“Mi madre está todo el día sentada en una silla de ruedas, ni siquiera le llevan a la siesta. Como ella está el resto de personas usuarias del centro, que son muy dependientes. Nuestros familiares están viviendo una situación inhumana”. La denuncia trasladada a este periódico por el familiar de una usuaria de la residencia Sanmarkosene, en Errenteria, refleja la compleja situación que atraviesa el centro, donde las trabajadoras iniciaron el 25 de noviembre una huelga indefinida contra el planteamiento de la empresa, que propone reducir la jornada de trabajo para 20 empleadas y plantea el despido de cinco de ellas.  

“Los ratios están al límite, como ocurre en todas las residencias, pero desde que comenzó la huelga lo que estamos viviendo es espantoso: les acuestan tarde y les asean mal. No llegan con los servicios mínimos”, alertan los familiares, que se han concentrado este domingo en la residencia para denunciar una situación que tildan de “muy grave” debido a la “vulneración de los cuidados básicos y vitales de los residentes”. Denuncian el desajuste de los horarios de comida, sueño, medicación y la falta de aseo personal en condiciones

Los familiares exigen a las partes implicadas que acerquen posturas y solucionen el conflicto “urgentemente”

“Son personas mayores que ahora mismo están superalteradas porque llevan dos o tres semanas así. Padecen enfermedades neurológicas y necesitan llevar un orden, pero están encontrando todo lo contrario, por ejemplo, desayunos que se ofrecen tarde y mal”, denuncia un familiar. “Mi madre es consciente de la situación y cuando no le prestan el servicio necesario se queja, pero aquí hay personas con Alzheimer que no pueden expresarse, y si no hay nadie delante nadie se entera. En una situación inhumana”, insiste. 

Los familiares exigen a las partes implicadas que acerquen posturas y solucionen el conflicto “urgentemente”. También se dirigen a las instituciones -Gobierno Vasco, Diputación y empresas adjudicatarias- para que “tengan como prioridad dicho bienestar, hoy y siempre”.

“No entramos a valorar quién tiene la razón, sólo pedimos que solucionen el conflicto para que nuestros familiares dejen de sufrir. Son personas dependientes, y cada día que sufren -advierten- es un día menos de vida”