Tres segundos de media. Es, aproximadamente, el tiempo de parpadeo de los semáforos de Donostia cuando la señal en verde comienza a indicar a los peatones que cruzan el paso de cebra que el color está a punto de cambiar al rojo. Con independencia de los metros a cubrir de acera a acera, esos tres segundos de duración son “insuficientes” y en algunos casos “llegan a ser un peligro”, según denuncia Miguel Rodríguez, un vecino de Donostia que ha llevado a cabo un pormenorizado estudio de la situación, para lo cual ha analizado diez ubicaciones de la capital guipuzcoana.

Asegura que ninguno de los puntos examinados cumple la normativa, quedándose “muy lejos” de los parámetros reglamentarios. “Considero que es un tema grave porque un tiempo de parpadeo tan corto genera que muchas veces la gente se quede en medio, especialmente personas mayores con problemas de movilidad”, asegura.

Entre los enclaves estudiados figuran semáforos de la Avenida de Madrid, el Boulevard, el Puente Kursaal y el de Santa Catalina. Precisamente, en este último punto se produjo “un atropello grave que en buena medida estuvo relacionado con el mismo problema: al ponerse en rojo tan rápido, no tienes tiempo de pasar al otro lado”.

Normativa vigente

Este vecino de Donostia dice que primero vio el problema, tras lo cual estudió la normativa vigente. En concreto, la Orden TMA/851/2021, de 23 de julio. Se trata del documento técnico de condiciones básicas de accesibilidad y no discriminación para el acceso y el uso de los espacios públicos urbanizados.

El artículo 23 detalla que el tiempo de luz verde intermitente de los semáforos tiene que tener una duración que, como mínimo, “permita a una persona situada en el centro de la calzada en el momento de su inicio alcanzar una acera o isleta de refugio antes de su final”.

El cálculo para establecer la duración mínima del paso de los peatones, según recoge la normativa, se realiza desde el supuesto de una velocidad de 0,50 metros por segundo. Es decir, bastante más reducida que la que emplea una persona que camina a paso normal, precisamente para tener en cuenta los diferentes supuestos, como puede ser el de personas con mayores problemas de movilidad y dificultades para cruzar la calzada.

Todo ello se traduce, según indica este vecino, en un número de segundos de parpadeo del semáforo similar a la cantidad de metros a cubrir de acera a acera. “La normativa es clara. El tiempo de parpadeo tiene que durar lo que necesitaría una persona que camina a 0,5 metros por segundo para cubrir la mitad de la distancia que hay entre los dos bordes de la carreteras. El parpadeo debería durar los metros de distancia”, resume Martínez, que desde hace más de un año ha hecho al Ayuntamiento sugerencias por diferentes canales en relación a esta cuestión.

Hace unos días, y ante su insistencia, el Departamento de Movilidad del Consistorio le dio “una escueta respuesta” en la que indica que “están estudiando” el tema, aunque en todo caso la adaptación se realizaría en zonas nuevas de la ciudad, según le han trasladado. “No quiero decir con ello que tengan que hacer un análisis pormenorizado de todos los semáforos, pero sí se puede hacer una estimación cumpliendo la norma. Si tú ves que parpadea, te debería dar tiempo a cubrir el paso de cebra, cosa que ahora mismo es imposible. En tres segundos es que ni corriendo. Los semáforos de Donostia tienen un tiempo de parpadeo insuficiente que genera peligro. El problema no es que se ponga en rojo para el peatón, es que se pone en verde para los coches, y en zonas como la Avenida de la Libertad y la Avenida de Madrid los coches van rápido”.

Entiende este vecino que se trata de una petición que para ser atendida no tiene por qué generar coste. “No estamos diciendo que se cambien los semáforos de la ciudad y que se les ponga temporizadores, como hay en otras ciudades. Es más bien una cuestión de reprogramarlos. Creo que se puede mejorar. Estamos hablando de una cuidad, no de un pueblo perdido”, advierte.