A las puertas de la Fiscalía de Gipuzkoa ha llegado durante el último año un total de 37 casos de acoso escolar, catorce de los cuales han sido archivados por ser los autores menores de 14 años. Por mediación se han archivado otros cinco asuntos y el resto están en trámite o pendientes de señalamiento de juicio oral.

Según recoge la memoria fiscal, las víctimas son chicas con edades comprendidas entre los 10 y catorce años que acaban convirtiéndose en diana habitual de insultos, amenazas, coacciones y aislamiento social. El acoso no solo es presencial. El hostigamiento que tiene lugar en las aulas continúa fuera de ellas a través de las redes sociales. “A la edad de 10 años muchas de ellas ya disponen de móvil con conexión a Internet”, subraya el documento.

El Ministerio Público tiene constancia de situaciones de acoso en “todo tipo de colegios”: públicos, privados, de la capital y del resto del territorio. En la mayoría de los supuestos es la victima la que termina cambiando de centro escolar. “Ni los protocolos ni la actitud vigilante de los profesores sirven en todos los casos para resolver este problema”, alerta la Fiscalía.

Más presión en núcleos pequeños urbanos

El acoso llega a ser más insufrible todavía en los núcleos urbanos pequeños del territorio en los que la víctima llega a sufrir esos agravios incluso los fines de semana. La Fiscalía insiste en que no ayuda a ello el “uso y abuso de las nuevas tecnologías”, y apunta al origen extranjero, la identidad sexual o el grado de discapacidad como condiciones que se repiten en algunas víctimas.

“El grado de sufrimiento de los perjudicados es elevadísimo hasta el punto de que los jóvenes acaban somatizando la ansiedad, con algunos intentos de suicidio aislados”, recoge el documento. Esta es la causa que alerta a los progenitores de que algo sucede, junto con el rechazo que muestran los hijos a acudir al centro escolar.

Libertad vigilada

Las medidas que se solicitan para los presuntos agresores mayoritariamente son las de libertad vigilada, a fin de trabajar la empatía y la resolución pacífica de los conflictos. Las chicas siguen siendo las victimas preferentes de este tipo de ilícitos. La Fiscalía asegura que tardan en exteriorizar a sus padres lo que les está sucediendo y para cuando los progenitores acuden al centro escolar para que se activen los protocolos antibulling, la situación de abuso en algunos casos lleva tiempo produciéndose, “de modo invisible pero constante”.

En la mayoría de los supuestos es la victima la que termina cambiando de centro escolar

El documento incluye en los casos de acoso escolar varias denuncias de delitos relacionados con la libertad sexual sucedidos en el entorno escolar. Todos ellos se han archivado por ser los autores menores de 14 años. Y algún caso -subraya el Ministerio Fiscal- puede calificarse de muy grave.

De hecho, en materia de menores y más allá de los centros escolares las denuncias relacionadas con delitos contra la libertad sexual han crecido notablemente, pasando de 30 casos en 2022 a 42 durante el año pasado. De ellas, seis se han archivado por ser el autor menor de 14 años.

“El grado de sufrimiento de los perjudicados es elevadísimo hasta el punto de que los jóvenes acaban somatizando la ansiedad, con algunos intentos de suicidio aislados”

Al menos 12 denuncias tienen como partes implicadas a jóvenes tutelados, y ocurrieron los hechos en más de una ocasión en el centro de acogida. Todos los casos son denunciados por la Diputación, quien además de remitir la correspondiente comunicación a Fiscalía, pone en marcha la participación de las víctimas en Bideratu, programa específico de atención psicológica a menores víctimas de delitos contra la libertad sexual. No obstante -sugiere el Ministerio Fiscal- “teniendo en cuenta que la sociedad está muy sexualizada, que los jóvenes tutelados tienen problemas de afectividad, y la explosión hormonal que se produce a determinadas edades sería interesante cambiar los modelos mixtos de acogida”. Así se lo ha hecho saber la Fiscalía a representantes de la Diputación con los que periódicamente se reúnen.