En las afueras de Azpeitia, en el barrio de Izarraitz, el desbordamiento del río Urola ha alcanzado a la carretera GI-361 y también ha inundado la planta baja de la pensión Ilarrazabal, situada a escasos metros de esta vía y de un pequeño cauce del río. Según detalla su propietaria, Jacqueline Ilarrazabal, el agua habría empezado a entrar a primera hora por los desaguas de la cocina y el baño.

"He venido a verlo porque me habían avisado de que el río se estaba desbordando y cuando he entrado me llegaba el agua por los tobillos", explica la dueña desde el segundo piso del edificio. "He levantado las sillas y las cosas que pudiera haber en el suelo y cuando he visto que el agua iba a más he subido. No sé cómo estará ahora", apunta.

"Me he cansado de sacar agua y que no sirva para nada", asegura, al tiempo que revela que ha llamado hasta en tres ocasiones a los bomberos, pero estos no se han presentado en el hostal. "Solo he visto a un policía controlando durante un rato el estado del río", señala. 

La balsa de agua formada sobre la carretera ha llevado a que durante un tiempo los coches que pasaban por ella creasen olas que acababan por introducirse en su local. "No entiendo cómo los conductores, al ver que hay agua, no vayan más despacio", observa la propietaria del hostal. A esta hora, esta vía permanece cerrada al tráfico.

Jacqueline, por su parte, desconoce cuánta agua ha podido entrar en el edificio. "Espero que no haya muchos daños materiales", indica, al tiempo que se muestra molesta con los servicios de emergencia por no proteger la zona aun conociendo el riesgo existente de inundación. "Yo he tapado como he podido las puertas con toallas y sábanas, pero hacen falta sacos y protecciones", observa. 

Junto a su edificio solo hay un caserío en el que vive una señora mayor, pero al que, afortunadamente, no le ha entrado agua. "La he llamado para ver si estaba bien y me ha dicho que sí. Nunca antes se había inundado la pensión. No entiendo cómo no se ha previsto antes", concluye.