La investigación del trágico suceso que consternó al barrio de Rekalde en el que una niña de 13 de años fue asesinada por su padre, de 43, y este posteriormente se quitó la vida en el baño del segundo piso del bloque de viviendas número 22 de la calle Larraskitu continúa abierta.
Según ha podido saber este periódico, la pareja llevaba meses queriéndose separar. No obstante, pese a que la relación que tenían ambos no era la mejor, siguieron juntos por el desembolso económico que supone una separación. Lo hicieron residiendo en la vivienda a la que llegaron en 2020.
Movimiento en la vivienda
Varios vecinos remarcaron este viernes que habían visto las horas previas al asesinato vieron movimiento en la vivienda, aparentemente de mudanza. "Parecía que estaban vaciando la casa", señaló uno de los hosteleros cercanos al bloque de viviendas.
Unas horas después de ver la secuencia de cómo sacaban maletas se desarrolló el terrible suceso, un testigo de los hechos, residente en el bloque que está frente a la vivienda del portal 22, vio cómo la madre abandonó la vivienda para pedir auxilio. Según relató a este periódico observó "a la mujer salir e irse corriendo cuesta abajo por Larraskitu pero no pensé que era por algo así, nunca me lo hubiese imaginado".
La madre de la menor asesinada fue localizada sobre las cuatro de la mañana en la calle, con nervios y llorando. Fue en ese instante cuando la mujer señaló a los agente que había tenido una discusión con su compañero sentimental. "He discutido con mi pareja y tengo miedo de volver a casa", señaló a los agentes con cortes en las manos producidos por un arma blanca al mismo tiempo que explicó a los agentes la discusión con su pareja y que huyó del domicilio.