Los hermanos Lazkano son la cuarta generación de la familia que produce txakolí y esta semana se encuentran en plena vendimia, al igual que el resto de los 34 productores de txakolí con Denominación de Origen Getariako Txakolina, que este año cumple 35 años campañas elaborando caldos con etiqueta. Siete lustros en los que la calidad de los vinos ha aumentado de forma significativa, y en los que el sector ha seguido creciendo. En el último año se han incorporado una decena de hectáreas nuevas a este sello, hasta un total de 468, pero cuando nació la denominación de origen, en 1989, apenas había unas 52 hectáreas de viñedo en la zona costera.

Hoy, en pleno Getaria (la denominación se abrió a productores de todo Gipuzkoa en 2007), Joseba, uno de los hermanos Lazkano, nos atiende en su txakolindegi (Gaintza), donde él y su hermano trabajan todavía codo con codo con sus padres. Dos generaciones de la mano que gestionan “casi dos hectáreas” de viñedos con una edad media de 100 años, y que siguen manteniendo la esencia de antaño: “La filosofía es producir la uva, recogerla, elaborar el txakolí y venderlo nosotros también”. Un proceso made in Gaintza de principio a fin, que denota el mimo con el que se elabora este producto.

La filosofía es producir nuestra propia uva, recogerla, elaborar el txakolí y venderlo nosotros también”

Joseba Lazkano - Gaintza txakolindegia

Allí comenzó la vendimia la segunda semana de septiembre con la cosecha de la uva chardonnay, más temprana, y se retomó a partir del 24 (este año se ha retrasado por la climatología) con las otras variedades, planificando el trabajo “día a día”, debido a las lluvias que dificultan la recolecta. Aunque algunas txakolindegis presentan ya sus primeros vinos para finales de noviembre o principios de diciembre, en Gaintza txakolindegia se mantiene la costumbre de presentarlos en el Txakoli Eguna (17 de enero).

Gaintza txakolindegia es un buen ejemplo de la evolución que ha sufrido Getariako txakolina y es hoy algo más que una bodega. Es también lugar de visita y de descanso. Una bodega que ofrece una oferta de enoturismo, alrededor del cual se organizan también “actividades puntuales”. Cuenta con un hotel-boutique en el que sus clientes buscan “descanso y tranquilidad”. 

“Cuando llegó la crisis económica (2008) y luego la sanitaria (covid-19, 2020), nos llevó a ofrecer actividades enoturísticas, enseñar a la gente quiénes somos, qué hacemos, y que prueben nuestro txakolí. Es una forma de acercarte a la gente en un mercado cada vez más grande y más complejo que ya no tiene nada que ver con el de antaño, cuando en Getaria el boca a boca decía que Gaintza ha tenido una cosecha muy buena, y eso ya era suficiente. Ese boca a boca ahora no te garantiza nada”, explica Joseba. 

“La crisis de 2008 y la posterior crisis sanitaria nos llevó a ofrecer también actividades enoturísticas”

Joseba Lazkano - Gaintza txakolindegia

En las visitas organizadas a la bodega “se explica a los visitantes el proceso de vinificación y embotellado” y se termina con una degustación de txakolís acompañados de productos de la tierra como la anchoa o el bonito del norte. 

Gaintza, como otras muchas, tiene distintos vinos en su oferta: un txakolí “monoparcelar” (Aitako) elaborado con chardonnay y hondarrabi zuri; otro (Gaintza) a base de hondarrabi zuri equilibrado con Gros Manseng, una fórmula que incorporó su aita hace 30 años para rebajar la acidez de los txakolís de entonces; y un rosado que incluye hondarrabi beltz a partes iguales con la hondarrabi zuri.

Aunque la posibilidad de introducir novedades en su fórmula es limitada porque sólo se cosecha una vez al año, la elaboración del txakolí esconde los mismos secretos que las buenas recetas de la gastronomía, según Joseba Lazkano. En todo caso, asegura, “el trabajo que se hace en la viña es la clave”, dice, porque “una buena materia prima” es la garantía de un buen vino.

El 20% se exporta 

El de Gaintza es solo un ejemplo de tantos. Ruth Mozo, secretaria general de la denominación de origen, reconoce que “en este momento”, Getariako Txakolina, tiene una “buena salud”. “Realmente no estamos en la situación tan difícil como la que está pasando el mundo del vino, quizá por ser un sector que en su mayoría es vino blanco, mientras que la mayor bajada de consumo se han producido en tinto”.

El 70% de la producción se vende en Euskadi, pero el 12% va a EEUU

En estos momentos, afirma, tenemos 468 hectáreas aproximadamente, con 34 bodegas inscritas. Este año sale la cosecha número 35 de la denominación, un momento en el que hay que apostar por mantener la calidad y nuestro paisaje”, insiste. Aunque a corto plazo no está prevista la incorporación de nuevas bodegas al sello Getariako Txakolina, Mozo afirma que “hay viticultores nuevos que puedan hacer una bodega en el futuro”.

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Así se vendimia el txakolí en la bodega Gaintza de Getaria Arnaitz Rubio

En esta vendimia se esperan recolectar 3.800.000 kilos de uva, una cantidad similar a la de 2023, con lo que difícilmente se alcanzarán los 3,3 milones de litros que se produjeron en la campaña 2022, la más prolija en estos 35 años de historia de la denominación. 

El año pasado se produjeron 2,7 millones de litros de la cosecha 2023. De todos ellos, un 20% se exportan al extranjero, especialmente a EEUU, donde viajan 12 de cada 100 botellas producidas. Pero no se queda ahí. Una de cada 100 se envía a Noruega y prácticamente otro tanto a Japón. (2.333.854), por citar algunos ejemplos más exóticos. El 70%, sin embargo, se vende en Euskadi, y el 10% restante en el resto del Estado, concentrándose en Madrid y Barcelona.

Al extranjero (EEUU, Francia, Reino Unido, Noruega y Japón son los principales destinos) se distribuye buena parte de la variedad rosado, la menos conocida, ya que el 90% de la producción anual es de txakolí blanco, el tradicional. Mozo recuerda que desde el año 1993 o 1994 ya se exporta txakolí a EEUU.

Una de las señas de identidad de la denominación de origen Getariako Txakolina, apunta su secretaria general, es que todos son viticultores. Así fue en su origen, ya que “toda bodega era viticultora”. Son elaboradores, productores y comercializadores.

“Llevamos muchos años profesionalizando el sector y trabajando en la calidad de los viñedos”

Ruth Mozo - Secretaria general de la D.O. Getariako Txakolina

En todo este tiempo, asegura, “en calidad hemos mejorado muchísimo. El txakolí de Getaria “ha sufrido un cambio impresionante. Cualquiera que se pase por los viñedos de Gipuzkoa, viendo sólo cómo se cuidan, puede ver el salto de calidad. Se ha trabajado mucho en la profesionalización del sector, con un mayor uso de la tecnología en el cuidado del viñedo y en la elaboración. El que visita las bodegas enseguida percibe que el nivel de calidad es muy alto”, añade. 

La importancia del clima

admite que 2024 ha sido un año “difícil” climatológicamente hablando, lo que ha retrasado la vendimia, que también está “siendo difícil” por las lluvias de septiembre. Pero tampoco ha sido propicio el resto del año para una uva que agradece el frío en invierno, un clima cálido en primavera y sol en verano. 

La mayor parte de la superficie plantada se reparte entre Getaria (45%), Aia (15%), Zarautz (12%), Zumaia (4,5%), Oñati (3,5%) y Hondarribia (3,5%); mientras que entre otros municipios como Aizarnazabal, Alkiza, Arrasate, Azpeitia, Beizama, Deba, Donostia, Hernialde, Mutriku, Oiartzun, Olaberria, Orio, Urnieta, Usurbil, Villabona, Zerain y Zestoa se reparte el 16,5% restante.