El principal objetivo del Gobierno Vasco, con todo, es la descarbonización del transporte y conseguir redirigir a miles de usuarios de vehículos particulares al transporte público. Y el tren, en ese aspecto, es un medio de transporte ideal. Esencial. Gipuzkoa cuenta en la actualidad con dos ejes ferroviarios, uno que transcurre de Norte a Sur (Renfe), en ancho ibérico (1,66 metros entre raíles); y otro en ancho métrico o de vía estrecha (1,00 metros entre raíles) que va de Este a Oeste (Euskotren) y que entre Donostia e Irun circula en paralelo a la de Cercanías. Son vías de diferente anchura, pero ninguna de ellas es de ancho internacional (1,43 metros entre raíles), que es el sistema en el que transitan los trenes de la mayoría de Europa (Francia, por ejemplo), y por las que transitan los trenes de alta velocidad. Es esa carencia lo que ha motivado, de hecho, las obras del tercer hilo.
Y en el nuevo esquema de movilidad ferroviaria que está diseñando el Gobierno Vasco, el intercambiador de Riberas de Loiola es una “herramienta fundamental” para conectar esos dos ejes de diferente ancho de vía. Se trata de una estación compartida entre ETS (Euskal Trenbide Sarea) y Adif (Administrador de Infraestructuras Ferroviarias), los gestores de las vías del Gobierno Vasco y el Estado español, respectivamente, y que permitirá a los usuarios transitar de una red a otra en una misma estación.
Del mismo modo que se realiza un transbordo de avión en un mismo aeropuerto. Sin necesidad de apearse en la estación del Norte de Renfe en Donostia y pasear hasta la de Easo, de Euskotren, para tener que cambiar de vía, por ejemplo.
El Gobierno Vasco ha adjudicado ya la redacción del proyecto constructivo, que debería estar listo en dos años. Será entonces cuando se puedan adjudicar las obras, que cuentan con un presupuesto estimado de unos 40 millones de euros y un plazo de ejecución de tres años.
Todo ello conduce a 2030 como fecha estimada de activación de este intercambiador, que se situará en un punto estratégico en el que se cruzan las dos vías (Norte-Sur y Este-Oeste) de diferente anchura, lo que se aprovechará para construir una estación que permita al usuario pasar cómodamente de una a otra.
Adiós al embudo de Aginaga
Otro hito en la movilidad ferroviaria se producirá cuando se complete la denominada corta de Aginaga, en la red ferroviaria operada por Euskotren, la que discurre de Este a Oeste, en vía estrecha. ETS adjudicó estas obras el pasado mes de septiembre por 30,6 millones de euros, lo que permitirá, sobre todo, duplicar las frecuencias entre Zarautz y Donostia y entambién acortará ligeramente la duración del trayecto (unos dos minutos).
Se trata de la construcción de un túnel de 1.329 metros de longitud en vía doble acortará el recorrido actual y permitirá duplicar las frecuencias entre Zarautz y Donostia. El tiempo que tardan las unidades en enlazar las estaciones de Aia-Orio y Usurbil es de nueve minutos y se reducirá a siete, tras acortar 1.500 metros de trayecto y evitar el actual trazado sinuoso.
El desdoblamiento de la vía en todo el túnel, por su parte, posibilitará el cruzamiento de unidades de viajeros y mercancías, de modo que las circulaciones podrán realizarse cada 15 minutos en vez los 30 minutos actuales.
También se reducirán las numerosas incidencias que se producen cuando hay temporales, ya que el actual rrazado del tren en ese punto es una zona boscosa en la que a menudo se suceden caídas de árboles y ltaludes sobre la vía.