“Después del lanzamiento y su posterior despliegue en la órbita programada, el satélite LUR-1 está en estos momentos recopilando datos y descargándolos a nuestra sede en el Parque Tecnológico de Álava cada vez que pasa por encima de Euskadi, a 515 kilómetros de altitud”. Con estas palabras explica Cristina Ortega, directora de Espacio de AVS, la situación actual de LUR-1 el primer satélite diseñado y fabricado íntegramente en Euskadi por la empresa elgoibartarra AVS.

A las 20.56 horas del viernes 16 de agosto, los nueve motores del imponente Falcon 9, el cohete fabricado por la compañía SpaceX, fundada por Elon Musk, volvieron a rugir para impulsar sus 90 metros de estructura y enviar al espacio el satélite LUR-1. Sin cumplirse las 24 horas desde su lanzamiento, la compañía ya estableció el primer contacto. Según explica la directora de Espacio de AVS, Cristina Ortega, a este periódico, “en cada uno de los cuatro contactos diarios que tenemos con él, monitorizamos todos los sistemas y le enviamos diversas órdenes para que las vaya ejecutando. A partir de ahí, superada esa fase de monitorización, pruebas y adaptación, confiamos en poder comenzar a tomar imágenes de alta resolución en un plazo de entre cuatro y seis semanas”.

Desde el propio centro de mando de la base espacial Vanderberg (California), donde se produjo el lanzamiento, Miguel Ángel Carrera, CEO de la compañía, valoraba el impacto de este hito tecnológico tanto para la propia empresa vasca como para Euskadi. “Es un salto cualitativo extraordinario para AVS que se suma a otros logros muy relevantes en los ámbitos de aceleradores y fusión. La llegada a Marte en el 2021 ya nos consolidó como proveedor de sistemas críticos para grandes misiones espaciales. Con la puesta en órbita del LUR-1 hemos conseguido demostrar nuestra capacidad de liderar una misión completa”, destaca Carrera.

LUR-1 ha sido concebido como un microsatélite de 57 kilos, el primero de la familia de plataformas LUR, para la captura de imágenes de alta definición de la Tierra, si bien, en principio el foco de la misión está puesto en la geograba del País Vasco, para contemplar la evolución del litoral, analizar controles de plagas y ríos o gestionar la distribución de cultivos, entre otros. El satélite incorpora antenas de diversas bandas (UHF, S y X) y un brazo desplegable para los paneles solares.

Además, cuenta con una cámara multiespectral de siete bandas en visible e infrarrojo cercano con una resolución GSD de 1,5m (Ground Sample System – Sistema de Muestreo Terrestre) y también un experimento de Comunicaciones Cuánticas QKD, desarrollado íntegramente por AVS. En su diseño y fabricación se han invertido más de mil días de trabajo de intensa innovación científica y espacial y 8 millones de euros, de los que el 40% proceden de fondos públicos. El satélite ha sido diseñado para tener una vida útil de cinco años.

Cumplido este plazo, será capturado de su órbita espacial para su posterior reentrada a la atmósfera, donde se desintegrará. “La previsión se debe principalmente a dos motivos, ambos relacionados con el duro ambiente en el Espacio. En primer lugar está la radiación. Sin la protección que nos da la atmosfera los equipos están expuestos a la radiación espacial, que degrada tanto los materiales presentes en las caras externas del satélite como los componentes electrónicos en su interior. Por otro lado, LUR-1 se ha lanzado a la órbita baja terrestre, donde todavía hay presente una fina capa atmosférica, que hace que el satélite reentre de forma natural una vez no tenga combustible para mantener su órbita”.