Muchísima basura. Coches amontonados en vías a las que todavía no es posible acceder, y la desesperación del vecindario, que poco a poco se ha ido calmando según se ha ido desarrollando la labor solidaria. Es el escenario que han encontrado este lunes bomberos desplazados desde Gipuzkoa a Valencia, que trabajan desde primera hora en Massanassa, Alfafar y Benetússer, tres de las localidades afectadas por la DANA.
El paso a nivel que une estos dos últimos municipios desapareció la semana pasada bajo una marea de barro que lo impregna todo. Este túnel era uno de los puntos que más preocupaba a los alcaldes de ambas localidades, que temían que los equipos de rescate pudieran encontrar ahí decenas de cuerpos, sorprendidos por el paso de la riada. Las labores de extracción de vehículos han concluido sin hallarse víctimas mortales.
Ahora, la principal tarea de los efectivos vascos desplazados es la extracción de agua y lodo en garajes, una labor “ingente” que va a hacer necesario reforzar los turnos, para lo cual está previsto desplazar a más bomberos a partir del miércoles, según avanza a este periódico Josu Idigoras, director general de Prevención, Extinción de Incendios y Salvamento de la Diputación de Gipuzkoa.
Casi una semana después del desastre, los pueblos del sur de Valencia comienzan a recibir una oleada de solidaridad tras días sobrecogedores, con vecinos y forasteros tratando de ayudar mientras sortean coches amontonados, semáforos tumbados y zonas embarradas. En algunas zonas, el sonido estridente de las sirenas y el tableteo de las aspas de helicópteros recordaba este fin de semana a un territorio en guerra.
A disposición del 112 valenciano
El convoy de los servicios de bomberos de Euskadi llegó a destino el domingo, y desde el primer momento se puso a disposición del 112 valenciano, que es el que coordina el operativo y establece las necesidades. Los efectivos desplazados desde Gipuzkoa trabaron el domingo contacto directo con los integrantes del puesto de mando avanzado instalado en Paiporta. Toda ayuda es poca. El primer objetivo ha sido conocer de primera mano los efectos de la DANA y saber los puntos de actuación de necesidad más urgente. El mismo domingo, mientras la DYA montaba las tiendas de campaña comenzó una primera inspección ocular que este lunes ya ha dado paso al trabajo sobre el terreno.
“Al llegar a la mañana nos hemos encontrado con gente que nos daba las gracias llorando; decían que se encontraban abandonados”. Ramón Bianchi, suboficial de Bomberos de Donostia, detalla a este periódico el escenario que se han encontrado. “Está todo destrozado, lleno de barro. Los coches, cruzados por las calles, se han quedado como si fueran una maqueta. Los vecinos han sacado al exterior todas las pertenencias que se han mojado estos días atrás y se ve mucha basura en la calle”, asegura.
Dos mandos del Gobierno Vasco realizan las labores de coordinación de los distintos servicios de bomberos desplazados, los tres territoriales y los de las tres capitales vascas. De la mano de la Dirección de Atención de Emergencias y Meteorología (DAEM), a estos recursos les han sido asignadas las localidades de Massanassa, Benetússer y Alfafar, desde donde habla con este periódico Bianchi.
A primera hora de la mañana faltaban manos en la comarca, aunque conforme ha ido avanzando la jornada se ha ido redoblando el esfuerzo solidario y los profesionales guipuzcoanos se han encontrado con militares, con bomberos de Cádiz, de Valencia, junto a centenares de voluntarios pertrechados con sus palas, llenos de barro. “Te haces a la idea de lo que te vas a encontrar, pero en realidad hasta que no lo ves casi no te lo crees. Ahora mismo estamos achicando el agua del acceso a un viaducto del tren que evita que la gente pase por las vías. Al otro lado se ven dos coches encajados. La gente está un poco desesperada”, asegura el suboficial de Bomberos de Donostia.
Avenidas llenas de escombros
El dispositivo vasco organizado para ayudar en las zonas más afectadas llegó el domingo a Valencia, entre avenidas llenas de escombros que reflejan el infierno que se vive en la provincia desde hace una semana. Se trata de un contingente con casi un centenar de efectivos, entre ellos, una docena del parque de Gipuzkoa y otros diez de Donostia. “Visto el panorama y cómo están las necesidades, seguramente vamos a hacer relevo. Cuando cumplan con las 72 horas máximo previstas en este primer dispositivo, aunque no está decidido todavía, es probable que a partir del miércoles se haga un relevo de personas. Ya está el campamento avanzado. Los servicios de bomberos de Euskadi ya están allí, y queremos aprovechar la infraestructura, siempre según las necesidades. Nuestra disposición es permanecer hasta que nos necesiten”, detalla Idigoras.
La principal labor es el achique de garajes, una labor que se desarrolla entre las palabras de gratitud del vecindario. “Al principio se sentían un tanto abandonados. Nos están dando las gracias, ofreciéndonos agua y comida. La verdad es que están muy agradecidos”, confiesa Bianchi.
El trabajo en Alfafar se desarrolla de siete y media de la mañana a siete y media de la tarde. Esta noche se establecerá el plan del día siguiente. “En principio, nosotros estamos hasta el miércoles, pero aquí hay mucho trabajo por hacer. Lo que realmente hace falta es maquinaria pesada. Escavadoras y contenedores para echar todos los residuos que están repartidos por las calles. La gente a mano no puede realizar esa labor. Lo que están haciendo es quitar el barro de calles, locales y viviendas pero a apenas hay maquinaria pesada. Hemos visto pasar algunos tractores, principalmente de particulares, pero organizado no hay nada”, asegura el suboficial de Bomberos de Donostia.
Medio centenar de bombas de achique
El director general de Prevención, Extinción de Incendios y Salvamento de la Diputación de Gipuzkoa detalla que desde el territorio se ha trasladado un vehículo pesado que permite el acceso a zonas más complicadas, otros cinco más ligeros dotados con generadores para poder trabajar con autonomía, además de unas cuarenta bombas de achique, tanto de agua como de lodo.
Los profesionales guipuzcoanos desplazados no han encontrado, por el momento, cuerpos sin vida de vecinos sorprendidos por la crecida. “Estamos empezando a ver los techos de los coches que hay dentro de los garajes. Los vecinos de la zona creen que no falta nadie, aunque ahora mismo es imposible determinarlo”. En cualquier caso, asegura Bianchi, se trata de una situación bien incierta la que afronta el convoy de ayuda humanitaria y de socorro desplazado a Valencia bajo el paraguas del Gobierno Vasco. “Ahora mismo no se sabe la gente que puede haber debajo del agua”, reconocía este mediodía el suboficial de Bomberos de Donostia.
No es, en cualquier caso, un escenario desconocido para los profesionales desplazados. Por la orografía que tiene Gipuzkoa, los achiques forman parte del trabajo habitual en el territorio, donde la crecida de los ríos es constante. Aunque este año se ha desarrollado con relativa calma, hace tres años se llegaron a decretar cuatro alarmas por riesgo de inundaciones en las cuencas vascas. “A lo que no estamos tan habituados es a la cantidad de lodo que estamos encontrando, que es lo que realmente está complicando los achiques y la búsqueda de posibles víctimas en garajes y bajeras”, detalla Bianchi.
El responsable, que sigue el dispositivo desde Gipuzkoa, mantiene un canal de comunicación abierto para conocer al detalle la evolución de los trabajos realizados en los municipios valencianos. “Ellos tienen sus mandos allí. Está estipulada la jerarquía porque lo que no podemos hacer es mandar a casi cien bomberos desde Euskadi y que cada uno tenga una relación directa con el puesto de mando avanzado. Tiene que haber una jerarquía para que la coordinación sea perfecta. Estamos en contacto directo para las cosas importantes”, resume.
Con respecto al tiempo transcurrido desde el pasado martes, cuando se tuvo conocimiento del curso devastador de la DANA, Idigoras recalca que ese mismo día el lehendakari, Imanol Pradales, estableció contacto con la Generalitat valenciana para ofrecer todos los recursos que fueran necesarios, tanto aéreos como terrestres. “Hemos estado en activo desde entonces esperando una respuesta de la Generalitat. Nos activaron el sábado a las once de la noche. Hasta ese momento hemos estado preparándonos para que lo que nos pidieran. ¿Que podíamos haber ido antes? Lo que teníamos claro es que teníamos que ir de una manera coordinada con el 112 valenciano ya que lo que hace falta es ir a trabajar y no a molestarnos. Desde ese punto de vista, ahora mismo se está trabajando de una manera coordinada. Y seguiremos allí hasta que nos lo pidan”, asegura el responsable.