“Por aquellas personas cuyas voces no se escuchan, cuyos rostros no se ven, que se reducen a números y cuya existencia misma se borra del mundo”. La artista palestina Nai Barghouti dice que su voz no es más que un eco del pueblo palestino, donde el genocidio parece interminable. Un eco que resonará este domingo 1 de diciembre en la sala de cámara del Kursaal donostiarra, donde la compositora, cantante y flautista ofrecerá un recital que bebe de las raíces de la música clásica árabe (tarab) para encontrarse con los sonidos del jazz.
En este concierto, organizado por la entidad social SODePaz -Solidaridad Para el Desarrollo y la Paz- la artista estará acompañada sobre el escenario por su banda de músicos, en un ambiente presidido por el espíritu solidario con el pueblo palestino, cuya supervivencia se ve amenazada.
“No son números. Tienen rostros, nombres y voces. Tuvieron sueños que ahora han llegado a su fin. Son amados y apreciados por muchos que los extrañarán por siempre”, subraya la artista, que dedica su trabajo a todos ellos, “en particular a los niños de Gaza”. Será una velada de “dolor, esperanza e incluso alegría”.
La joven cantante, que ha ganado renombre con giras internacionales tocando tanto música tradicional palestina como jazz, lamenta “las hermosas almas de aquellos que hemos perdido”, y le canta a la “justicia, libertad y dignidad”. También a la “paz real para aquellos que aún sobreviven, que aún buscan seguridad y sueñan a pesar del horror abrumador e indescriptible”. Al servicio de todos ellos pone la artista su voz.
Carrera profesional
Esta joven compositora lanzó su carrera profesional como vocalista en 2011, con 14 años, cantando canciones clásicas del género tarab en salas repletas de público en ciudades como El Cairo, Kuwait, Jerusalén, Belén, Nazareth o Beirut. La prensa libanesa pronto la nombró “diva de la música clásica” y la crítica cairota la comparaba con la legendaria Om Kalthoum.
En 2006 presentó una de sus primeras composiciones para flauta, Qana, dedicada a las niñas y los niños del pueblo libanés de Qana, víctimas de una masacre ese mismo año. En 2008, actuó en un concierto en la sede de la UNESCO en París con la soprano norteamericana June Anderson, entre otras estrellas.
En 2010, participó en el Festival Internacional de Jazz de París, como miembro del Ensamble de música árabe Maqamat al Quds. Su logro musical más importante fue la actuación en la sede de la ONU en Nueva York en noviembre 2013 en la conmemoración del día internacional de solidaridad con el pueblo palestino.