Febrero
Telefonista. El oficio de telefonista fue fundamental para la comunicación a partir de la segunda mitad del siglo XIX, cuando se comenzaron a establecer las primeras líneas telefónicas en Gipuzkoa. Las centralitas telefónicas fueron una de las principales fuentes de empleo para las mujeres en el ámbito de las telecomunicaciones, desempeñándose principalmente en ciudades como Donostia, Irun y Eibar. Las nuevas tecnologías propiciaron que a principios de los 90 este oficio desapareciese.