Euskadi ha reducido, desde 2018, el 49% de los residuos no peligrosos que tenían como destino final el vertedero, tal y como destacó ayer la consejera de Desarrollo Económico, Sostenibilidad y Medio Ambiente, Arantxa Tapia, en la presentación de los avances logrados y de las acciones previstas dentro del Plan de Prevención y Reducción de Residuos de Euskadi.

El canon de vertido e incineración –que penaliza económicamente que la solución final para estos residuos sea el vertedero– es uno de los motivos de la importante reducción del vertido. Esta tasa permitirá recaudar al Gobierno Vasco 11,9 millones de euros este año (1,1 millones en Gipuzkoa, 8 en Bizkaia y 2,8 en Álava) y el objetivo es crear, junto a las diputaciones forales, un fondo ambiental con el que destinar este dinero a actuaciones concretas en economía circular.

Tapia subrayó que, en los últimos tres años, su departamento ha concedido 31,2 millones de euros para “minimizar el vertido y fomentar la reutilización de residuos”, apoyando “proyectos de economía circular, y de prevención y gestión de residuos, tanto en empresas como en administraciones públicas”. Esta cantidad es una tercera parte de los 97 millones de euros de inversión previstos hasta 2030. 

Además, desde 2022 se han autorizado o iniciado los trámites para la creación de “once instalaciones de valorización para las principales corrientes de residuos”: suelos contaminados, residuo orgánico del contenedor marrón, lodos de carbonato y destintado de las papeleras, plásticos, fresados de carretera o ciertas escorias de procesos industriales. El único que estará en Gipuzkoa es el de Valogreene, en Bergara, donde cada año se “reorientarán” 50.000 toneladas de lodos de destintado, 60.000 de lodos EDAR de papelera y 45.000 de rechazo plástico.

Ser “solidarios”

Una vez construidas las once infraestructuras (las otras diez se sitúan en Bizkaia y Álava), se podrán valorizar anualmente un millón de toneladas al año de residuos que ahora son, casi en su totalidad, eliminados en vertederos. En este sentido, Tapia remarcó que, para una gestión sostenible, “hay que ser corresponsable y solidario” y gestionar los residuos en cada territorio y en cada zona.

Dijo la consejera que se trata de instalaciones “necesarias”, con proyectos de “economía verde, circular, tecnología novedosa” y que supondrán “la generación de empleo”. Sin embargo, lamentó que se enfrentan a una “gran dificultad” para encontrar localizaciones, ya que “cada municipio pone 27.000 problemas” para su instalación, aunque haya polígonos industriales para ello. Puso además como ejemplo la papelera Valogreen, que está “autorizada, pero tiene una gran dificultad en la localización”.

A las citadas once infraestructuras se añaden 85 tramitaciones para nuevas instalaciones de tratamiento de residuos, centradas en vidrio, envases, metales, plásticos, textiles, voluminosos como muebles o colchones, caucho, aceite usado de cocina...

Otro punto importante del Plan de Prevención y Reducción de Residuos es la creación de “un centro de valorización de residuos industriales” que serviría de almacenamiento intermedio y control de calidad de “áridos, tierras y otras materias primas secundarias”. Será en 2024 cuando el Gobierno Vasco estudie posibles emplazamientos para albergar una instalación de este tipo, así como la creación de una herramienta digital que identifique la oferta y demanda de tierras excavadas y garantizar así su trazabilidad.

Reducir residuos plásticos

También hay planes en marcha para reducir los residuos plásticos, promoviendo una economía circular en Euskadi con este material. Aquí se trabaja en dos vías: por un lado, siete millones de los Fondos Next Generation europeos irán destinados a cuatro centros de reparación y reutilización del plástico; y, por otro, se llevará a cabo “una experiencia piloto para la implantación de un sistema de devolución y retorno de envases”.

Respecto a las 400.000 toneladas –del total de 6 millones– que genera Euskadi y que se exportan a otras comunidades, Tapia precisó que 130.000 son residuos que van a vertedero y el resto se refiere a tratamientos específicos, como el aceite, ya que en la CAV no hay “instalaciones para ello”. Destacó también que Euskadi recibe de otras comunidades alrededor de 200.000 toneladas anuales, sobre todo de fragmentado de vehículos y de polvos de acerías.

En cuanto a la gestión del fibrocemento, un material para el que por el momento no existe tecnología capaz de reciclarlo, 33 municipios han elaborado censos sobre el amianto, algo a lo que están obligadas para 2028 las 230 localidades de la CAV, que ha elaborado una guía metodológica para la elaboración de dichos censos. En 2024 está previsto asegurar celdas de fibrocemento que den respuesta a los tres territorios. 

El Plan de Prevención y Reducción de Residuos de Euskadi, con el horizonte de 2030, se propone, a modo de resumen: disminuir un 30% la tasa de generación de residuos por unidad de PIB, aumentar la recogida selectiva de los residuos urbanos hasta un 85%, valorizar el 85% de los residuos no peligrosos y reducir a menos del 15% los residuos que acaban en el vertedero.