el Estado tenemos el mismo problema. El desconocimiento. 

“El problema de las series de televisión es que generan confusión, y luego vienen jóvenes a estudiar la carrera con perspectivas que no son reales”

¿Qué pueden aportar?

El problema de la criminología es que es tan amplia como nos la queramos imaginar. Hace poco escuché hablar de criminología rural, es decir, el porqué de los delitos en el entorno rural, que tienen motivaciones diferentes a los que se cometen en las ciudades. Es algo que hasta ahora no se nos había ocurrido. Pero el campo de trabajo es amplísimo. Tenemos a un profesional estudiando en Bilbao criminología gerontológica, y también existe criminología en el deporte. Es decir, estamos hablando de un campo en el que podemos dar apoyo y soluciones a muchas cuestiones, de las cuales la mayor parte de la gente ni se imagina. Pregunta trampa, si te hablo de criminología ambiental, ¿qué te viene a la mente?

¿Vertidos a los ríos?

Eso sería más bien criminología medioambiental. Se trata de la reordenación de los espacios urbanos para la prevención de los delitos. ¿A alguien se le ocurre que en un ayuntamiento pueda haber criminólogos? A nadie, pero desde luego que la figura del criminólogo debería incluirse en los ayuntamientos si queremos diseñar barrios seguros. Podemos ofrecer muchas claves con respecto a espacios a evitar y los famosos puntos negros de las ciudades.

¿Las administraciones públicas no son conscientes ello?

Para nada, y mira que intentamos darnos a conocer. El grado de desconocimiento es tal que en la Relación de Puestos de Trabajo de la Administración (RPT) no existe la figura del criminólogo o criminóloga, algo que reclamé durante mi comparecencia en el Parlamento Vasco en noviembre de 2023. Una administración no puede contratar a nadie como criminólogo porque no existe ese puesto de trabajo. En las propias policías, en cualquiera de ellas, tampoco existe esta figura. 

¿Hay mucho desempleo en el sector?

La mayor parte de profesionales en activo se ha puesto por su cuenta.

Estadística negra

Por que crímenes tenemos…

Muchísimos más de los que se cuentan, porque más allá de la estadística tenemos esa cifra negra de crímenes que no se llegan ni a denunciar. Hay delitos que por miedo o vergüenza de las víctimas no trascienden. 

¿Crímenes o delitos? ¿De qué hablamos exactamente?

El crimen es mucho más que el asesinato. Sería más adecuado hablar de delitos que, por cierto, los tenemos también de cuello blanco. Los delitos financieros los cometen delincuentes que no están haciendo un daño físico a nadie, que pueden ser unas bellísimas personas, pero el delito es el delito. 

¿Hay mucho criminal suelto?

Mucho delincuente suelto, sí, y también muchos que quizá no deberían estar dentro. Hay ciertos delitos de moda que te llevan a estar entre rejas mientras que otro tipo de delincuentes multireincidentes que protagonizan agresiones graves, intentos de homicidio y robos con violencia, están en la calle a la espera de juicio.

¿Qué delitos están “de moda”?

Los viales. Si le cazan a un conductor que va a 240 km/h solo por una autopista y de noche, lo más seguro es que vaya a la cárcel, aunque no haya puesto en riesgo real a nadie. 

¿En su opinión no debería estar en la cárcel?

Habría que estudiarlo. Desde luego que si tengo que valorar entre una condena de prisión para una persona así y otra que se dedica a robar con violencia de forma sistemática, me quedo con la segunda opción. 

Hace unas semanas el consejero de Seguridad, Bingen Zupiria, señalaba que “las personas reincidentes quizá estarían mejor en prisión provisional que en la calle”. 

Por eso digo que habría que estudiar el reproche penal de determinados delitos. En todo caso, la cárcel no es la solución para todo. El Código Penal contempla otras muchas medidas. 

¿Hay crímenes perfectos?

El crimen perfecto es el que no se conoce que se ha cometido, como dice la criminóloga y jurista Paz Velasco de la Fuente. Si se conoce el delito y no se averigua es por una mala praxis, una mala investigación. Pero el crimen perfecto es aquel que tú no sabes que se ha cometido. 

¿Por ejemplo?

Se dan casos entre cuidadores de personas enfermas y mayores, a quienes provocan la muerte. Todo el mundo da por supuesto que han fallecido por causas naturales, sin sospechar de esos ángeles de la muerte. Pueden ser enfermeras, enfermos o cuidadores que por diversos motivos acaban con la vida de estas personas sin que nadie sospeche que ha sido un asesinato. 

Con una población cada vez más envejecida, esas mentes criminales tienen un campo abonado.

Sí, desde luego, pero no es nada nuevo. En el siglo XX ya hubo casos sonados en Alemania. 

¿Hay criminales que estudian criminología?

Hay criminales que han estudiado cualquier carrera. Dentro de la propia policía también hay criminales, al igual que en la abogacía y en la política. Un crimen no es sólo matar a alguien. Todo el mundo tiende a pensar en un homicidio, pero es mucho más que eso. 

“El crimen perfecto es el que no se conoce que se ha cometido, y se dan muchos casos entre cuidadores de personas enfermas y mayores”

¿Un criminal puede ser una buena persona?

Primero habría que acotar bien qué entendemos por criminal. ¿Una persona que ha cometido un delito? ¿La que potencialmente está predispuesta a cometerlo sin haberlo hecho todavía? ¿Exclusivamente quien comete un asesinato? Habría que determinar, además, qué entiendes por una buena persona. No es tan fácil la pregunta. 

Acotemos: crimen-asesinato. ¿Cuál es el error más común?

Depende, porque tenemos el criminal de ocasión y quien lo planifica concienzudamente. No es lo mismo que en un arrebato coja y te golpee la cabeza contra el suelo sin planificación ninguna, a que yo lleve tiempo ideando todas las fórmulas posibles a poner en marcha para cometer ese hecho procurando que no me pillen. Normalmente, el criminal más fácil de capturar es el impulsivo porque deja evidencias por cualquier lado. Quien lo planifica se encarga bien de que no queden pruebas en el lugar de los hechos. 

¿Y no quedan?

Bueno, en realidad "todo criminal deja algo y se lleva algo". Es el principio de intercambio de Locard, que establece que en cualquier contacto entre personas o objetos, siempre habrá un intercambio de material o información. 

¿Siempre?

Siempre hay algo que se queda. Puede ser un pelo, un rastro de sudor, de saliva, o la que llamamos la firma: cómo ha cometido el crimen y la escenificación llevada a cabo.