El Juzgado de Menores de Gipuzkoa es sustituido por el Juzgado de Guardia en todas aquellas actuaciones que suceden fuera del horario de audiencia (a partir de las 14.00 horas y en las jornadas festivas). Y las llamadas más frecuentes al teléfono de guardia tienen que ver con delitos contra la libertad sexual y la violencia filio parental, la ejercida de hijos a padres.
Esta última sigue estando asociada en Gipuzkoa a jóvenes varones (sólo figuran cinco mujeres denunciadas), a partir de los 14 años, con problemas de consumo de tóxicos y familias con dificultades para ejercer la función parental. En muchos casos, los progenitores acuden a la Sección de Menores a pedir medidas de alejamiento de sus propios hijos, “a quienes no quieren acoger ni siquiera en familia extensa”, detalla la Fiscalía.
Padres y madres que delegan la guarda en la Diputación Foral de Gipuzkoa, con el ingreso inmediato de los jóvenes en el centro de acogida de urgencia de Uba. Durante el último año la violencia filio parental ha dejado de poner el foco en el menor, para depositar la mirada “en toda la unidad familiar”. Es así que al menos en tres expedientes había “denuncias cruzadas de padres a hijos y a la inversa”.
A este respecto señala la Fiscalía que “puede ser un factor de riesgo” las unidades familiares reconstituidas tras el cese de convivencias anteriores. “El ejercicio de la autoridad parental por quien no es progenitor no es un hecho bien tolerado por los descendientes varones en edad adolescente”, según señala el Ministerio Público.
Destaca también algún caso de violencia denunciada por no admitir la familia la identidad sexual del hijo. “El problema deviene cuando ese no reconocimiento se traduce en insultos, agresiones y amenazas procedentes de todos los miembros de la unidad familiar. No poder salir de tu hogar maquillada, o vestida de modo acorde con tu ser interior puede convertirse en un infierno, y denunciar estos hechos se convierte en un acto heroico”, asegura la Fiscalía.