Las tres fiscalías vascas, a través de sus delegados de las secciones de menores, alertan del uso indiscriminado que están haciendo los menores de edad de las redes sociales, donde han pasado a comportarse “como si fueran adultos”, exponiéndose a riesgos con consecuencias psicológicas “muy reales”.
Las redes se han convertido en el lugar donde los menores generan una “realidad alternativa”, de la que se desconectan emocionalmente para interactuar con terceros “como si fueran un personaje creado para cada una de las ocasiones”. Es esa falsa apariencia de impunidad que da el anonimato -advierte la Fiscalía- la que les impulsa a utilizar cuentas donde desarrollan un “comportamiento patológico” hacia otros menores o adultos. Una conducta caracterizada por la agresividad, crueldad o falta de escrúpulos morales.
A este respecto, en Gipuzkoa se han abierto durante el último año 35 expedientes relacionados con el uso delictivo de las nuevas tecnologías, según refleja la sección de Menores de la Fiscalía de Gipuzkoa en la memoria de 2024. Las redes sociales más utilizadas siguen siendo Tik-Tok, Instagram y WhatsApp, si bien comienzan a emplearse otras como Litmatch o Kik. A través de estas aplicaciones se perpetran los delitos. Además del acoso escolar, del que ya informó este periódico la semana pasada, las infracciones investigadas por la Fiscalía de Menores de Gipuzkoa guardan relación con delitos por amenazas y vejaciones a través de las redes, usurpación del estado civil, difusión no consentida de fotos y vídeos de contenido sexual, grabaciones no consentidas de imágenes comprometidas a través del móvil y estafas.
Población “desinhibida”
"Nos encontramos", dice la Fiscalía, ante “una población desinhibida en sus manifestaciones orales, que se maneja bien en la compra y venta de productos en plataformas digitales, y que no es muy consciente de los riesgos de entablar relaciones con desconocidos”.
Lo cierto es que el uso fraudulento de las nuevas tecnologías en el entorno escolar sigue causando serios problemas. Las denuncias hacen referencia al acceso de alumnos no identificados a las cuentas escolares de las víctimas a las que cambian sus contraseñas y bloquean su acceso. A partir de ahí, según explica la Fiscalía, se sustituye la fotografía de la cuenta hackeada y se envían mensajes a otros alumnos de contenido grosero y soez. “La idea es dañar la imagen pública del alumno cuya cuenta se hackea, ridiculizándolo”, detalla la memoria del Ministerio Público.
Es algo que ha sucedido en al menos tres colegios del territorio, y las edades de los supuestos autores son inferiores a los 14 años. También se da cuenta de otro caso en el que se hizo uso de chats grupales creados en Instagram para humillar desde el anonimato a la víctima varón, menor de 14 años, con las siguientes expresiones: “Homosexual, cabrón, maricón, ojalá te violen, eres gay, bolita de queso”.
Grupos de contenido sexual
Durante el año pasado se abrieron dos procedimientos en los cuales los menores perjudicados eran incluidos en grupos numerosos en los que se vertía contenido de tipo sexual. En el primero de ellos, la víctima fue incitada a mantener relaciones sexuales con uno de sus participantes. El segundo caso fue el denunciado por el colegio Aldapeta María Ikastetxea de Donostia en relación al contenido pornográfico, homófobo, machista y fascista que se compartía en dos grupos de Whatsapp con más de mil menores.
Señala la fiscalía que este caso, que en principio no pasaría de ser un ilícito administrativo relativo a la protección de datos, se complicó desde el punto de vista penal al denunciarse la circulación de material audiovisual sexualmente explícito, tanto de adultos como de menores, así como mensajes y contenidos de discurso de odio.
Tanto la Sección de Menores como la Sección de Criminalidad Informática se coordinaron con la Ertzaintza para tener conocimiento del alcance personal y jurídico de este fenómeno que posteriormente se replicó en otras comunidades autónomas, demostrando ser un problema de alcance nacional.
Las denuncias hacen referencia al acceso de alumnos no identificados a cuentas escolares de las víctimas a las que cambian sus contraseñas y bloquean para enviar mensajes de contenido grosero y soez a otros alumnos
De las pesquisas policiales, señala la Fiscalía, no ha aparecido ningún adulto responsable de distribuir material pornográfico entre menores, al menos en el Estado. Las direcciones IP implicadas apuntan a países de América Latina. No obstante, añade el documento, “existe información de la existencia de menores implicados como difusores de material que pudiera tener consecuencias punibles”.
En la Sección de menores se investiga además la denuncia presentada en relación a un joven tutelado incluido en uno de esos chats donde otro compañero de clase de la víctima había colgado en el grupo sin su autorización videos de él en ropa interior.
Durante el último año también se ha registrado más de una denuncia de víctimas que inicialmente enviaron fotos y vídeos con desnudos a quien se los solicitó y que luego fueron extorsionadas, bien pidiéndoles dinero o el envío de más videos o fotos, bajo la amenaza de difusión de ese material a terceros. En otro expediente se ha investigado a jóvenes que grabaron con un teléfono móvil lo sucedido en las duchas de un centro deportivo.
Estafas a través de Wallapop
La Fiscalía completa el recorrido delictivo con las estafas a través de la aplicación Wallapop. Hay un expediente incoado contra un menor de 14 años que, utilizando el DNI y una foto de un familiar, creó una cuenta en la entidad bancaria Revolut.
El menor comenzó a realizar transacciones mediante plataformas de Internet “con divisas de dudosa procedencia”, lo que le generó en poco tiempo ganancias elevadas. El hecho se está investigando.
Hay constancia a su vez de la estafa por parte de un menor a dos personas, también mediante Wallapop, en la compra de una motocicleta. A la luz de todos estos casos, la Fiscalía advierte de que la población juvenil se está comportando en las redes sociales “como si fuese adulta”, sin ser muy consciente de los riesgos de entablar relaciones con desconocidos.
Incluso se han incoado diversas diligencias previas contra adultos que han hecho uso de redes como Instagram para intentar mantener contacto sexual con menores reales. “Lo alarmante de esta situación es que, en los dos principales casos, se trataba de personas que trabajan en el entorno educativo, cerca de sus objetivos criminales, pues trataban de mantener estas relaciones con sus propios alumnos”, alerta la Fiscalía.
La Delegada de Gipuzkoa incide en que el uso extensivo de las nuevas tecnologías está colocando a los menores en “una posición especialmente vulnerable”, y señala que desde los centros de protección se viene informando de las crecientes adicciones que presentan muchos de sus residentes, que “no entienden su ocio sin usar los teléfonos móviles”. Adolescentes que exigen jugar a juegos “no aptos para menores de 18 años” por su contenido violento y sexualizado. “El uso de estos juegos, la mayoría online, es una realidad generalizada entre los menores de edad”, subraya el Ministerio Público.
Las tres fiscalías vascas advierten de que ante esta serie de problemas los padres y madres “no están poniendo medidas suficientes” para reconducir la situación. “No controlan qué hacen sus hijos con su teléfono móvil o tablet, y se colocan ante situaciones de riesgo. La falta de supervisión es una constante, y las aplicaciones control parental no son suficientes”, aseguran.