La guipuzcoana, Maritxu Amenabarro (1999, Anoeta), acaba de publicar su última obra, una conmovedora historia que busca arrojar luz sobre una realidad a menudo invisibilizada: el acogimiento familiar. Con No estoy sola, Amenabarro nos invita a adentrarnos en el mundo de Amets, una niña que experimenta los desafíos, alegrías e incertidumbres de vivir en una familia de acogida y que tiene que ver a su familia biológica cada tres semanas.
"Mi objetivo es que los niños sientan que no están solos y que los adultos vean que no lo están haciendo mal"
Amenabarro, graduada en Creación y Diseño, conoce lo que es la acogida familiar. Con tan solo ocho años le acoge una familia de acogida. Aun así, no dejó de ver a su familia biológica, a la cual la veía cada tres semanas. Su experiencia ha sido la inspiración para escribir No estoy sola, una obra que nace del corazón y busca conectar con aquellos que comparten una historia similar y no han tenido los referentes suficientes como para sentirse identificados con sus emociones y sentimientos: "Quiero que esos niños y adultos que están acompañando a los niños, aunque sientan que no lo están haciendo bien, que sepan que solo con que estén dando compañía y que los niños sientan que no están solos, ya es mucho. Mi objetivo es que los niños sientan que no están solos y que los adultos vean que no lo están haciendo mal", reconoce.
A través de un lenguaje sencillo, cercano y visual, la autora logra transmitir las complejas emociones que experimentan los menores en esta situación. Miedo, incertidumbre, esperanza y amor son algunos de los sentimientos que cobran vida en las páginas de este libro, permitiendo a los pequeños lectores sentirse identificados y acompañados.
Un nuevo hogar
La llegada a una familia de acogida supuso un punto de inflexión en su vida: “La familia que me acogió me ha dado esa estabilidad que buscaba”.
Sin embargo, el proceso no fue fácil: “Al principio me costó mucho recibir amor. Pero, al final, estoy súper agradecida”.
A pesar de la felicidad encontrada en su nuevo hogar, Amenabarro nunca dejó de sentir un profundo cariño por sus padres biológicos: “Siempre tenía muchas ganas de verlos, al final son mis padres. Los quiero mucho. Y ellos a mí”.
Pero, aunque ambas familias a día de hoy se conocen y tienen una muy buena relación, la tensión fue una constante en su niñez: “Tenía que estar todo el rato escondiendo todo. Me preguntaban qué tal estaba y tenía que elegir las palabras correctas para contestar”.
Un reflejo de la propia experiencia
En su obra, la escritora e ilustradora comparte su historia y ofrece herramientas para que otros niños puedan expresar sus sentimientos y construir relaciones sanas: “El libro de llama No estoy sola porque durante muchos años me he sentido sola, hasta que he tenido la familia de acogida y me he sentido apoyada".
Así, la protagonista de la novela, Amets, al igual que la autora, experimenta el acogimiento familiar a los ocho años: "Estuvimos mi hermana y yo dos años esperando a que una familia nos acogiera. En el centro de acogida tenía muchos educadores y cada día iban cambiando. Necesitaba una estructura, una estabilidad. Y la familia que me acogió me ha dado esa estabilidad que buscaba" confiesa Amenabarro, quien asegura que esta experiencia la impulsó a escribir e ilustrar sobre ello.
Una historia que conecta
"No solo es un cuento, es también una herramienta"
No estoy sola no solo conmueve a los niños, sino también a los adultos que los rodean. Muchos de ellos le han trasmitido palabras de agradecimiento. El mensaje de este libro va dirigido a niños, padres, educadores y profesionales que trabajan en el ámbito de la acogida familiar.
Por otro lado, tal y como dice Amenabarro, el libro, además de ser una novela, es también una herramienta: “Mucha gente me ha escrito dándome las gracias. Mucha gente me ha dicho que sus hijos han tenido un mal día en el colegio y que, si no fuera por el cuento, quizá no lo hubieran contado en casa. No solo es un cuento, es también una herramienta“.
La familia: un concepto en constante evolución
"La familia no es solo lo que nos toca de sangre"
La historia de Amenabarro es un recordatorio de la importancia de la familia, entendida como un concepto que va más allá de los lazos sanguíneos: "Para mí familia no es solo lo que nos toca de sangre. La familia es los que están en el día a día, los que nos dan seguridad, los que nos dan un entorno estable… Es gente que te da seguridad y estabilidad" , afirma la autora, quien defiende la idea de que una familia es aquella que te brinda amor, apoyo y un hogar.
Más allá de las palabras
Amenabarro va más allá de la simple narración e ilustración. A través de actividades y recursos complementarios, invita a los lectores a reflexionar sobre los temas tratados en el libro y a establecer un diálogo abierto con sus seres queridos. Es por ello que, al final de la novela, ha creado un diario para que los lectores puedan transmitir cómo se sienten día a día: "Después de terminar el cuento, hay un diario de emociones donde pueden rellenar, mediante casillas, las emociones que han tenido a lo largo del día. Y, al final de todo, tienen hojas blancas para que dibujen sus “monstruos” y emociones".