Al menos medio centenar de vecinos de Hernani han tenido que ser desalojados de sus viviendas este domingo tras declararse un incendio a primera hora de la mañana en una vivienda de la parte vieja. Las llamas se han originado en la tercera planta del número 36 de la Calle Mayor, un edificio de tres alturas y estructura de madera. El fuego, que ya se ha extinguido, ha obligado a evacuar ocho portales y un total de 40 viviendas.
A pesar de la aparatosidad del siniestro no ha habido que lamentar daños personales, según han confirmado fuentes del Departamento de Seguridad del Gobierno Vasco, aunque sí se registran importantes daños materiales, indican desde el Ayuntamiento de Hernani.
Un fuerte olor a humo impregnaba el ambiente nada más acceder a la parte vieja de la localidad, donde los vecinos han vivido una mañana de sobresalto. Todos dormían cuando poco después de las 6.00 horas han comenzado escuchar “golpes y timbrazos”, en un apremiante llamamiento para que abandonaran sus casas de inmediato, una vez declarado el incendio.
Gorka Imaz, vecino del portal 34, se encuentra entre la treintena de familias afectadas. “Ahora mismo estamos con lo puesto comiendo en casa de una amiga, y esta noche seremos realojados en un hotel, a la espera de que nos den permiso para acceder a recoger lo esencial”, ha indicado esta tarde a este periódico.
El incendio se ha registrado en el último piso del número 36 de la Calle Mayor, y él reside junto a su mujer Alejandra en la última altura del 34, el bloque colindante. Su vivienda ha resultado muy afectada. “Por lo que nos han dicho está inundada por la cantidad de agua que ha sido necesaria para sofocar las llamas", confesaba Imaz, que se mantiene en contacto con los Servicios Sociales.
“En un principio parecía que se había podido controlar el fuego, pero por lo visto, al ser una estructura de madera, las llamas se han reavivado y han alcanzado nuestro tejado”, lamentaba junto al lugar de los hechos. Según han informado fuentes de Seguridad, ha sido necesario desalojar a los vecinos de los números 32, 34, 36 y 38, ya que el fuego se ha extendido por el tejado hasta los inmuebles colindantes, donde han intervenido tanto Bomberos de Donostia como de la Diputación.
Incendio reavivado
Alrededr de las 8.30 horas las llamas se han reavivado y los servicios de emergencia han tenido que desalojar también a los vecinos de los portales 40 y 42 de la misma calle, y posteriormente otros dos portales. Según ha explicado a los medios de comunicación el alcalde de Hernani, Xabier Lertxundi, las dotaciones de bomberos desplazadas al lugar han conseguido controlar el rebrote de las llamas pero finalmente los portales desalojados han sido ocho.
“Estamos a la espera de ver los efectos que ha podido provocar todo el agua que han utilizado”, explicaba Imaz desde el bar Kixkal, junto al lugar del siniestro. Este establecimiento hostelero se ha convertido durante toda la mañana en el cuartel general de buena parte de las familias afectadas, que agradecían el trato que han recibido durante momentos de tanto desconcierto.
“Se han portado estupendamente con nosotros, e incluso en un principio no nos querían cobrar nada”, decía agradecido Francisco Javier Arrarás, de 75 años.

El primer edil de Hernani también ha expresado su gratitud al bar por haber acogido desde las seis de la mañana a los afectados -lo que les ha permitido guarecerse del frío- al tiempo que el Ayuntamiento trabajaba para buscar una solución a las personas que por el momento no pueden volver a sus casas. Vecinos de al menos dos bloques afectados por el incendio no podrán hacerlo por el momento.
Arrarás, del portal 32, reconocía que a primera hora de la mañana su nieta de once años es la que peor lo ha pasado. “Se ha puesto a llorar desconsolada y estaba muy nerviosa porque no sabía qué pasaba”. Pese a todo, el desalojo se ha llevado a cabo “de forma ordenada”, aunque fuentes policiales han confirmado a este periódico que ha sido necesario derribar la puerta de la vivienda de una mujer de 80 años con problemas de audición, ajena a todo lo que venía ocurriendo en el exterior.
Dos personas han tenido que ser atendidas por inhalación de humo. “Hemos salido todos bastante rápido. Hemos empezado a oler a quemado, pero creíamos que era una sartén o algo así. Yo también he conseguido sacar afuera a otra mujer mayor, de 90 años, que es como una abuela para mí y que toma pastillas para dormir y en un primer momento no se había enterado de nada”, explicaba Imaz.
Conforme discurrían las horas, los inquilinos se iban reuniendo en corrillos en la calle o en los bares cercanos, a la espera de la evolución de la actuación de los bomberos. Tras el precinto policial, dotaciones de ertzainas -algunos agentes protegidos con mascarillas- custodiaban el acceso a Kale Nagusia, mientras un camión de bomberos provisto con una escala telescópica articulada actuaba en el origen del foco, evitando que se reavivaran los rescoldos.
Los bomberos han continuado trabajando unas horas para asegurarse de enfriar la zona y no se reactive el fuego. Los habitantes del piso en el que se ha originado el fuego, cuyas causas están por determinar, no podrán volver de momento a su casas, ha explicado Lertxundi, que ha indicado que los servicios municipales esperan el informe de los bomberos para precisar la situación del resto de las viviendas.
El Consistorio de Hernani está evaluando daños y estudiando las necesidades de las personas afectadas. “Justo me he despertado cuando ha ocurrido todo, creo que me han despertado las sirenas de los ertzainas y bomberos. Queríamos salir al balcón a ver qué pasaba, pero antes de hacerlo nos han llamado al timbre alertando de que el edificio de al lado estaba incendiado y que podíamos sufrir daños”. Fuensanta y su marido Khalid, vecinos del 4º del portal 32, no han tenido mucho tiempo para pensar antes de salir de casa.
“En el momento en el que estábamos vistiéndonos, ha sido coger las llaves y salir. No nos ha dado tiempo a hacer nada más que salir pitando. Desde el balcón se veía mucho humo y fuego. La verdad es que ha sido un susto tremendo”, reconocía la pareja, que también ha encontrado cobijo durante la mañana en el bar Kixkal de la parte vieja. “Estaban limpiándolo y nos han dejado pasar. Luego ha venido el dueño, nos ha puesto café y la verdad es que nos ha cuidado muy bien”, expresaban con gratitud.