Junto a Azti, el centro tecnológico Gaiker participa en la identificación de los pellets que están llegando a la costa vasca, para conocer su composición y, así, su posible toxicidad. Felipe Goñi es director de su área de Biotecnología.

¿Qué son estos pellets?

En castellano se denomina granza y es la materia prima para fabricar todo tipo de artículos plásticos: botellas, redes, juguetes, envases...

¿Son peligrosos?

El material plástico, de por sí, es inocuo, pero se están realizando numerosos estudios para ver cómo afectan en tamaño pequeño, los denominados microplásticos, que no tienen un efecto químico por su naturaleza pero pueden tener otros efectos nocivos en la fauna marina al ingerirlos y acumularlos. El pellet no es tóxico per se; es como si te encontraras una botella de agua en el mar. ¿Cuál es el problema? Que hay que caracterizarlo bien.

¿Por qué?

La granza está compuesta por material plástico –polietileno, polipropileno, PET, poliestileno...– y unos aditivos que le confieren color, flexibilidad, resistencia... No sabemos cuáles pueden tener; hay algunos que son muy tóxicos y otros que lo son menos. Tampoco sabemos la proporción, que en Europa nunca debe superar el 30% y lo habitual es que estén entre el 1% y el 5%. Pero, ¿de dónde vienen estos pellets? De momento, se desconoce.

¿Y qué ocurre con esos aditivos?–

No es una toxicidad aguda pero puede tener un efecto sobre ciertas comunidades marinas en la reproducción, la fitotoxicidad de especies de tamaño microscópico que luego puede llegar a los peces... Su liberación es muy lenta y, al diluirse, el efecto tóxico es muy bajo pero hay que conocer bien el material que nos está llegando. Tenemos que valorar cuánta cantidad no está llegando, cómo pueden afectar...

Hay quien lo compara con la catástrofe del ‘Prestige’.

No tiene nada que ver aunque sí nos viene bien para darnos cuenta del exceso de plásticos que tenemos en el mar. Ya estaba ahí; ahora ha saltado la alerta pero hasta las botellas que flotaban en el mar hace décadas posiblemente ahora sean pequeños pellets que están en la arena. ¿Qué pellet está llegando? ¿El que se ha vertido ahora? ¿O el que estaba acumulado y nunca hemos hablado de él? Convivimos con el plástico, aunque nos hayamos acostumbrado a ello.

¿Qué ha originado entonces la alarma actual?

Una botella sabes qué tipo de pellet lleva, con qué aditivos y en qué concentración; otra cosa es hablar de los efectos de los microplásticos, que es otro mundo... Pero en este caso, ¿qué granza se ha vertido? Parece que es un polietileno, pero hay que saber qué aditivos tiene y cuál es su concentración, para conocer su potencial toxicidad. No deberíamos ser alarmistas; potencialmente no es tóxico pero hay que valorarlo.

¿Afecta a la calidad del agua?

No; en un principio, no debería. Vuelvo a lo mismo: hay una potencial liberación de aditivos que podría afectar a la calidad del agua, pero ni en un corto periodo de tiempo ni se ha lanzado una cantidad tan elevada.

Y al contacto, ¿son peligrosas esas bolas? ¿Se pueden coger?

Se está lanzando esa advertencia porque no sabemos cuál es la composición de ese pellet; entiendo que se hace para curarse en salud. Apliquemos un poco de sentido común. ¿Cogería usted una botella llena de porquería del mar? Lo mismo con el pellet; per se no es irritante, no es corrosivo, no genera emisiones nocivas, es un trozo de plástico, pero si ha estado en el mar se le han podido adherir bacterias o microorganismos que nos pueden generar una infección. Si voy por la arena y me encuentro una colilla, la cojo con un guante porque no sé quién la ha tocado ni qué ha hecho con ella.

¿Qué podemos esperar para los próximos días? ¿Llegarán más bolitas?

No soy experto en esa materia, pero entiendo que sí; la cuestión es en qué cantidad.

En un mundo con cada vez más plásticos, ¿habrá más llegadas como estas?

Tristemente, llevamos un siglo trabajando con plásticos de todo tipo, más y menos problemáticos. La luz que vemos ahora es que se está impulsando modificar ese material hacia otros más bio. Si seguimos tirando plástico al mar, terminará acumulándose más en nuestras costas.

Estas bolitas no son tan extrañas de ver en las playas.

Estamos conviviendo con esta granza pero no nos damos cuenta. Es nuestro día a día, lo que ocurre es que ahora le hemos dado más importancia... El Prestige sí fue un problema ecológico elevadísimo; esto no es más que la consecuencia de la acumulación de plásticos en el mar. Es un punto más de lo que está haciendo el ser humano.

¿Hay mucho plástico en la costa vasca?

El habitual; es el propio ciudadano el que lo tira al mar en lugar de reciclarlo. Otro aspecto es la limpieza de las playas: se basa en un tamaño de residuos relativamente grande y la granza se va acumulando. Y con los años irá a más; habría que plantearse mecanismos que permitan recoger ese material.