En el curso de la última década, la población nicaragüense ha pasado de ser un origen menor en el conjunto de los flujos migratorios que recalan en Euskadi a convertirse en uno de los principales colectivos extranjeros. Y destaca especialmente el caso de Gipuzkoa.
Según muestran los datos del INE, a 1 de enero de 2023 residían en Euskadi 16.675 personas del país caribeño, lo que supone un 6,1% de todas las nacidas en el extranjero, porcentaje que en el caso guipuzcoano sube al 9,6%, casi duplicando la tasa de Bizkaia (5,7%).
Según se desprende del último informe elaborado por Ikuspegi, el Observatorio vasco de la Inmigración, el país centroamericano tuvo un tardío despertar migratorio. Fue a partir del año 2000 cuando comenzó a subir, con carácter general, la curva de llegadas de población extranjera, algo que con la nicaragüense no comenzó a notarse hasta 2006, en la antesala de la crisis económica, que en Gipuzkoa comenzó a notarse a partir del segundo semestre de 2008.
Aquel año había empadronadas en la CAV un total de 1.189 nicaragüenses, cifra que dos años después se había duplicado. Coincidiendo con el momento de bonanza que había vivido la economía guipuzcoana, el número de personas de origen nicaragüense fue creciendo en consonancia, con un crecimiento que se mantuvo incluso durante la primera fase de la crisis económica. De hecho, entre 2011 y 2012 el número de personas de origen nicaragüense empadronadas creció en 865 personas.
Crisis política
Una década después (2020) ya eran 14.234 nicaragüenses, un crecimiento en el que tuvo directa incidencia el inicio de la crisis política que todavía hoy atraviesa el país caribeño. Los flujos hacia Gipuzkoa se aceleraron “y crecieron de forma notoria” a partir de entonces, según recoge el trabajo. Entre el 1 de enero de 2019 y 2020, el saldo interanual de Nicaragua aumentó en la CAV en 3.079 personas, hasta alcanzar las 16.675 de la actualidad.
Como consecuencia de este proceso, Nicaragua ha pasado a ser una de las procedencias que más peso tienen en la CAV, sólo por detrás de dos orígenes históricamente tan relevantes como son Colombia y Marruecos. Por poner estos datos en perspectiva, en el año 2013, -sólo diez años antes-, Nicaragua ocupaba la decimocuarta posición en lo referente a los orígenes extranjeros más numerosos.
Siete de cada diez son mujeres
Y si algo destaca dentro de este colectivo es que tiene rostro de mujer. Ellas representan el 71,3% de las personas de este país que pisan suelo vasco con el objetivo de labrarse un porvenir. Esta feminización tan marcada es uno de los rasgos diferenciadores del país centroamericano, ya que el conjunto de la población de origen extranjero está en unas cuotas cercanas al equilibrio.
Al mismo tiempo, se trata de un colectivo muy joven. Siete de cada diez tienen entre 15 y 44 años. El estudio refleja que un 92% de la población de origen nicaragüense estaría en edad de trabajar, muy por encima del porcentaje de población autóctona -60,3%- marcada por una tasa de envejecimiento que no deja de crecer.
Los datos de afiliación media a la Seguridad Social de marzo de 2024 muestran que un 48,5% de las personas de nacionalidad nicaragüense están afiliadas al Régimen General de la Seguridad Social. Junto a ello, otra parte significativa están dadas de alta en el Sistema Especial para Empleados y Empleadas de Hogar, un 44,9% del total.
Al comparar estos datos con los de otros países, se constata que las personas con nacionalidad nicaragüense tienen “un peso notablemente mayor en el sector del hogar que el resto de las procedencias analizadas”, siendo esta tasa del 4,3% entre la población marroquí, 6,6% en el caso de las personas venezolanas y el 12,1% colombianas.
El estudio destaca que un elemento clave a la hora de aproximarse a la realidad del colectivo es el de la protección internacional. Desde abril de 2018 el país caribeño viene atravesando un complejo panorama sociopolítico. En este contexto, los datos facilitados por el Ministerio del Interior muestran cómo entre 2017 y 2022 unas 1.990 personas nacidas en Nicaragua solicitaron el asilo en Euskadi. Cifras que bajaron con la pandemia, y que han vuelto a aumentar con el levantamiento de las restricciones.