Irati, Jon y Xabier son tres estudiantes de 5º de Medicina de la UPV/EHU con “mucha carga de trabajo” que echan en falta, y mucho, disponer de salas de estudios los fines de semana. Con el Carlos Santamaría cerrado fuera de los días laborables y las salas del edificio Elbira Zipitria operativas únicamente en temporada de exámenes, las carencias que evidencian son notorias.

Tienen claro que necesitan salas de estudio y que en Donostia no disponen de las mismas los fines de semana. “Lo que nos gustaría es contar con las bibliotecas de la UPV pero ya ni tenemos suficientes dotaciones en el conjunto de la ciudad”, con el Koldo Mitxelena cerrado por obras.

Hubo un tiempo en que la biblioteca del centro Carlos Santamaría al menos estaba abierta los sábados por la mañana. Nos parecía insuficiente, pero es que ahora no tenemos ni eso”, lamentan.

Desde Carlos Santamaría se les respondió por escrito asegurando que la decisión del cierre se debe a la carestía de luz y de gas

Se quejan por su necesidad de espacio adecuado para el estudio pero son conscientes de que hay personas en una situación peor. “Hay gente que no tiene en su casa, bien porque vivan muchas personas en la misma o porque no hay infraestructura, un lugar adecuado para estudiar y creemos que la Universidad Pública del País Vasco se lo tiene que garantizar”.

“Yo mismo, que comparto habitación, con todo lo que tengo que estudiar no me puedo concentrar, hay mucho jaleo. Yo no puedo hacer todo lo que me piden desde casa, o no al menos como lo haría en la biblioteca”, asegura Jon.

Estos estudiantes, como otros muchos, desde enero de 2023 se ven afectados por la decisión de la UPV de cerrar las bibliotecas los fines de semana.

“Estos meses nos hemos quejado por escrito por los cauces que nos recomendaron, con una hoja de reclamaciones en la propia biblioteca. La respuesta ha sido que la decisión es firme y tomada por motivos económicos, por el alto coste de la luz y el gas”, destacan.

Tienen muy claro que con la carga de trabajo que tienen, la gran cantidad de material que barajan y las hora que dedican al estudio, disponer de unas salas adecuadas no es solo necesario para obtener buenos resultados académicos. Poder juntarse con los compañeros de carrera les permite compartir ideas y “tomarnos algún rato de descanso con otras personas. Pasamos muchas horas estudiando y eso es también fundamental”, inciden estos tres estudiantes donostiarras.

“Contar con estas instalaciones nos permite tener mejor concentración, mejor horario de estudio, tener mejor ambiente de estudio y podemos comentar los temas con los compañeros”, aseguran convencidos.

El pasado año, cuando aún se encontraban en Bilbao, constataron que aunque la decisión de la UPV de dejar a los estudiantes sin bibliotecas los fines de semana era la misma, existían más opciones y salas (de distinta titularidad) para poder estudiar. Actualmente en Donostia la oferta es, aseguran, muy escasa.

“Que abran las salas del edificio Elbiria Zipitria solo para los exámenes es claramente insuficiente. Y es que, además, no todos los grados de la UPV/EHU tienen los exámenes a la vez. A lo largo del curso también tenemos que realizar distintos proyectos y trabajos, fuera de época de exámenes. Pedimos salas abiertas y dignas los sábados y domingos, mañana y tarde”, abundan. 

Una universidad pública

“Es una universidad pública, todas y todos los estudiantes tienen que tener un espacio digno para estudiar. No pedimos una locura ni es un capricho”, insisten.

Así las cosas, más allá de la queja formulada en el Carlos Santamaría también han reclamado disponer, al menos, de las salas de Elbiria Zipitria en fechas fuera del calendario de exámenes.

“Parece que nadie se da cuenta de que el Koldo Mitxelena, que está cerrado por obras, se llenaba los fines de semana y que ahora no hay instalaciones suficientes para atender a los estudiantes y también a las personas que preparan oposiciones”, destacan.

Irati pone un ejemplo. Hace pocas fechas, cuando estaban estudiando en una de salas disponibles en un centro de cultura de la ciudad, una joven se acercó para poder estudiar. No había sitio y se tuvo que marchar entre lágrimas porque, explicó a quien allí le atendió, estaba preparando unas oposiciones y en su casa no lo podía hacer con un bebé de corta edad.

Además, en estas instalaciones “si llegas cinco minutos tarde ya puedes haberte quedado sin sitio”, porque son espacios polivalentes en los que su totalidad no está reservado con este fin, sino que hay lugares de consulta, bibliotecas infantiles... “Si las mesas de estudio están completas, no nos dejan utilizar las otras”, incien.

De ahí que también se hayan dirigido por escrito al Ayuntamiento a través del “herritarren postontzia”, sin haber recibido respuesta alguna hasta la fecha.

“No podemos entender, no nos cabe en la cabeza, que haya tan pocas opciones en una ciudad universitaria como es Donostia”, insisten. “Hay municipios más pequeños con mejores dotaciones con este fin”, aseguran.

Pero el grueso de su malestar lo centran en la universidad en la que cursan sus estudios. “Hay distintas soluciones que se pueden aplicar si no se quiere tener todo el día una dotación de personal al servicio de quienes vamos, desde tarjetas para fichar a otros métodos que ya hemos visto que funcionan en otros lugares, como que abra y cierre la Guardia Municipal. Se pueden abrir las salas poco a poco, según vaya llegando la gente, como ya se hace en Elbira Zipitria. No hace falta tener activo todo un edificio en todos los momentos. Tampoco hace falta poner la calefacción en cinco plantas si se usan dos”, explican los estudiantes. “No entendemos que se haga una macro biblioteca si luego se infrautiliza”, añaden.

“Llevamos años viendo cómo las bibliotecas se llenan los sábados a la mañana. Es evidente que hay una demanda y una necesidad, no vale que nos digan lo contrario porque no es cierto”, aseguran.

Aseguran que la demanda es alta y rechazan el argumento de la UPV de que el cierre se explica por el hecho de que las salas no se llenan

Irati, Jon y Xabier son estudiantes de Medicina pero esta queja, según ha podido contrastar este periódico, es compartida por estudiantes de muchas otras disciplinas, tanto las que se imparten en Donostia como en Bilbao o en Gasteiz. “Llegan aquí el fin de semana y no tienen dónde estudiar. La UPV presupone que todo el mundo cuenta con las condiciones adecuadas para hacerlo. No es así”, critican.

Este grupo de estudiantes manifiestan también su extrañeza por los horarios de funcionamiento, por ejemplo, de las aulas de estudio en la facultad de Medicina. “Tampoco entendemos que si hay una OPE para los trabajadores se cierren las instalaciones. Un hospital no se cierra cuando hay una OPE. se puede solucionar de otra forma”, destacan.