Josué Hernando y el equipo de la unidad maxilofacial del Hospital Donostia está investigando con el ganglio centinela para evitar las cirugías, o al menos minimizar sus efectos, en el cáncer oral con pequeños tumores.

Están ustedes investigando sobre el ganglio centinela en el cáncer oral. ¿En qué consiste esta investigación y cuál es su alcance? 

Esta técnica se orienta hacia los tumores pequeños. Yo, casualmente, hice mi tesis sobre el ganglio centinela en el cáncer oral hace once años, usando la tecnología que había antes, basada en el tecnecio, la radioactividad. Pero esta técnica en la que trabajamos permite que nos ahorremos una cirugía que se debe hacer de forma profiláctica en el cuello, porque estas lesiones malignas en la boca al primer sitio donde se extienden y hacen metástasis es en el cuello. Estos tumores pequeños solo dan metástasis en el cuello en un 20% de los casos. Asumimos entonces que en el 80% de los casos la cirugía sería innecesaria en aquellos pacientes en los que clínicamente y con resonancias se ve que no hay metástasis. El ganglio centinela nos permite seleccionar los tres o cuatro primeros ganglios a los que el tumor se extendería, y así solo quitarías esos ganglios, sin tener que entrar en un montón de arterias, venas, nervios...

Menos agresivo.

Claro, porque son intervenciones que pueden dejar secuelas. Vimos que en el grupo en el que trabajamos con el ganglio centinela prácticamente no hubo ninguna complicación. En cambio, a aquellas personas a las que se les hace toda la disección del cuello (para hacernos una idea hay que sacar unos 25 ganglios) la intervención les supone semana y media de ingreso, se dieron varias hemorragias y otras complicaciones.

¿Cómo se ha planteado el estudio?

El estudio consistía en 45 pacientes y ya vamos por el paciente 42. Estamos viendo la luz al final del túnel, porque llegó la pandemia. Empezamos el estudio en 2018 y después nos tocó la pandemia. Además, por circunstancias personales, estuve fuera un tiempo.  

¿Para cuándo prevén que finalice? 

Supongo que para finales de este año o inicio de 2025 estará acabado. Además, por medio de Biogipuzkoa hemos conseguido una subvención de 40.000 euros del Gobierno Vasco. Yo llevo en Euskadi once años y veo que se potencia muchísimo la investigación. Además, el jefe del Servicio de Cirugía Maxilofacial, el doctor Javier Martín, nos deja todo el campo que queramos para hacer investigación.

Hablamos de cáncer oral. ¿Cuál es su prevalencia y de qué estaríamos hablando?

No es uno de los cánceres más frecuentes. Aquí, en Gipuzkoa, se operarán en tono a 40 o 50 casos al año. Nosotros, en maxilofacial, sobre todo tratamos los tumores de la boca que están por delante de la base de la lengua, hacia detrás, faringe, etc., lo hace el servicio de otorrino. 

Pero las complicaciones son muchas.

Sí. Las implicaciones son muchísimas. Los tumores que estudiamos con el ganglio centinela son los más pequeños. Intentamos ser lo menos agresivos posible y por eso tratamos de hacer las cirugías lo menos invasivas posible. Pero estos tumores debutan, casi en un tercio de las ocasiones, siendo grandes y extendidos al cuello. Eso te puede dejar muchas secuelas tanto en el habla como en la deglución (dificultad para tragar) y también se añade otra dificultad, que si implica a la zona donde hay dientes, hay que quitarlos. Aunque sea en raras ocasiones, a veces también puede dejar secuelas en la respiración. Son cirugías mutilantes.

Josue Hernando Javier Colmenero

¿Y avances?

La técnica ha mejorado muchísimo, sobre todo las de reconstrucción, y se ha minimizado el daño que se le puede hacer al paciente. Pero la supervivencia se ha estancado en un 80% para tumores pequeños, no conseguimos mejorar.

¿A qué se debe?

No se sabe. Siempre hay un pequeño porcentaje, también en tumores pequeños, en los que la cirugía ha ido bien, que la evolución va mal. Lo más frecuente en tumores pequeños es que todo vaya bien. Yo siempre se lo digo a los pacientes: nuestra intención es curarte y que te mueras dentro de 70 años con 120 años. Pero es cierto que hay entre un 10 y un 20% de casos que van mal y no sabemos bien la razón. Tenemos algunos indicadores, pero son difíciles de conocer de forma previa a la intervención. Es después, cuando quitas el tumor y haces toda la limpieza, cuando nos dice que ese tumor es agresivo. Ahí es cuando entra la radioterapia o la quimioterapia, vemos el caso en el comité de tumores con los oncólogos...

Dejando a un lado el cáncer, ¿cuál es la patología que más tratan en su unidad?

Hablaríamos de cuatro grandes grupos: el de la cirugía oral, toda la patología infecciosa derivada de los dientes, muelas del juicio, quistes, etc.; la patología funcional, todo lo derivado de la articulación temporamandibular, esos dolores que tienen hasta el 40 y 50% de la población; la patología tumoral, cánceres de boca y también de la parótida, la glándula que genera la saliva, y por último, las enfermedades del desarrollo, como pueden ser las deformidades dentofaciales. Estas son cirugías que, por ejemplo, se hacen en personas con mandíbulas muy prominentes o muy pequeñas para colocarlas en su lugar.  

¿Tienen peso en su unidad las cirugías por motivos estéticos?

No vemos muchos casos. Pero si algo tenemos claro es que lo mejor es evitar estas cirugías, porque el tratamiento de las secuelas es complejo. Pese a todo, esto ha mejorado mucho gracias a la planificación virtual. Trabajas con un ingeniero y le dices por dónde cortar, dónde colocar el pómulo... Así consigues colocar todo donde quieres y a partir de ahí diseñar las placas o las mallas para llevar el pómulo, que es lo más frecuente, al sitio donde tú quieres. Cuando las secuelas implican a la mandíbula o el maxilar se recurre a técnicas de cirugía ortognática.

Suena a ciencia ficción 

Yo cuando empecé en esta especialidad, en 2007, no había nada de esto. Ahora, yo casi no concibo hacer una cirugía ortognática que no planifique virtualmente. En una gran reconstrucción mandibular, como la que a veces hacemos en el servicio, en la que quitas al paciente media mandíbula, coges el peroné y tienes que modelarlo y hacer una placa que va de un lado al otro. Eran cirugías que antes acababas de madrugada, la placa solo la podía modelar el jefe porque era muy difícil... Ahora no es así, la placa casi te viene dada, porque lo que buscamos es eso, que sean técnicas reproducibles y fáciles de ejecutar.

En las patologías que tratan, ¿hay hábitos que nos protegen o hábitos que nos hacen daño?

Está claro que para este tipo de tumores el fumar y el beber, sobre todo juntos, es el factor de riesgo más importante. En los últimos años se ha visto, sobre todo en tumores más de la zona de atrás, que tiene afección el virus del papiloma humano, que vemos en pacientes más jóvenes. Los tumores parecen ser menos agresivos que los clásicos originados por fumar y por beber, que suele ser el prototipo de paciente. También hay otros hábitos, como masticar tabaco, pero que por aquí no se ven.

¿Cuál es este prototipo?

Un paciente varón, de entre 60 y 80 años, que ha fumado y bebido toda la vida. Ese es nuestro paciente tipo, pero es verdad que cada vez vemos un paciente más joven, por el motivo que hemos hecho referencia antes. En los pacientes jóvenes vemos que muy pocos fuman y que los que beben lo hacen de forma ocasional, de fin de semana,

¿Las patologías con las que trabajan son muy invalidantes?

Si hablamos del cáncer, las afecciones obedecen al tamaño de la lesión primaria: los tumores grandes, que requieren una gran reconstrucción, dejan secuelas importantes. Y es que, además, son pacientes a los que luego hay que dar radioterapia, que a su vez provoca secuelas. Con los tumores pequeños, lo normal es que el paciente pueda hacer una vida relativamente normal.