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“Hubo un chispazo enorme y salí corriendo pidiendo ayuda mientras la niña bajaba de la torre eléctrica”

La mujer que, junto a un hombre, socorrió al niño de 11 años que resultó electrocutado en Usurbil relata a NOTICIAS DE GIPUZKOA cómo auxiliaron al otro menor

“Hubo un chispazo enorme y salí corriendo pidiendo ayuda mientras la niña bajaba de la torre eléctrica”Ruben Plaza

La rápida actuación de una trabajadora de un comercio cercano y de un cliente fueron fundamentales para salvar la vida al joven de once años que resultó electrocutadoeste pasado sábado en Usurbil. “Todo pasó muy rápido. Hubo fuegos artificiales, se fue la luz y vi cómo un niño caía desplomado de la plataforma”, relata a este periódico la mujer, todavía afectada por unos hechos que ocurrieron pasadas las 18.00 horas en el polígono industrial Osinalde.

El joven, junto a varios familiares y amigos de su misma edad, estaba jugando en el cauce del río Oria mientras su padre se encontraba en la celebración de una boda en un restaurante cercano. En un momento, el chico, junto a su prima, de 15 años, ascendió a una torre de alta tensión provocándoles una descarga eléctrica. “Hubo un chispazo enorme y salí corriendo pidiendo ayuda mientras la niña bajaba de la torre con el pelo quemado”, cuenta la trabajadora, que se acercó a la torre sin saber muy bien cómo actuar.

“Un niño más mayor, que era el hermano del que estaba arriba, subió a la torre, pero se prendió un pequeño incendio en el chico que iba cada vez a más y que no conseguía apagar”, señala la chica, que, entonces, decidió subir a ayudar. “Tenía miedo por si me pasaba a mí algo, pero como veía que al hermano no le había pasado nada y las llamas iban a peor, lo hice”, relata. 

Ropa quemada del joven que permanecía este lunes junto a la torre de alta tensión.

En ese momento, el menor electrocutado recobró el sentido, al tiempo que las llamas comenzaron a cubrirle todo el cuerpo. “Empezó a quemarse a lo bonzo y se convirtió en una bola de fuego. Intentamos apagarle las llamas, pero no podíamos. Tenía una impotencia enorme. Incluso se me pasó por la cabeza empujarlo abajo para que le apagaran”, indica. 

Un cliente que se encontraba en el comercio y que también había salido al exterior subió a la torre para tratar de ayudarles. “Entre todos conseguimos quitarle la ropa al niño y le apagamos las llamas con la camiseta y con las manos. Fue algo espantoso”, rememora la mujer explicando que, una vez que consiguieron extinguir el fuego, le pidieron al hermano del menor que esperara abajo. “No sabíamos si bajar con él o quedarnos arriba hasta que vinieran los bomberos”, apunta.

Una hora de espera

El cliente que había subido con ella le convenció para que fueran prudentes y esperaran en la plataforma con el niño a los servicios de emergencia mientras el padre y el resto de sus familiares se congregaban abajo, lo que llevó en un primer momento a la impresión de que uno de los familiares también había subido. “Ese rato fue el peor porque tuvimos que estar esperando una hora a que se lo pudieran llevar los bomberos”, cuenta.

A pesar de que los bomberos se desplazaron al lugar de los hechos en pocos minutos, debieron de esperar la confirmación de que la red eléctrica estaba apagada antes de proceder al rescate. “Se pusieron a nuestra altura con una grúa y nos iban diciendo qué hacer, pero el niño no paraba de quejarse y decirnos que le dolía mucho. Incluso nos dijo que le dijéramos a su padre que le quería mucho”, indica la mujer, que trató de calmar al niño asegurándole que ya había pasado todo y que se pondría bien. “Fue durísimo esperar ahí con él. El olor era horrible y estábamos en una postura muy mala. Es el peor recuerdo que tengo”, confiesa.

Casi una hora después de los hechos, el técnico de Iberdrola hizo acto de aparición y comprobó que la corriente eléctrica estaba apagada. “Tocó todo y tuvimos mucho miedo por si pasaba cualquier cosa, pero, al final, dijo que estaba todo apagado y pudieron subir los bomberos”, indica. Así, los servicios de emergencia pudieron estabilizar al niño y llevarlo a una ambulancia para atenderlo, de igual modo que hicieron con la otra joven electrocutada.

La trabajadora y el cliente, por su parte, fueron enviados a Urgencias, donde les administraron unos geles en las manos y les colocaron unas vendas en las heridas, aunque no revisten de gravedad. “Estoy bien. Es más la imagen de esos momentos de agobio y de todo lo que ocurrió”, apunta.

Cartel que avisa del peligro en la torre eléctrica.

Agradecimiento de la familia

Según ha podido saber este lunes, el niño, que se encuentra en la Unidad de Grandes Quemados del Hospital de Cruces, está estable dentro de la gravedad. Así se lo han indicado unos familiares del menor que han querido pasar por el comercio en el que trabaja para agradecerle su ayuda. “Me han dicho que tiene todo el cuerpo afectado, pero que le están atendiendo. También me han pedido el número de teléfono para que me puedan ir contando cómo se encuentra”, explica.

Para ella, el fatal suceso solo ha sido posible a causa de una “grave incompetencia” como es la de una torre de alta tensión como ésta sin apenas seguridad. “Hay una escalera hasta abajo y cuando subes solo hay una trampilla por la que se puede pasar sin problemas. No es que solo puedan pasar niños, es que nosotros y hasta los bomberos pudieron rodearla”, indica.

Ha sido una negligencia brutal. Está en un sitio de paso, con un camino al lado y el río. No entiendo que estuviera así”, añade, explicando que en el momento de los hechos la plataforma se encontraba mojada tras haber llovido por la tarde. “Fue un horror. Está siendo muy duro recuperarse de ello”, indica.